Desconocidas
Carmen, estamos ansiosos por oír más historias de otros. Nos ayudamos mutuamente a recordar y recomponernos, siempre hay detalles, rincones de la propia vida que se te escapan y cuando lees lo de otro, sirve para atar cabos. En el fondo todas las historias que hemos padecido son la misma, en lo que a mí respecta no creo que me queden ya muchas pinceladas que dar. Pero me viene bien leer otras cosas
Otro recuerdo de mis navidades en opuslandia es la sensación de frustración que me quedaba siempre, de que siendo unos días tan entrañables las cenas, las tertulias, las comidas... se hablaban bobadas, no se compartía con las demás, no sabías lo que a la que comía a tu lado le pasaba, ni ella sabía de tí. Me asombro lo poco que sé hoy por hoy de las decenas de mujeres con las que conviví con algunas incluso varios años. No sé ná. Sé bastante más de mis actuales vecinos a los que veo mucho menos que a las numerarias. Y se organizaban discusiones en tertulias y comidas por temas banales, o la alternativa era reírse de cosas que dan vergüenza porque no tenían sentido para gente tan mayor. Infantilismo.
No tengo curiosidad por saber que ha sido de ellas, he cortado toda relación con cualquier vestigio, hilo o maroma que me pudiera unir a ellos. Pero en aquellos momentos es que no tenías ni idea de como era la gente. Si eras del consejo local del centro podías saber de sus "puntos de lucha", de sus citas con el médico, de si se le iba a autorizar que fuera de compras. o de si había que hacerle una corrección. Si no eras directora todavía sabías menos.
Entonces los conocimientos se reducían a si era de las que no paraba de hablar en la tertulia o era más bien de las calladas. En esto me sentí siempre muy frustrada, no era de las que tenían la venia. ¡Qué poco he convivido con todas esas mujeres! éramos perfectas desconocidas. Además tenías la imagen que las directoras te querían dar de ellas.
Yo me podía formar una opinión superficial de alguna, ya hablé por ejemplo de una tal Maria José con la que coincidí aquí en Jaén y que me parecía una chica normal, trabajadora y alegre. Llegó al primer centro en el que viví, era de Jaén y probablemente le habían hecho mudarse desde Marbella para "echarla". Nadie sabíamos el porqué de los cambios de la gente, unas van, otra vienen, pero no se dan explicaciones ni se piden. Ni siquiera las suele pedir la interesada, yo no las pedía.
Bueno, pues me hablaron mal de ella las directoras y ya tenía que opinar como las directoras habían dicho, aunque yo viera todo lo contrario. Por eso entiendo de maravilla lo que les ha pasado a todas las opusinas conmigo y con tantas como yo, hay consignas sobre nosotras que nadie va a poner seriamente en duda.
Es un sistema totalitario de dominio de la opinión que da escalofríos.
Lo peor es que a esta relación fría, burocrática, superficial, completamente normada y dirigida desde arriba le llamábamos "vida de familia", porque éramos hermanos "con lazos más fuertes que los de la sangre". Cuanta grandísima bobada nos hemos creído a pies juntillas.
En la medida en que los que estamos fuera nos comportamos libremente, y decimos lo que pensamos damos con ese totalitarismo al traste.
Felices pascuas también a tí y al que las merezca, que no todo el mundo las merece. Se siente....
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