TRAIDORES. ESCRIVÁ Y MASONERÍA
Esta gente lleva el sello de la bestia en la frente, no porque se les vea por la calle reluciendo la frente como un lucero, como decía el cursilandio del founder, sino por sus actos. Clara Gaymard, famosa supernume francesa, cuya historia se contó a lo largo y ancho hace casi 10 años. Elemental traición a su patria Francia al vender a los americanos el gigante Almston, empresa estratégica de energía nuclear que suministraba a los 58 reactores del país más los submarinos.
En este programa de radio defendía la venta de un gigante a los extranjeros norteamericanos, una pérdida de soberanía que explica muy bien y con moderación en esta otra entrevista Olivier Marleix 1971-2025), diputado de Los Republicanos, quien dirigió la comisión de investigación parlamentaria sobre la venta de Almston sustanciada en 2014.
Se ha dicho que el buen señor se suicidó, otro que estaba como una rosa y como un clavel y de pronto le da por tirarse por el balcón. No recuerdo exactamente el método usado, pero los sospechadores habituales sospechan de que quizá no fue un intento autolítico. Marleix desvela que Macron, procedente del banco Rotschild, ya desde sus tiempos de subsecretario y adjunto en el Eliseo maniobró en favor de intereses extranjeros saltándose a Montbourg, ministro de Economía, encargado de supervisar y dar su acuerdo a una operación de esa envergadura.
Macron el traidor quiso introducir una reforma de las jubilaciones que tuvo que retirar por las presiones populares y políticas. De haberse implementado se habría abierto un sustancioso mercado a BlackRock y generado un buen agujero en el sistema, agujero que el contribuyente habría debido sufragar.
Clara Gaymarc, en el mejor estilo escrivariano, apoyaó la moción traicionera. En la venta de Almstom se generaron millones a repartir en todos los implicados en el sustancioso negocio. Siempre se les puede ver donde manan las riquezas a recoger en cubos. No se pierden una buena transacción.
Importante: Clara Gaymard, hija del dr Lejeune, fallecido en 1994. La fundación Lejeune desde 1996 sirve de banco para que "Opus Dei" Francia esté exento de impuestos de sucesión y pueda recibir los legados de sus adeptos limpiecitos, netos, sin recortes. Se pudo montar esa fundación porque el dr Lejeune se atribuyó fraudulentamente el descubrimiento del gen de la trisomía, benefactor de la humanidad. También opusino, frecuentador de la uni de Navarra y de la Revista Mundo Cristiano como "defensor de la vida". Muy apreciado por Juan Pablo II.
Pero técnicamente hablando no descubrió él, le robó la cartera a una colaboradora Marthe Gautier, que miraba al microsocopio todos los días: suele pasar con los zascandiles seguidores del gran zascandil, de aquí para allí, no tienen tiempo de trabajar en el laboratorio, si estuvo listo para dar un empujón a la descubridora y hacerse con "el santo y la limosna"
Si será importante que Lejeune aparezca como el descubridor que cuando Marthe Gautier, nonagenaria señora, iba a recibir un premio por su descubrimiento, se presentaron los del juzgado enviados por la fundación Lejeune para evitarlo, porque si se sale a la luz la verdad podrían perder sus privilegios dinerarios.
Historia narrada en 2018. Traiciones, robos, mentiras, hipocresía, falacias y estafas al por mayor, "es aquí"
General Electric Co. CEO Jeffrey R. Immelt,y GE France chairwoman Clara Gaymard salen del Palacio del Elíseo tras una reunión con el presidente Hollande
El suicidio de Olivier se explica, parlamentario que señala a Macron como presidente traidor. Emmanuel Macron, una vez consumada esa venta y otras de empresas gigantes como los cementos Lafarge a la suiza Holcim y Alcatel a los americanos, recibió financiación de quienes se beneficiaron de esas ventas para su campaña electoral de 2017 que le llevaría a presidir la República. Marleix señaló la alta traición. Su lugar no puede estar entre los vivos.
Se sabe que en el amanecer de su aventura Escrivá estuvo fascinado por dos organizaciones famosas: la Compañía de Jesús y la Masonería.
El Opus se ha dado una organización militar y fuertemente jerarquizada, piramidal. Al contrario de la tendencia general de las órdenes religiosas que evolucionan hacia la descentralización, aquí hay concentración de poderes a todos los niveles, local, regional, etc. y todo converge hacia arriba.
La masonería le fascinó. Cuando se estudia de cerca la masonería es curioso descubrir paso a paso el paralelismo flagrante con el Opus Dei. Es como una copia.
Todo se parece: el reclutamiento por proselitismo, la iniciación, los diversos grados de afiliación, el avance progresivo pero lento en la posesión del "secreto", el comportamiento entre los miembros y con los profanos, la técnica de penetración en todos los círculos, pero principalmente entre los intelectuales y entre los burgueses, el papel inferior concedido a las mujeres, la creación y satelización de organismos paralelos, etc.
No es extraño que "poco después de que abriera la academia DYA, don José María empezó a encontrar oposición a veces en sectores de la Iglesia". Claro que Escrivá no se recataba de decir en privado y en insinuar en público que la Iglesia estaba entrando en una peligrosa vía "llegando a confiar a alguno de sus hijos que él pensaba "que el mismo diablo se había instalado en la cabeza de la Iglesia". Pero "sobre este aparente desorden cada uno tiene que aprender a construir su propio orden", en frase que recoge el biógrafo oficial y adulador Salvador Bernal, que traducida al lenguaje masónico es la divisa de los grados 33 de la masonería, al areópago más elevado de esta secta secreta que tienen como lema "Ordo al Chao", que es el mismo mensaje lanzado por Escrivá de Balaguer.
Haciendo memoria de su pasado, en una predicación el 2 de octubre de 1962 decía: "tenía yo 26 años, la gracia de Dios (se atribuía en vida una gracia reservada a los santos de la Iglesia) y buen humor. Nada más. Algunos decían que yo estaba loco y que eraun hereje". Lo cierto es que cuenta Fisac del centro de Ferraz 50 que "aquello tenía un aire tan diferente que incluso llegó a inquietarle a un chico católico, de corte tradicional, cuando visitó la casa por primera vez. El comentó después: "cuando vi aquel ambiente me alarmé".
Fue un jesuita, el padre Valentín Sánchez, el primer confesor de Escrivá, que acabó enfadándose con él y rompió las amistades con su confesor, porque tras haber sido un defensor de la Obra "cayó también en la tentación de sospechar del Opus". También el primer jesuita que tuvo roce con Escrivá, el sacerdote Carrillo de Albornoz, abandonó el catolicismo posteriormente y se hizo pastor protestante. De igual modo, el cardenal Villot, por ejemplo, desconfiaba de los miembros del Opus Dei que se habían infiltrado en la Curia sin que se conociesen sus nombres. Villot pidió, sin conseguirlo, a Escrivá que le dijera la identidad de dichos miembros.
A fines de agosto de 1939 - según la revista 30 días, del movimiento católico Comunión y Liberación muy cercana al Vaticano y en muchas ocasiones inspirada por el teólogo Joseph
Ratzinger!?” - "el Opus Dei había abierto un oratorio anexo a la residencia de la calle Jenner de Madrid. En torno a este oratorio comenzaron a circular voces extrañas. Se decía que estaba adornado con signos cabalísticos y masónicos". Además, "La sociedad de Cooperación Intelectual - SOCOIN - una iniciativa vinculada a la Obra, fue señalada como una derivación masónica de una organización judía internacional. En la época en que sucedían estos hechos, un profesor de Derecho Internacional afirmó que había encontrado en un diccionario hebreo el verdadero significado de la sigla SOCOIN, que correspondía según el profesor, al nombre de una secta hebraica de asesinos.
El año 1939 tue el año de la terminación, con la victoria de las fuerzas nacionales, de la Guerra de Liberación. Un ambiente de fervor religioso inundó la vida social y espiritual española. La Iglesia detentó un papel de extraordinaria importancia en la reconstrucción moral de la nueva España y los sacerdotes eran tratados con respeto, alta estima y gran consideración. En 1940 se creó un tribunal especial para la represión de la Masonería y el Comunismo, por considerar que ambas actividades eran enemigas de Dios y de la Patria. En 1941 Escrivá comparecería ante dicho tribunal acusado de "haber sido suspendido a divinis, de ser protagonista de oscuras tramas para alcanzar la cima del poder, de hereje y antipatriota".
El tribunal inició la apertura de las diligencias al sospechar con fundamento e indicios racionales que "bajo el nombre de Opus Dei se escondía una rama judaica de la masonería". Escrivá viendo que su procesamiento seguía adelante tuvo que recurrir a maniobras e influencias de múltiples agentes del interior y del exterior para echar tierra sobre el asunto y que se paralizaran las investigaciones emprendidas. También en Barcelona se denunciaron las actividades masónicas del Opus y la falsedad del comportamiento de Escrivá y fue "el nuncio Cicognani quien advirtió al fundador del Opus Dei que no se acercara a Barcelona, porque corría el riesgo de ser arrestado. Fue un embajador amigo de Escrivá quien le avisó que corría incluso peligro de muerte". Su billete de avión iba a nombre de José María E. de Balaguer - pues se le conocía como padre Escrivá - y no se hospedaba en los hoteles para eludir la acción policial. Era gobernador de Barcelona Correa Veglison.
Es un episodio elocuente de cómo un sacerdote, el padre Escrivá, caso único en la actuación de Tribunal especial para la represión de la Masonería, fuese formalmente acusado y se abriesen diligencias en ese sentido, cosa insólita e inaudita en los ' años de la postguerra. En una época vocacional, donde miles de sacerdotes y autoridades eclesiásticas ejercían su ministerio pastoral, un sacerdote comparecía ante un tribunal muy especial en función del ámbito de las materias de su competencia.
Las denuncias se suscitaron tanto en Madrid como en Barcelona. En la capital de España "iba alcanzando su punto de máxima gravedad que tachaba a los socios de la Obra de "masones". Pero las denuncias no se suscitaban sólo ante los tribunales de Justicia. Monseñor Castán, entonces obispo Auxiliar de Tarragona, supo por D. Leopoldo que un día fue una comisión a hablar con él para acusar y denunciar al Opus".
El número uno del Opus Dei en España, Tomás Gutiérrez tna una entrevista concedida a un semanario de difusión nacional (Revista Epoca, agosto 1986) - cosa excepcional pues prefieren el silencio a la comunicación - saliendo al paso de ciertas noticias divulgadas se defendía diciendo que "nos atacan los enemigos de la libertad" y "que también denunciaron entonces a nuestro fundador ante el Tribunal para la Represión de la Masonería y el Comunismo..."
Y esa fue sin duda no una sorpresa pero sí un indicio racional al ser "una de las primeras acusaciones, hechas ante un tribunal especial, que, el Opus Dei constituía una rama judaica de la masonería". Acusación que se zanjó por el General Saliquet presionado por altas instancias del gobierno de la nación, lo que cortó de raíz la posibilidad de ver la luz al final del túnel, como hubiera sido de desear, ante una acusación tan seria y fundada.
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