Gente normal

Ayer escribí sobre la palabra secta. Hoy lo haré sobre la palabra mafia. En la mafia siciliana se entra supongo sabiendo donde uno se mete. El problema de la mafia de la que yo he formado parte es que con 16 años no tienes ni remota idea de lo que va a ser tu vida. No sabes lo que es la vida porque no la has vivido, no ha habido tiempo de acumular experiencias y ejercer la libertad.

Y lo peor es que en muchos casos, el mío es uno entre un millón, pasas años entregando tu vida con la mejor de las intenciones a esa mafia. Yo tardé un montón, 19 años. Hay quien tarda aún más y hay quien no quiere enterarse. ¿Por qué me permito llamar mafia al opus? por algo muy característico de las mafias: el ajuste de cuentas.

Una película que ví hace unos días me lo recordó. Cuando alguien abandona o no se aviene del todo a lo que dice el "capo" la solución es expeditiva: tiro en la nuca sin contemplaciones. Todos entienden que semejante brutalidad es necesaria para que el grupo mafioso siga adelante con sus actividades.
No me gusta abundar en todo lo que me sucedió tras mi abandono, parte está en mi libro. Si alguien quiere historias truculentas que consulte la sección "Después de marcharse" de opuslibros. No quedará defraudado.

¡Estáis muy guapos muchachos! pero me he dejado la dirección de correo en el Insti... Os pongo como ejemplo de gente normal. ¡No a las mafias! ¡no a las sectas! no a la gente que va por la vida de elegida y mirando por encima del hombro a todo el mundo. Es mi reflexión de hoy.

Ana Azanza