La confesión católica es otra cosa
Es preciso distinguir la confesión católica de la confesión opusiana. La confesión católica es uno de los siete sacramentos de la iglesia, en los que se puede tener fe, decente, libremente, sin agobios. En la confesión opusiana es difícil pensar sin la tortura interior que lleva aparejada. Porque realmente uno no va allí a descargar un peso de conciencia, a ser comprendido y perdonado, va a ser manipulado. De ahí el elevado interés que tiene hablar de este tema y desmenuzar todos los ritos...
Especialmente me interesa recalcar cómo llaman pecado a cualquier cosa que no es ofensivo para nadie, son tonterías humanas, cosas irrelevantes. Al mismo tiempo ellos nunca se acusan de aprovecharse de los menores, de violar las conciencias, de entrar a saco en ellas, de enterarse de las intimidades de la familia para cuadrar datos y de esta forma planear qué hay qué decir al padre, a la madre, al hijo. Eso también tiene miga, tantísima separación entre hombres y mujeres, colegios femeninos y colegios masculinos, pero hay que decir que en la cúpula del opus dei se cruzan los datos de la parte masculina y la parte femenina de la familia. Es fundamental para sacar a cada persona el máximo jugo.
A veces se habla del juego que se traen los curas opus para darte la absolución y luego hablar contigo, y así no "violar el secreto de confesión" pues lo dicho tras la absolución estaría fuera de la confesión propiamente.
Todas estas patrañas deben ser hechas públicas, para vergüenza de quien las practica, y para aviso de tanta gente que más o menos de buena fe se acerca a los curas opus.
Además al propio fundador en alguna película se le escapa reconocer que los padres de un adolescente con "vocación" deben de ponerse de acuerdo con el "confesor del chico", pues no señor Escrivá: eso es andar manipulando a la gente, forzando las voluntades para que hagan lo que a ustedes les conviene.
Ciertamente así es como actúan, presentándose como expertos educadores, expertos directores de conciencia para cazar, no te das ni cuenta cuando ya te han metido en el bote. Más de una familia se ha arrepentido toda su vida de haberles confiado la educación de sus hijos.
Muy interesante lo de las "vacaciones morales" denunciadas por Russell. Pienso que afecta mucho a los que hemos salido de un sistema opresivo, con una opresión basada en motivos religiosos, de forma que en efecto, se libera uno de esos supuestos "representantes de lo divino" y parece que ya no hay moral. Opino que esta es una cuestión de interés en España en general, dejando aparte el opus. En este país se ha vivido durante mucho tiempo con una moral unida a la religión, y una "policía moral oficial", que vigilaba y castigaba, piénsese en la censura de libros, películas, del comportamiento incluso en la calle. Efectivamente cuando todo eso ha caído por la llegada de la democracia en nuestro subconsciente colectivo hispano ha quedado una especie de hueco: si Dios no existe, si la iglesia ni los curas no están ahí para vigilar y castigar, todo está permitido con tal de que no te vean. Es el fruto podrido de un país voluntariamente mantenido en "minoría de edad".
Además curiosamente cuando en español se dice "moral" o "inmoral" hay una tendencia a pensar en "sexualidad", que era lo que más se reprimió en el pasado. No pensamos en la injusticia que supone llevarse el dinero público para fines privados, o en la inmoralidad de los millones que en España se gastan los clubes de fútbol en las estrellas. Pagar esas sumas de dinero por un futbolista, aunque esté muy extendido y nos guste mucho el fútbol, es una inmoralidad. Sin hablar de la mentira, la hipocresía, la falsedad, la doblez. Todo muy inmoral, dañino y destrozante para la convivencia, pero muy extendido. También creo que cuando no se cree en la libertad, en una dictadura, la mentira es fundamental para sobrevivir. La tendencia a arrimarse siempre al sol que más calienta en nuestra sociedad me parece absolutamente enfermiza. Aunque esto ya dudo de si es específicamente hispano.
Hay un déficit claro de formación cívica en nuestro país y creo que una de sus causas es esa falsa idea: "si Dios no existe todo está permitido".
Lo mismo que también hay un déficit en la noción de "lo público", está muy aceptado socialmente que si alguien tiene un cargo es hasta cierto punto normal que se aproveche de su posición. En España el desarrollo económico real no ha llevado aparejado el nivel de desarrollo moral cívico necesario en un sistema de libertades. La gente da por sentado que en los sitios públicos se pueden pintarrajear, tirar papeles al suelo, destrozar el mobiliario, dejar la basura acumulada. Es de todos luego no es de nadie. Y las cosas que no hago en mi casa, las hago en la calle porque no siento que hay algo "respetable" de uso común en un parque, un jardín, una pared por delante de la que pasa mucha gente.
La polémica de la asignatura de la ciudadanía estimulada por el opus dei en nuestro país, curiosamente, se relaciona con esta cuestión. La supuesta doctrina divina es superior a cualquier ordenamiento jurídico, y esta postura es defendida además en nombre de una libertad en la que no creen ni mucho ni poco.
Ana Azanza
Especialmente me interesa recalcar cómo llaman pecado a cualquier cosa que no es ofensivo para nadie, son tonterías humanas, cosas irrelevantes. Al mismo tiempo ellos nunca se acusan de aprovecharse de los menores, de violar las conciencias, de entrar a saco en ellas, de enterarse de las intimidades de la familia para cuadrar datos y de esta forma planear qué hay qué decir al padre, a la madre, al hijo. Eso también tiene miga, tantísima separación entre hombres y mujeres, colegios femeninos y colegios masculinos, pero hay que decir que en la cúpula del opus dei se cruzan los datos de la parte masculina y la parte femenina de la familia. Es fundamental para sacar a cada persona el máximo jugo.
A veces se habla del juego que se traen los curas opus para darte la absolución y luego hablar contigo, y así no "violar el secreto de confesión" pues lo dicho tras la absolución estaría fuera de la confesión propiamente.
Todas estas patrañas deben ser hechas públicas, para vergüenza de quien las practica, y para aviso de tanta gente que más o menos de buena fe se acerca a los curas opus.
Además al propio fundador en alguna película se le escapa reconocer que los padres de un adolescente con "vocación" deben de ponerse de acuerdo con el "confesor del chico", pues no señor Escrivá: eso es andar manipulando a la gente, forzando las voluntades para que hagan lo que a ustedes les conviene.
Ciertamente así es como actúan, presentándose como expertos educadores, expertos directores de conciencia para cazar, no te das ni cuenta cuando ya te han metido en el bote. Más de una familia se ha arrepentido toda su vida de haberles confiado la educación de sus hijos.
Muy interesante lo de las "vacaciones morales" denunciadas por Russell. Pienso que afecta mucho a los que hemos salido de un sistema opresivo, con una opresión basada en motivos religiosos, de forma que en efecto, se libera uno de esos supuestos "representantes de lo divino" y parece que ya no hay moral. Opino que esta es una cuestión de interés en España en general, dejando aparte el opus. En este país se ha vivido durante mucho tiempo con una moral unida a la religión, y una "policía moral oficial", que vigilaba y castigaba, piénsese en la censura de libros, películas, del comportamiento incluso en la calle. Efectivamente cuando todo eso ha caído por la llegada de la democracia en nuestro subconsciente colectivo hispano ha quedado una especie de hueco: si Dios no existe, si la iglesia ni los curas no están ahí para vigilar y castigar, todo está permitido con tal de que no te vean. Es el fruto podrido de un país voluntariamente mantenido en "minoría de edad".
Además curiosamente cuando en español se dice "moral" o "inmoral" hay una tendencia a pensar en "sexualidad", que era lo que más se reprimió en el pasado. No pensamos en la injusticia que supone llevarse el dinero público para fines privados, o en la inmoralidad de los millones que en España se gastan los clubes de fútbol en las estrellas. Pagar esas sumas de dinero por un futbolista, aunque esté muy extendido y nos guste mucho el fútbol, es una inmoralidad. Sin hablar de la mentira, la hipocresía, la falsedad, la doblez. Todo muy inmoral, dañino y destrozante para la convivencia, pero muy extendido. También creo que cuando no se cree en la libertad, en una dictadura, la mentira es fundamental para sobrevivir. La tendencia a arrimarse siempre al sol que más calienta en nuestra sociedad me parece absolutamente enfermiza. Aunque esto ya dudo de si es específicamente hispano.
Hay un déficit claro de formación cívica en nuestro país y creo que una de sus causas es esa falsa idea: "si Dios no existe todo está permitido".
Lo mismo que también hay un déficit en la noción de "lo público", está muy aceptado socialmente que si alguien tiene un cargo es hasta cierto punto normal que se aproveche de su posición. En España el desarrollo económico real no ha llevado aparejado el nivel de desarrollo moral cívico necesario en un sistema de libertades. La gente da por sentado que en los sitios públicos se pueden pintarrajear, tirar papeles al suelo, destrozar el mobiliario, dejar la basura acumulada. Es de todos luego no es de nadie. Y las cosas que no hago en mi casa, las hago en la calle porque no siento que hay algo "respetable" de uso común en un parque, un jardín, una pared por delante de la que pasa mucha gente.
La polémica de la asignatura de la ciudadanía estimulada por el opus dei en nuestro país, curiosamente, se relaciona con esta cuestión. La supuesta doctrina divina es superior a cualquier ordenamiento jurídico, y esta postura es defendida además en nombre de una libertad en la que no creen ni mucho ni poco.
Ana Azanza
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