Madredependencia en el Opus Dei. Ambulancias despistadas

parque Enamorados por donde se metió la ambulancia "casualmente" pasaba Jorge por allí

¿Qué iba buscando la ambulancia por el centro del parque?

Carril más apropiado para ambulancias imposible 

Gracias a todos los que estás apoyando al menos con un pequeño comentario a Jorge. Todo lo que podáis decir, que se os ocurra es importante, hacer ruido, porque es una forma de parar el atropello. Desde luego que el acoso al que han sometido a esta persona desde hace años quita capacidad de reacción, pero me consta, nos consta que no hay motivo ninguno para que una pareja de forales se presente en su casa y se lo lleve cual delincuente o loco peligroso.

Al Opus Dei se les olvida que la policía, los jueces, los fiscales están para persiguir criminales, ladrones, facinerosos. Gente que atenta al bien común. No para llevarse ciudadanos que les molestan a a ellos. Y los médicos están para curar enfermedades, no para procurar que las haya.

Me ha recordado a la  época nazi recogiendo judíos por las casas.

Las personas que hemos sido criadas a los pechos del Opus Dei estamos acostumbradas a muchos atropellos. A que en nuestra vida todos los demás decidan. Puedo decir que así fue en mi caso hasta que con mucho sufrimiento, con muchas calumnias y descrédito social por parte de esa secta y todos los que la rodean logré zafarme.

Quiero también decir que en el Opus Dei te puede ir de puta madre si eres uno más de ellos y entras en su marranerías diversas, es decir, ver, oír y callar. Pero como tengas la mala pata de tener un milígramo de conciencia y rebeldía, entonces no te pueden soportar y es preciso exterminarte pero "con guante blanco", Sin salpicar, "ayudándote", "por tu bien". Mayormente por el suyo. No sabéis lo sutiles que pueden llegar a ser en el arte de hundir a los demás al tiempo que presumen de acción humanitaria. Es vomitivo. Así como su capacidad para meterse en las familias y decirte hasta lo que tienes de poner de comer ese día "porque es voluntad de Dios."

Fue un aprendizaje tras mi salida que nadie entra en mi casa si yo no quiero. Y que si me da la gana abro o no abro la puerta, es mi casa. Faltaría más, y si me da la gana cojo el teléfono o no, o sencillamente no tengo teléfono. Y si alguien me ha hecho una putada gorda, se acabaron los saludos, no es que la vaya a insultar ni a difamar, pero tú por tu camino y yo voy por el mío. Lo que no puede ser es que te pisen, te vuelvan a pisar, y te sigan pisando, y tú sigas ahí cual felpudo en el zaguán. Ni hablar. Y estas cosillas, que es pura supervivencia y marcaje de territorio cuando se ha vivido en la hinopia, no se tiene práctica.

Más explicaciones necesarias. He observado que muchas conocidas mías, que fueron numeraritas bebés con 14 años, salieron antes que yo del Opus, y no hay forma de que dejen las faldas de su mami. Es otra característica de muchas madres tocadas por el Opus Dei, pertenezcan o no pertenezcan. No dejan a los hijos volar. Recuerdo concretamente una de mis amigas que ya con 25 años había dejado de ser numeraria. Trabajaba en Barcelona. Esta mujer no tenía mejor plan para sus vacaciones que volverse con su mami a Pamplona ¡con esa edad y con tu independencia económica! incomprensible, y en los tiempos que corren que otra cosa no pero ofertas de tiempo libre, y ganas de recorrer el mundo no nos faltan a nadie. Era una "madredependiente". No sé que habrá sido de ella.
Otra  ni siquiera había salido de su casa con 30, también con trabajo y habiendo dejado de ser numeraria con 20 años. Es incomprensible en personas adultas, es más cómodo y se ahorra más, pero llega un momento en que es ley de vida emprender el vuelo.

Yo quería preguntar al Iñaki que se da cuenta de que lo de Nafarroa no es normal, del carlismo al opusdeísmo sin solución de continuidad, si por azar no conoce algún letrado que lo tenga igual de claro en Pamlona o alrededores, y que si pudiera coceria gustoso a los opusinos en un asador como un lechón. Que les tenga ganas, o no miedo o  nada más lejos que mezclarse con ellos o hacerles la rueda.