De lo más normal

Me dicen que tampoco es para tanto, que no saque las cosas de quicio, que lo que yo cuento pasa en las separaciones, en las familias y tal, que diría Luis Aragonés. Claro supongo que en vuestra casa cuando eráis pequeños si te hacían un regalo tu madre te lo quitaba y se lo daba a otro, y que en vez de deciros las cosas a la cara entre hermanos ibas a tus padres y les consultabas una corrección fraterna, y por supuesto el cilicio era obligatorio desde ¿qué? ¿los 12 años? Y en una pareja si uno de los dos tiene enemigos en su trabajo lo más normal del mundo es que el otro se ponga de parte de los acosadores laborales, y lo más normal es que cuando empiezas a ganar tu sueldo lo das todo a tus padres y no te quedas ni para el autobús. Y supernormal consultarle a tu madre si te compras ropa o no. A parte de que también en las familias normales se desayuna, come y cena a toque de corneta y todos a la vez. Y por supuesto se va a misa en latín todas las mañanas después de haber vivido el minuto heroico y haber dormido en tabla las chicas, que no los chicos. Todo es tan normal que verdaderamente no sé que hago aquí escribiendo.

Tampoco entiendo muy bien las lamentaciones de los opusianos en la hoja parroquial que reparten en Jaén, sobre que los gobiernos actuales no quieren que los católicos participen en la vida pública. ¿No lo dirán por Federico Trillo, que nos ha iluminado a todos desde el ministerio de defensa, ni por Andrés Ollero o Martínez Pujalte ambos numerarios y con sendos escaños en el congreso?

Que se quejen los coptos de que no les dejen participar en la vida pública de Egipto como minoría cristiana en país musulmán tiene bastante sentido. Pero que los católicos a machamartillo españoles, que por otra parte y para vergüenza de muchos otros católicos, han hecho lo que han querido en los gobiernos de Franco sin ir mas lejos, e incluso han encarcelado a curas por no ser lo suficientemente ortodoxos, no le veo "fundamento in re".

Curiosamente algunos de esos católicos opus fueron responsables de que otros católicos como Julián Marías no accedieran al puesto que le correspondía en justicia en la universidad española. ¡Qué extraños estos católicos que no dudan en poner zancadillas a otros católicos como ellos! se ve que no todos los bautizados estamos igual de preparados para ser sal y luz.

Ana Azanza