Entre dos aguas
Recuerdos de un viaje que ya me parece haberlo soñado... y no digo la ciudad para darle un aire de pasatiempo el blog, ¡adivínalo!
Marina B. yo sólo espero que tu hermana viva para contarlo. Y sí donde está ellos metidos hay mucho dolor, mucha hipocresía también, mucha dificultad para cortar lazos sociales y a menudo económicos. Mucho miedo a dejar el grupo. Es una tribu de la que es difícil deshacerse.
Lo de trabajar los domingos, y ayudar a los pobres... es que ya sabes qué ese no es el objetivo del opus dei. Ese objetivo lo tienen órdenes tradicionales, anticuadas a los ojos opusinos, porque ellos hace apostolado con las capas altas de la sociedad, para que de esta manera el influjo cristiano, como en un deshielo llegue a los que están abajo: ¡cuánta falacia! Explotan no sólo a las auxiliares, a todo el que se deje explotar, y como los señoritos numerarios tienen importantes negocios de los que ocuparse es preciso que unas manos femeninas, mejor con el "mismo espíritu" se ocupen de todos esos ingratos trabajos.
Sin esas mujeres, transformadas en esclavas por la deformación opus, los centros serían cuarteles, decía Escrivá. Yo no sé si él creía sus propias falacias, yo sí las creí. Ese fue mi pecado.
De todas formas no te preocupes porque el lirismo no le ha faltado al fundador para consolar a las empleadas de hogar de su destino de por vida: ya saben que ese fue el trabajo de la Virgen en Nazaret...
Alguien preguntaba sobre las directoras de los centros y su difícil papel. Me gustaría que alguna ex numeraria con experiencia en ese cargo lo contara porque yo lo viví desde fuera.
No estaba realmente en el ajo, era una subalterna ingenua y a veces molesta, porque tonta del todo no era. Más bien era difícil a sus ojos.
Por ese motivo sólo estuve un año como subdirectora en un consejo local de numerarias. Mi segundo curso escolar en Jaén. Y realmente se repitió lo que escribí ayer: las que se entendían con la delegación a mis espaldas, es decir, las que manejaban de verdad el cotarro, eran la directora, Lourdes Matute, y la secretaria, Mangu Jiménez. Ahora soy consciente de que hacían cosas bastante feas, como por ejemplo, se iban una mañana las dos a Granada a despachar en la delegación, y yo me enteraba a la vuelta. Siendo miembro del mismo consejo local esto era tratarme como un trapo, pero realmente esa fue mi condición en las dos décadas que estuve dentro, aunque sin ser numeraria auxiliar.
Me llamaba la atención de las directoras de numerarias que con frecuencia se tenían que pasar unas semanas "descansando" en el Rubín de Baeza o en cualquiera otro de sus "paradores". Yo en mi pensamiento infantil y zombi de entonces me preguntaba porqué tanta necesidad de descanso, porque si las directoras estuvieran escardando patatas o recogiendo espárragos que da lumbago, se entendería, pero ¿de qué tienen que descansar unas señoritas que sin hijos ni marido viven a mesa puesta, ni siquiera hacen la limpieza de su casa ni se lavan ni se planchan la ropa? sólo se hacen la cama. ¿De dónde provenía el cansancio?
Ahora lo comprendo bastante bien. Realmente ser directora de numerarias es todo un lote, a no ser que sepas, como Lourdes Matute, torear a la gente. Eres la que tienes que hacer cumplir las exigencias de la delegación con las numerarias, y al mismo tiempo eres la que vives día a día con ellas. Las de la dele todo sonrisas, realmente no se "manchan" con los trabajos sucios, ellas deciden lo que hay que hacer, pero la ejecución la llevan a cabo las directoras.
Por tanto la directora está entre las presiones de las subordinadas que se quejan, y las presiones de las directoras de la dele que ordenan y mandan. Hay que tener un estómago a prueba de bomba. En el caso de las numerarias jóvenes las presiones son de tipo proselitista: ¡qué pite de numeraria fulanita! ¡pitan pocas en este centro! y la directora es la que tiene que conseguir el pitaje. En el caso de las numerarias mayores hay que lidiar con enfermedades psiquiátricas, con manías y rarezas de gente que se resiste a hacer lo que le mandan.
Me preguntaba porqué nunca me pusieron en ese cargo, la respuesta es que tendría que haber traicionado a las de abajo, nunca a las de arriba, y ellas sabían que yo no lo iba a hacer, que no era un perro faldero de las directoras ni de nadie.
Y en fin, que ahora comprendo que ser directora de un centro de numerarias es el mejor camino hacia el manicomio.
Comentarios
Soy esposo de una supernumeraria de Mexico, y cuando me entere de todo lo que pasa en el Opus por medio de Opuslibros y de ti. Se me vino el mundo encima. Pensar que mis 6 hijos estan en colegios de la obra, me quito el sueño, estuve a punto de separarme de mi esposa cuando comence a armar el rompecabezas del trastorno mental que le dieron a mi esposa.
Hoy a un año de esto, tuvimos que utilizar la ayuda de un Psiquiatra y de terapia psicologica para superar el trauma. Mi esposa sigue de supernumeraria, pero he dejado muy en claro que no estamos criando hijos para el opus.
Gracias por tu Blog.
Flavio
que afortunada de poder viajar !!!
bueno, te envio este link por si te parece inetresante sobre el opus y el popular escrito por el angel caido llamado mario conde.
buen verano