Poesía y religión para J. Santayana

 

No tiene mucho sentido que publique comentarios ofendiendo, pero quiero decir que resulta bastante estúpido compararme a mí, que hablo a los cuatro vientos, y todo el mundo puede venir y mirar de tapadillo, con el opus dei, que básicamente actúa en la sombra.

Me parece que los que escriben en el blog son gente adulta con experiencia de la vida, y que sí lo hacen es porque les da la gana. No porque yo les diga, como hacen los opus, "que tienen vocación para ello". Realmente no tenéis nada que decirme. No he fundado una secta ni pienso fundar nada, ni por inspiración divina ni de cualquier otro tipo. Sólo soy una ciudadana que escribe sus opiniones en internet. Gracias a Dios ¡se puede! y tampoco es verdad que me dedique a insultar y decir palabras malsonantes. Es difícil guardar las formas y la educación cuando se han pasado tantas calamidades, y creo que no hay palabras en el diccionario suficientemente fuertes para expresar nuestra rabia e indignación.

Leí el mes pasado a Jorge Santayana, un español afincado en Estados Unidos desde su infancia. "Interpretaciones de poesía y religión". (Lo siento por muchos que leis, hoy no hay churreteo, hoy toca rollo filosófico...)

Su idea es que religión y poesía son idénticas en esencia y sólo difieren en el modo en que se relacionan con los asuntos prácticos. Se llama religión a la poesía cuando interviene en la vida. La función de la religión es expresar el ideal, anticipar la perfección. Su función consiste en extraer de los materiales de la realidad una imagen de ese ideal al que la realidad debería conformarse y, por anticipación, hacernos ciudadanos del mundo que anhelamos.

Nuestra dotación para comprender la naturaleza es escasa: cinco sentidos, un moderado poder de entendimiento, y una irregular y apasionada fantasía para embellecer esa interpretación.

Nuestras carencias son otras tantas invitaciones a que las olas de la imaginación inunden la mente... Son las mentes más profundas las que usualmente abren la puerta a la imaginación, ya que ellas perciben la grandeza de los problemas de la vida y la inadecuación del entendimiento para resolverlos... De ahí que el alma apasionada se vea en la necesidad de traspasar el entendimiento...

La ausencia de verificación distingue a a la revelación de la ciencia. Fe y razón superior del metafísico son formas de la imaginación, caminos hacia la verdad, como sueños o oráculos, porque el hombre que meditas sobre esas intuiciones es consciente de una cierta transformación moral, de un cierto calor y energía vital...

Es decir, que el metafísico verdadero, no sólo razona sino que se emociona al descubrir con su imaginación las verdades. Y qué mala prensa y mal uso tiene la palabra verdad... A la emoción que eleva las ideas y le da poder sobre la voluntad, el hombre la llama fe o filosofía suprema.

Con estos presupuetos Santayana va analizando las distintas formas de articularse poesía y religión en los poemas de Homero, el cristianismo, Emerson, Shakespeare...

Me siento muy cerca de lo que SAntayana entiende por religión, y yo también pienso que está intímamente relacionada con la poesía. Y qué lejos está todo esto de rezar rosarios sin pensar, decir jaculatorias y escribirlas por las paredes, así como encadenar todo tipo de prácticas, "practiconerías", que decía un cura allá dentro, mientras la moral se convierte en "la gran desconocida".