Acompañamiento espiritual. Enfermedades raras.

 

El comentario al post anterior, sin desperdicio: te recuerdo que yo no voy a tu casa a despertarte de madrugada con mis quejas, eres tú el o la que viene aquí porque le da la gana supongo, o porque se lo mandan. ¡A saber! me quejo y tengo todo el derecho del mundo: nos quitaron el dinero y la libertad. Inseparables sustancias tal y como está la vida organizada. Y como ellos no dejan de predicar sus falacias yo tampoco dejo de predicar mis vivencias.

Mis seguidores: no pretendo fundar nada. La rabia que tiene el opus y mucho otros que no son es que lo que digo llega, llega a cultos e ignorantes, a niños y mayores. ¡Vaya que si llega! a todas partes. Y que por desgracia tengo seguidores, alumnos de los más pequeños que me preguntan por el pasillo ¿a dónde va ahora doña Ana? para meterse en mi clase. Lo mejor que puede hacer la gente por mí es dejarme en paz, y me cuesta conseguirlo. Y lo del poder, eso sí que es bueno, mando sobre mí misma, ¿qué menos se puede pedir? no tengo un ejército de esclavas para que me hagan la casa, me busquen el dinero que yo alegremente voy a gastar y se inclinen a mi paso y a mis palabras como tienen los directores.

He estado leyendo al cardenal Martini, sus coloquios en Jerusalén. Me han llamado la atención lo del "acompañamiento espiritual", que en el opus es la "dirección espiritual" que se lleva a cabo en la charla o confesión. Pero la diferencia entre lo que tienen los jesuitas y lo del opus es total. Resulta que gracias al acompañamiento espiritual Martini dice que ha hecho grandes amistades dentro de la Compañía de Jesús: "mis relaciones más profundas han surgido de esa forma de acompañamiento espiritual con padres de más edad que eran mis confesores, así como aquellos a quienes he podido acompañar. De ese modo han surgido amistades, una relación mutua queha constituido un regalo para ambos."

En opus está prohibidísima la amistad entre numerarias. En cuanto ven que hay entendimiento con alguna o cierto feeling sin más, lo normal entre seres humanos que conviven tanto, te separan, te cambian de centro, te hablan de apegamiento. Y se remacha bastante que a la charla no se va por amistad. Es horrible la inhumanidad de las numerarias, acabas como un autómata, abriendo tu alma ora aquí, ora allí, para que ellas se burlen de tus sentimientos. Pensando en tantos falsos actos de dirección, se siente una como violada. Utilizada y tirada. Además ya podías haber hecho la charla cuatro años con una numeraria, es como para que se estableciera un "Link", algo. Pues nada, hoy me siento ahora mucho más unida a gente que a lo mejor veo dos veces al año que a cualquier numeraria en aquellos tiempos. Porque además ahora sé que por sistema, siempre traicionan. Todos. Nunca guardan lealtad a las personas. Descubrir esto fue para mí uno de los pasos más difíciles de mi existencia.

La charla fraterna semanal de ningún modo es algo amistoso, en el fondo es un trámite burocrático que sirve para el dominio sobre la conciencia del así dirigido. No se busca el bien del "acompañado" como en el caso de los jesuitas, se busca los intereses del grupo, y en función de ello se miente a la persona, se le oculta información, se presentan las cosas como conviene al opus, jamás como son. Leyendo a Martini he pensado que opus ha copiado todas las apariencias de prácticas de los jesuitas pero ha cambiado el contenido completamente, la finalidad de ciertas prácticas es muy diferente.

Mi queja sobre correcciones fraternas: Es que la relación entre "estirar las piernas cuando me siento" y mi salvación eterna no la acabo de ver. Entro otras extrañas e infumables correcciones que, de no haber estado zombi, era para acto seguido coger la maleta e irme a vivir aunque fuera debajo de un puente con los vagabundos, que serán pobres pero es imposible que sean tan imbéciles.

Conozco personas que en el opus dei desarrollaron manías. Por ejemplo, la manía de montarse en un coche y tener que conducir siempre, porque una vez otra numeraria había estampado el auto y esa persona tenía un "trauma". O la manía de tomar medicaciones innecesarias para enfermedades imaginarias (esto es muy común entre las numerarias), recuerdo una que estaba siempre con que tenía "gases", no digamos las recetadísimas pastillas para dormir de todas las gamas que tanto gustan a las directoras repartir y a sus psquiatras recetar: desde le lexatín pasando por el Orfidal y llegando al Dormidor. De todo eso he comprado cuando tenía ese encargo. Unas drogatas totales, al final, con más caché que los pobres drogatas que no los quieren ni en su casa, pero drogatas, así están muchas numes.

Pues bien, ha bastado que esas gentes salgan del opus y se encuentren con alguien que las quiere de verdad, para que todo tipo de pastillas, pastillitas, enfermedades, achaques inventados, vayan al cubo de la basura. Es decir, como en el opus no hay cariño no sólo no se ayuda a la gente a mejorar, sino que se favorece el desarrollo de "enfermedades raras".