La ciudad del opus dei
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Lo de Pamplona es penoso, una ciudad tan relimpia, un nivel de vida estupendo, muy buenas carreteras, unos paisajes de ensueño, unos pueblos muy bonitos, dos universidades en una ciudad relativamente pequeña.... y ninguna libertad. La presencia opusina pesa como una losa en todos los barrios. Todos saben y todos callan. En los barrios del centro porque quien más quien menos ha llevado a sus hijos a los colegios o los clubes, o algún miembro de la familia fue opus, numerario, agregado, cura incluso en su momento. En los barrios más periferia porque la universidad emplea un ejército de jardineros, bedeles, personal de mantenimiento, limpiadoras... y si nos vamos a la clínica, cocineras, planchadoras, lavanderas, enfermeras y auxiliares. Y aunque no se trabaje ni haya trabajado para ellos, todos tienen conocidos o amistades... y punto en boca. Pase lo que pase, se lea lo que se lea y salga lo que salga sobre este tema, silencio.
Me da mucha lástima mi tierra natal, a la que quiero y siempre llevaré dentro, porque ha conocido un gran desarrollo económico, algunos dicen que ejemplar. Pero cultural y mentalmente se ha quedado en el siglo XVII. Antes de la ilustración que proclamó el ¡atrévete a pensar por tí mismo!.
Me parece un fiel reflejo de lo que es el opus dei, desarrollo económico a ultranza, la boca bien cerrada y las neuronas en stand by. Ya sé que hay otros que no piensan igual , pero no hacen nada, no se enfrentan a esta cuestión, no denuncian abusos. Los propios curas navarros se quejaron no hace mucho de la probable invasión opusina del seminario, ¿qué pasó al final? ¿lo han conseguido?
Es muy difícil vivir en Pamplona y no tener absolutamente nada que ver. La ciudad me hace pensar en esas escenas que se ven del vertido de petróleo que llega a la costa y deja a todos los animales pringados y sin poder levantar el vuelo.
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