La libertad cuesta cara
Pero sustine et abstine! el lema estoico me sirvió. No fue fácil, no es un regalo ni un privilegio venido como el maná. Mi libertad de palabra la he conquistado a lo bestia, luchando con todo lo que se me ha puesto por delante. Tuve que dar la espalda a muchos que yo pensaba "hermanos" y "amigos". Pero ese es el camino de la vida, el desengaño, como Gracián que, azares del destino, leía en aquellos días y me vino estupendamente.
Voy a buscar uno de los textos platónicos donde Sócrates habla de que lo más terrible en la vida es no estar de acuerdo con uno mismo... si los demás no están de acuerdo, pues ¿qué se le va a hacer? con quien hay que convivir de noche y de día hasta que nos llegue la hora es con uno mismo. Así que no "trae cuenta" no estar en paz por dentro.
Aunque nadie me apoyara todo lo que he contado no dejaría se ser "verdad verdadera".
Y una última consideración: los horrores que yo viví son "tortas y pan pintado" al lado de cientos de personas que están calladas, y que espero su lengua se desate cuanto antes mejor.
Ana Azanza
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