Recuerdos de verano
Hablando de numerarias auxiliares parece ser que durante la mayor parte del tiempo, desde que existen (años 40) no se ha cotizado por ellas a la seguridad social. Hay que leer los testimonios de las ex auxiliares, al principio llamadas sirvientas. En opuslibros recuerdo el de mariPaz y el de Amapola.
No estuve haciendo cuentas en una administración, por eso no sé como iba lo de los seguros. Pero sí puedo dar testimonio de como eran tratadas. Eran las hijas pequeñas del fundador, así las llaman los sucesivos padres o prelados: "mis hijas pequeñas". Estamos hablando de mujeres hechas y derechas que son tratadas como niñas. Su vajilla era de Duralex, sus cubiertos de inferior calidad, los manteles del comedor, su ropa de cama, sus habitaciones, la ropa que se compran las auxiliares, todo es de menos estilo y menos precio que las numerarias. Nunca comen en el mismo comedor, en las administraciones de las casas de convivencias, por ejemplo el Rubín en Baeza, está el comedor de las auxiliares diferente al de las numerarias. Las numerarias o incluso las residentes de un colegio mayor opusino usan platos de loza en los que se ha grabado el escudo del colegio mayor, no así las auxiliares.
En el opus son superaficionados a la heráldica. Observad que a todos los colegios e instituciones le "averiguan" enseguida el escudo, es uno de los distintivos. También en la clínica universitaria los platos llevan el escudo de la universidad, con el arcángel san Miguel pisoteando al diablo (una leyenda muy navarra por lo demás.)
Se pasan el día vestidas con su uniforme de trabajo. Normalmente una bata con un delantal, en mi época iban de cuadritos blanco y azul o rosa y azul. Para salir a servir las fuentes de comida al comedor las visten de doncella, uniforme azul o negro, delantal blanco y hasta cofia blanca, y zapato negro de tacón. Una cosa que hoy para verla hay que alquilar una película del mejor Hollywood clásico.
Y esto se hacía incluso en las residencias de estudiantes. Yo viví en el colegio mayor Goimendi en Pamplona a principios de los noventa y ese era el plan. Un comedor de unas setenta u ochenta estudiantes de primeros cursos de carrera servidas por doncellas a la antigua usanza. De aquí paso a que esto no son banalidades, porque estas rutinas cotidianas conforman tu mentalidad lo quieras o no. Hoy en día en España ¿qué mujer adulta se sienta en la mesa en su casa sin saber cuál es el menú? a lo mejor la baronesa Thyssen y poco más.
Tengo recuerdos de las administraciones de casas de hombres en París, y había una marcada diferencia entre los locales ocupados por las auxiliares y la casa de los numerarios. Escalera de servicio estrecha, pasillo estrecho en el piso, una antigua cocina, un planchero, un lugar bastante sombrió, frente a las espaciosas salas y hall de los numerarios. Como en el siglo XIX. Lo peor es que en el opus se predica mucho que la vocación es única (para todos la misma) y es divina. Es decir, que Dios ha querido que unos pisen moqueta y otros sean la "bonne" como se dice en Francia. Lo dejo aquí, porque me parece de lo más sórdido.
En cuanto al tema sanferminero: en Pamplona desde que eres un bebé y te llevan en el cochecito te visten de blanco, con los patucos de ganchillo con su cinta roja, y te anudan el pañuelo al cuello y ¡hala! a la calle, a vivir la fiesta. ¿Cómo no vamos a tener todos a san Fermín incrustado si nos han criado así?
Quizás Hemingway fue responsable del comienzo de la degeneración de los sanfermines y la globalización ha hecho el resto. Tengo que leer su novela "Fiesta", para ver qué rayos pescó este hombre de nuestra Pamplona del alma. Yo creo que cuando Pamplona era una ciudad pequeña, donde las ovejas pasaban cerca de la plaza del Castillo, aquello tenía su gracia. Pero esos encierros multitudinarios donde los toros casi tienen que ir pidiendo paso porque la gente los arrolla a ellos, ha perdido gran parte de su encanto.
En cuanto al verano. Justo hará diez años estábamos de curso anual durante los sanfermines en Obanos (25 km de la capital) y no sé a quien se le ocurrió que podíamos ir a ver los fuegos artificiales a Pamplona. No tardó un día en caernos la bronca de la delegación de que eso no se hacía, que se volvía muy tarde y bla, bla, bla... Superordinario decirle a mujeres de 25 en adelante que no se va a ver los fuegos artificiales de las once de la noche... Recuerdo como disfrutaba de la noche al salir del opus ¡qué liberación! (sin alcohol ni nada que no me gusta), sólo el hecho de no tener horario para llegar a casa era una liberación. Pues además de esa me cayó otra bronca individual una vez que volví a la una de la madrugada de visitar con mi madre a unos parientes. Me trataban con 25 como si tuviera 5.
En verano los centros están más vacíos porque son los cursos anuales y convivencias. Así que no es necesario organizar una campaña para sacar a las numerarias de Pamplona lejos del disloque. La propia estación del año lo da hecho.
Y en la piscina una norma de las numerarias es que no te puedes tumbar, hay que estar siempre sentada. Es poco mortificado y ¿se despierta la sensualidad? si una se tumba y practica el vuelta y vuelta. Así que otra forma de descubrir una colonia de numerarias en las rocas de la costa es porque todas están sentadas, y llevan bañador entero. Incluso con "faldita", Dios me libró de comprarme un bañador así, aunque cuando empezaron a subir el talle de los bañadores enteros era un problema comprarse uno que llegara a la frontera establecida.
Lo de las rocas de la costa lo he dicho por mis "primeras vacaciones" de numeraria adulta. Fue un curso que hice en Aix en Provence, y claro, las numerarias no van a la playa por las inconveniencias que en ellas se ven, top less y demás. De forma que estando en la costa azul nos íbamos a unas calas recónditas, en las rocas, donde nadie iba y donde recuerdo que me clavé un erizo de mar que me hizo ver las estrellas.
En verano era una lucha un poco hipócrita con las supernumerarias para que no fueran a las playas. Hipócrita porque la mayoría acababan yendo. Y de hecho se organiza la atención de la costa. Una vez por semana se acude a las localidades de costa a confesar a las supernumerarias, darles el círculo, y que hagan la charla. Todas las playas españolas tienen su atención sacerdotal y de numeraria opusina, su iglesia donde confesar con el cura del Opus en los horarios que se comunican a todas antes de salir de viaje.
Intentaron organizar un "verano diferente" en Sierra Nevada, donde las familias convivían opusianamente en la montaña lejos del pecado. Ignoro que habrá pasado con los "veranos diferentes" que en aquellos años empezaron a proliferar: también en Galicia, en Torreciudad...
En fin, que como gente corriente que son, necesitan también en verano, crear su propio microclima.
Comentarios
¿Sabes tú por qué harán esos cambios tan absurdos? A mi prima le ha sentado fatal.
Fue en un sanatorio de la plaza Mariano de Cavia de Madrid. Los favores hay que devolverlos.
No sé que decirte porque la verdad es que me has dejado con el corazón como si me lo hubieran estrujado y tirado al suelo para patearlo.
Sólo añadir que gracias por dar este ejemplo de "yo salí" y por animar a aquellas personas que ahoramismo le estan robando su traje amarillo... aunque dudo de que puedan llegar aquí para ver éste testimonio.
Saludos y de nuevo gracias.
(me vas a llamar pelotillero jeje)
De los curas progres al Opus Dei ... hay mucho trecho. Algunos están todavía tachados por su obispado, como Enrique de Castro.