Cosas pequeñas
Me pasó recién salida del campo de concentración. Todas las mañanas pasaba por delante de mi casa un señor mayor con su burra, yendo "p'al campo". Decidí un buen día bajar a saludar al buen hombre y a su "bestia". Esta es una de mis fotos favoritas, todavía tengo el corte de pelo de aquellos tiempos y el aire de aquellos tiempos, pero al lado de una burra tan preciosa las tonterías del opus se desvanecen. Es lo más güay de los animales: no pueden pertenecer ni a esa secta ni a ninguna. ¡Qué descomplicación de vida! se siente la pureza a su lado, la verdad, "la fuerza de la vida". Le pregunté por el nombre del animal, "a veces le llamo Pantoja", y no sé que otros lindos nombres. Un señor bien simpático, tuvimos una larga conversación. Pienso que no soy la única en este barrio en echar en falta al paisano, para mí eran tiempos muy duros y hablar con gente tan sencilla como él era una bocanada de oxígeno... Lo aconsejo a los que están pensando...