IGLESIA CATÓLICA Y JUDÍOS

Mi opinión es que no está bien echarle la culpa a los demás de lo que son nuestros propios fallos y defectos. Y también que hay que dar la cara. Yo la doy, estoy  muy segura de lo que he vivido, y de lo que voy leyendo y estudiando. Que este chiringuito de democracia es un rollazo, en eso estamos de acuerdo, beneficia a todos los que de ella viven. Pero yo dejaría de lado el sacro imperio romano germánico. Y no arreglamos nada llamando carlistón a diestro y siniestro. Ahora mismo Alemania manda, son los dueños del euro, sólo a ellos les conviene, me parece que con eso basta y todo dicho si nuestros gobernantes optaron por la sumisión. Aunque parece ser que la Europa unida, mercado único sin trabas tiene raíces en la victoria estadounidense en la segunda guerra mundial. Me estoy enterando apenas. Alemania y Estados Unidos aliados y rivales comerciales.

  Que han dejado escapar a Puigdemont y que estamos hasta las narices del tema, también, está claro que todo es una puesta en escena y que están las cosas manga por hombro, pues con el mero código penal bastaba para fulminar a los sediciosos. Pero se me escapa ya tanta sutileza política y no puedo arreglarlo ni decirlo todo. Llego hasta donde llego.

Cuando tocas al Opus, la justicia actúa aunque sea torticeramente, esto lo puedo asegurar. En lo demás, ya según conveniencias y manejos que se nos escapan al común de los mortales que ni tenemos bolas de cristal, ni podemos pagar ojos que todo lo ven y oídos que todo lo oyen como ellos sí. 

Ahora estoy traduciendo este texto sobre la Prélature de l'Opus Dei que trae cosas muy interesantes sobre el Opus Dei, el Vaticano y los nazis.

La iglesia subrayó en 1998 la particularidad de la Shoah. Pero la declaración del Vaticano concentra toda su atención en la historia tumultuosa de las relaciones entre judíos y cristianos.

Es evidente que la exposición de una historia de 2000 años de convivencia y confrontación entre judíos y cristianos no puede contener muchos matices. Ya no se trata de imputar al pueblo judío la crucifixión de Jesús. Juan XXIII en 1965 tuvo este gesto hacia los judíos.

Pero se dice que en los inicios del cristianismo, hubo desacuerdos entre la iglesia primitiva y el pueblo judío y sus responsables dada su adhesión a la Ley se opusieron a veces violentamente a los predicadores del Evangelio y a los primeros cristianos.

La persecución de los judíos por los nazis ¿no fue facilitada por los enraizados prejuicios en los espíritus y corazones de los cristianos?

Como dice la declaración del Vaticano sobre la cuestión judía: “los que no eran cristianos no siempre tuvieron garantizado un estatuto jurídico.”

Pío XII, jurista de formación, conocía bien Alemania donde estuvo de nuncio en Baviera. No quería que los católicos alemanes fueran rehenes en caso de represalia de los nazis y su preocupación fundamental, como la de tantos clérigos, era frenar el peligro bolchevique y a los pueblos eslavos.

 

Un ejemplo ha quedado en la memoria. Tras el Anschluss (anexión de Austria al III Reich) 12 de marzo de 1938, el cardenal arzobispo de Viena, Theodore Innitzer visita a Hitler. El 15 de marzo se dirige al clero católico y a los fieles de su archidiócesis: “lo que tiene  a su cargo la cura de las almas se pondrán sin condición a las órdenes del gran estado alemán y de su Führer, pues la lucha histórica contra la criminal ilusión del bolchevismo y en pro de la seguridad alemana, está visiblemente acompañada de la bendición de la Providencia.”

 

El 1 de abril de 1938, el cardenal Innitzer expresó su esperanza de que los obispos alemanes se unieran a la declaración del episcopado austríaco, lo que se realizó con el 99% de los votos. Tras el mensaje y a pie de página la firma del primado austríaco iba precedida de un “Heil Hitler” escrito a mano por él mismo.

Paradójicamente Pío XII se alió con la CIA desde el final de la guerra, por su llamada a la guerra santa contra el comunismo: “Nadie, decía el Papa, puede ser un buen católico y a la vez un verdadero socialista, en ningún caso el socialismo se puede conciliar con la confesión del catolicismo.”

Los americanos se comprometieron a animar esta nueva cruzada.

OD se instala en Portugal en 1945, en 1946 en Inglaterra e Italia, Francia e Irlanda en 1947, en 1949 en EEUU, en Chile en 1950, en Bélgica en 1965…

En 1948 el Papa se da cuenta de que el vacío que ha dejado el fascismo es una ocasión única e incita a los católicos a crear la democracia cristiana que puede vencer a la izquierda. Obispos y curas encuadran y cierran la sociedad italiana. El OD es omnipresente.

Según Civiltà Cattolica: “La Iglesia Católica, consciente de ser por divina prerrogativa la única Iglesia verdadera, no  puede tomar en consideración la libertad más que para sí misma, pues este derecho no se puede asegurar más que a la verdad y nunca al error.”

El papa declara que todo aquel que vote al comunismo o que ayude a ese partido del modo que sea será excomulgado. La medida papal es causa de división en las familias, provoca exclusiones socialmente intolerables para muchos y obliga a la clandestinidad a numerosos comunistas de las zonas rurales.

Los curas italianos se apresuran en traducir esta decisión en los hechos y animan a sus ovejas a votar al gran partido anticomunista, la DC, Democrazia Cristiana. El régimen DC se hundirá en la corrupción en la década de 1990.

Hay sensación de que el Vaticano espía a todo el mundo tras saberse que el SIFAR (contra espionaje militar italiano) vigila incluso las aventuras extraconyugales de los líderes democristianos. Algunos jóvenes italianos empiezan a pensar que la realidad de la omnipresencia eclesiástica tiene poco que ver con el mensaje evangélico.