INVESTIGACIÓN FRACASADA
UN EXAMEN científico de las ropas y zapatos de Calvi probaba
que no había andado por el andamio como
había dicho la policía.
Esto implicaba que lo habían llevado en barco y una vez
muerto lo habían colgado del andamio. Las manchas de la espalda demostraban que
había sido acostado sobre una superficie húmeda antes de ser colgado. El dr
Gallop que llevó a cabo el primer examen forense había pasado por alto los
rasguños en las mejillas de Calvi. Cuando fueron examinadas por segunda vez en
Milán, el profesor Fornari dijo que habían sido hechas antes del fallecimiento
quizás eran obra de las uñas de la persona que pasó el nudo por el cuello de
Calvi. Pero las pruebas usadas por la policía no estaban a disposición, por
ejemplo la pintura verde en las suelas del banquero. La única huella de pintura
que quedaba 10 años después del crimen no era el mismo que el de las barras de
los andamios, estaban oxidados y estaban pintados de naranja, pero de eso no
había rastro en los zapatos. ¿De donde había salido la pintura verde? La pregunta
nunca se contestó y los restos eran demasiado insignificantes para se
analizados adecuadamente.
La investigación forense suplementaria de los Calvi les costó
más de 150.000 libras.
Y concluyó que la policía de Londres no había llevado una investigación científica
correcta en la propia escena del crimen. Pero además era ridículo pretender
como pretendió la policía que Calvi, un hombre de 62 años que no estaba en
forma, que se medicaba por el vértigo tuvo la urgencia de suicidarse, quitarse
el cinturón y la pajarita que nunca se encontraron, tirar la llave de su
habitación, afeitarse el bigote a media noche, llenar sus bolsillos con 5,4 kg de piedras y meterse un ladrillo en el pantalón
que había encontrado por allí, recorrer más de 100 m en el Paul’s Walk,
trepar por el parapeto, bajar una escalera de 3 m en la oscuridad, saltar 1 m por encima del río y
aterrizar en el andamio bajo el puente, llegar hasta el fondo, sacarse una
cuerda de 3 m
que llevaba en el bolsillo, hacer un nudo en una de las barras que sostenían el
andamio y morir colgado de la forma más degradante con los pies en el agua del
Támesis.
Insistir en que Roberto Calvi no había sido asesinado desafiaba
a la lógica. Demostraba falta de conocimiento con las señales usadas por la
mafia y la masonería italiana. Las piedras en los bolsillos de un hombre muerto
es una advertencia a otros de que robar dinero tiene muy malas consecuencias. Un
ladrillo en la entrepierna era la recompensa por la deslealtad. Los magistrados
de Roma intentaron localizar a Neyde Toscano una brasileña de 41 años, la que
supuestamente había sido amante de Calvi. Se decía que estaba relacionada con la Banda della Magliana y la Camorra, antes había sido
amante de un jefe mafioso, Nunzio Guida. Pero Roberto Calvi no era hombre de
tirar dinero manteniendo cortesanas en los clubs nocturnos de Roma. Era posible
que la bella Toscano se la hubieran puesto en los brazos o en su cama con la
intención de chantajearle, pero la policía no dío con ella. Desapareció y nunca
más se supo.
Carlo Calvi y su madre enviaron una copia del nuevo informe
forense al secretario de interior británico, Kenneth Clarke. En la carta aneja
le decían que las nuevas revelaciones en torno al caso que un nuevo esfuerzo
policial podía lograr un importante progreso: “Creemos que nuevas
investigaciones harían posible recoger suficientes evidencias después de 10
años para llevar los asesinos antes la justicia.”
3 semanas más tarde el secretario de interior respondió por
carta diciendo “que no tenía autoridad para intervenir en la materia.” Carlo
Calvi no daba crédito, si el secretario de interior no tenía autoridad para
intervenir en asuntos policiales ¿quién la tenía?
Los Calvi tuvieron que dejar de investigar por falta de
dinero, hasta tuvieron juicio por no pagar.
OD ha dicho durante décadas que eran 80.000, ahora parece
que se han añadido 10.000 más. Según el profesor Sainz Moreno cuando operan en
el mundo secular utilizando su estrategia de la discreción echan mano de “hombres
de confianza”. Es la praxis de su Teología de ricachones. En Italia esos
hombres de confianza incluían a Giuliano Andreotti, Flamino Piccoli y Silvio
Berlusconi. El cavaliere Berlusconi
dueño de Mondadori primera editorial italiana, editó una edición de Camino, sus televisiones programaban
documentales del Opus Dei en prime time
y el propio Berlusconi era solicitado para aportar fondos, entre otras
contribuciones 20.000 ₤ en 1994 para un instituto teológico para mujeres.
Antes de que Berlusconi fuera primer ministro, Giulio
Andreotti fue el supporter político más
fuerte del Opus Dei. Se enorgullecía de haber sido el primer en escribir a Pablo
VI solicitando la beatificación del founder. En 1975 mismo, cuando reconoció
que en 40 años de carrera política jamás había traicionado sus principios
cristianos. Tenía Camino en su mesilla de noche y solía acudir o acudió al
principal centro de retiros opusinos de Italia. Fue amigo de 3 papas: Pío XII,
Pablo VI y JPII que la ayudaron en la promoción de su carrera. Fue ministro de
30 gobiernos y 7 veces primer ministro. Hay que ver Il Divo. Su influencia era bien conocida. Su enemigo y oponente
politico el socialista Bettino Craxi lo denominaba como el Belcebú de la política
italiana.
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