CONDENA POR NO COTIZAR
Muchas gracias por el enlace al Semanal, no he leído nada sobre el personaje que dice ha novelado. Ya es lástima que se le encargue semblanza de persona histórica a semejante cabeza hueca citadora de San Pablo y el founder.
¿"Impresio" o surrealista que precisamente dirija un programa tertulia político? normal, dado el nivel de la política. También "impresio" todas las milongas referentes a sus hijos que se colocan por sus propios méritos por el mundo. Qué rostro tiene la gente del sistema.
Dice que hay déficit en Canal Sur, tenía entendido que Juan y medio es líder en su franja tarde tras tarde. Y dice que nadie ve ese canal, las abuelas y abuelos andaluces son adictos, en todas las casas donde hay mayores está perennemente puesto. Yo también lo suelo ver y no me parece malo. Exaltador de lo andaluz, como todas las teles autonómicas exaltan lo suyo, pero como Andalucía es bastante más extensa que muchas de esas comunidades que se creen la pata del Cid, no está mal, hay mucho que descubrir.
Insisto en que siendo los number one en lo que a sectarismo se refiere vamos a ser los últimos en salir.
Ahora una comunidad llamada Pan de Vida, fundada en 1976 por el matrimonio Pascal y Marie Annick Pingault acaba de ser condenada a pagar 72000 euros de daños y perjuicios a una persona que abandonó después de 20 años y por la que el matrimonio fundador no cotizó como era su obligación. Allí la Seguridad Social tiene un departamento especial para "ministros de cualquier culto y miembros de comunidades religiosas" desde el año 78.
Importante la sentencia de la Audiencia de Caen porque es sabido que muchas "comunidades nuevas" surgidas al calor de Vaticano II, de JP II, de las JMJ y el entusiasmo juvenil que a todos nos entró, no cotizan por sus miembros. Se sabe, se denuncia y hay que pagar: allí, al norte de los Pirineos, aquí vamos tirando acumulando ocultas injusticias sobre el pueblo y nuestras cabezas.
Historias inspiradoras, las sectas son todas iguales:
La Communauté du Pain de Vie nació en 1976 en Normandía. Se extendió por los 5 continentes, incluye varias decenas de casas, más de 200 miembros, familias, solteros, comprometidos por votos a seguir a Cristo de modo radical, compartiendo la vida con personas en dificultades. Los miembros tienen que abandonar su profesión y entregar todos sus bienes y eventuales recursos a la comunidad para dedicarse plenamente a ella.
Fue reconocida oficialmente por la Iglesia católica en 1990 como asociación de fieles de derecho diocesano por Monseñor Pican (famoso por ser el primer obispo francés condenado a prisión por no denuncia de crimen de pedofilia), en los años 2000 se vió sometida a graves tensioes internas. Muchos se fueron, las casas cerraron. Los obispos concernidos fueron avisados pero no tomaron medidas.
Y sin embargo desde 1996 se habló de mal funcionamiento en un libro de ediciones Seuil « Les naufragés de l’Esprit. Des sectes dans l’Eglise catholique » Naúfragos del espíritu. Sectas en la Iglesia católica.
Si tenemos en cuenta la lista de criterios que identifica comportamientos sectarios elaborada por la Conferencia Episcopal francesa, hay testimonios de que esta comunidad cumplía 20 de los 26 criterios: culto al fundador, fuera del grupo no hay salvación, actuación por encima de las leyes, rupturas familiares, ruptura con los « disidentes », imposición del confesor, etc.
Constatando la descomposición de la comunidad y sus graves dificultades de gobierno, el obispo de Bayeux y Lisieux, Jean-Claude Boulanger la disolvió el 9 de abril de 2015.
Pero los Pingault fundaron en 2004 otra asociación, Maison du Pain de Vie, sin reconocimiento por parte de la Iglesia. Se ocupan de una capilla en Valenciennes, sin que el arzobispo de Cambrai reaccione cuando se le pregutna sobre el tema. Están pensando instalarse en Alemania.
Ex miembros de Pain de Vie consideran que la condena de los Pingault es una « gran victoria para todos los que han luchado por la verdad contra viento y marea en situación de gran precariedad, además de la vergüenza por el abuso sufrido y con el sentimiento de ser traicionados por la Iglesia. »
Pain de Vie no es un caso aislado. Las personas que salen de muchas comunidades parecidas se ven sin trabajo, sin formación, con una jubilación miserable, pero no dudan en iniciar procedimientos judiciales largos y complicados. Esta sentencia de Caen debería animarles a no renunciar.
¿"Impresio" o surrealista que precisamente dirija un programa tertulia político? normal, dado el nivel de la política. También "impresio" todas las milongas referentes a sus hijos que se colocan por sus propios méritos por el mundo. Qué rostro tiene la gente del sistema.
Dice que hay déficit en Canal Sur, tenía entendido que Juan y medio es líder en su franja tarde tras tarde. Y dice que nadie ve ese canal, las abuelas y abuelos andaluces son adictos, en todas las casas donde hay mayores está perennemente puesto. Yo también lo suelo ver y no me parece malo. Exaltador de lo andaluz, como todas las teles autonómicas exaltan lo suyo, pero como Andalucía es bastante más extensa que muchas de esas comunidades que se creen la pata del Cid, no está mal, hay mucho que descubrir.
Insisto en que siendo los number one en lo que a sectarismo se refiere vamos a ser los últimos en salir.
Ahora una comunidad llamada Pan de Vida, fundada en 1976 por el matrimonio Pascal y Marie Annick Pingault acaba de ser condenada a pagar 72000 euros de daños y perjuicios a una persona que abandonó después de 20 años y por la que el matrimonio fundador no cotizó como era su obligación. Allí la Seguridad Social tiene un departamento especial para "ministros de cualquier culto y miembros de comunidades religiosas" desde el año 78.
Importante la sentencia de la Audiencia de Caen porque es sabido que muchas "comunidades nuevas" surgidas al calor de Vaticano II, de JP II, de las JMJ y el entusiasmo juvenil que a todos nos entró, no cotizan por sus miembros. Se sabe, se denuncia y hay que pagar: allí, al norte de los Pirineos, aquí vamos tirando acumulando ocultas injusticias sobre el pueblo y nuestras cabezas.
Historias inspiradoras, las sectas son todas iguales:
La Communauté du Pain de Vie nació en 1976 en Normandía. Se extendió por los 5 continentes, incluye varias decenas de casas, más de 200 miembros, familias, solteros, comprometidos por votos a seguir a Cristo de modo radical, compartiendo la vida con personas en dificultades. Los miembros tienen que abandonar su profesión y entregar todos sus bienes y eventuales recursos a la comunidad para dedicarse plenamente a ella.
Fue reconocida oficialmente por la Iglesia católica en 1990 como asociación de fieles de derecho diocesano por Monseñor Pican (famoso por ser el primer obispo francés condenado a prisión por no denuncia de crimen de pedofilia), en los años 2000 se vió sometida a graves tensioes internas. Muchos se fueron, las casas cerraron. Los obispos concernidos fueron avisados pero no tomaron medidas.
Y sin embargo desde 1996 se habló de mal funcionamiento en un libro de ediciones Seuil « Les naufragés de l’Esprit. Des sectes dans l’Eglise catholique » Naúfragos del espíritu. Sectas en la Iglesia católica.
Si tenemos en cuenta la lista de criterios que identifica comportamientos sectarios elaborada por la Conferencia Episcopal francesa, hay testimonios de que esta comunidad cumplía 20 de los 26 criterios: culto al fundador, fuera del grupo no hay salvación, actuación por encima de las leyes, rupturas familiares, ruptura con los « disidentes », imposición del confesor, etc.
Constatando la descomposición de la comunidad y sus graves dificultades de gobierno, el obispo de Bayeux y Lisieux, Jean-Claude Boulanger la disolvió el 9 de abril de 2015.
Pero los Pingault fundaron en 2004 otra asociación, Maison du Pain de Vie, sin reconocimiento por parte de la Iglesia. Se ocupan de una capilla en Valenciennes, sin que el arzobispo de Cambrai reaccione cuando se le pregutna sobre el tema. Están pensando instalarse en Alemania.
Ex miembros de Pain de Vie consideran que la condena de los Pingault es una « gran victoria para todos los que han luchado por la verdad contra viento y marea en situación de gran precariedad, además de la vergüenza por el abuso sufrido y con el sentimiento de ser traicionados por la Iglesia. »
Pain de Vie no es un caso aislado. Las personas que salen de muchas comunidades parecidas se ven sin trabajo, sin formación, con una jubilación miserable, pero no dudan en iniciar procedimientos judiciales largos y complicados. Esta sentencia de Caen debería animarles a no renunciar.
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