Sin superar
Controversia sobre el rol del Papa en la dictadura argentina. No de los peores, pero tampoco de los mejores, estaría muerto como Oscar Romero. La dialéctica de la historia.
El historiador Stephan Ruderser dice que en general la Iglesia, entiéndase los obispos, apoyaron la dictadura argentina que fue del 1976 al 1983 en la que desaparecieron unos 30.000 opositores al régimen. Nada de qué extrañarse, entre nosotros es tabú hacer las estadísticas de cuantos desaparecieron o fueron fusilados en tiempos de paz, una vez terminada la guerra. Así que como española ni me voy a escandalizar ni me voy a extrañar, sólo lamento que aún hoy sea implanteable una comisión de la verdad como en todo país que ha sufrido un régimen autoritario y en el que se ha hecho limpieza ideológica. Además todo está relacionado intímamente con Escrivá que dijo públicamente a algún militar que sólo por el hecho de serlo tenía la mitad de la vocación a su Obra. Más claro agua. Pero en Argentina las leyes de "obediencia debida" han sido derogadas y hay juicios. Aquí el gobierno que algo intentó fue derrotado, somos más de derechas que nunca, el juez fue expulsado de la carrera judicial y los dignos sucesores de un régimen corrupto se frotan las manos porque como siempre tienen los hilos y entre tantos dimes y diretes los delitos prescriben. Que el pueblo se entretenga en vez de poner manos a la obra.
Hubo secuestros, torturas, asesinatos. Todo no está todavía aclarado. El papel de la iglesia es poco glorioso en esta historia. Ruderer ha investigado archivos de Chile y de Argentina. Unos callaron, entiendo que el actual pontífice es más bien de ese bando silencioso, mientras que otros justificaban y apoyaban la actividad de los servicios secretos.
El periodista argentino Horacio Verbitsky, ha escrito sobre la conducta de la iglesia bajo el régimen militar. Una conducta que se explica desde mucho antes. Cuando a principios del siglo XX llegó una ola de inmigrantes europeos a Buenos Aires, las buenas y bien pensantes personas se asustaron de las tendencias socialistas y anarquistas de los recién llegados. Empezó una política represiva a la que la iglesia ayudó con la cantinela del miedo al comunismo. Igual que en tantos países, sin mirar a España. La iglesia era cercana a los militares. Mejor imposible. Campo abonado para ciertos segadores llegados de la madre patria.
"El enemigo de la dictadura y de la iglesia era el mismo, el comunismo. Hay ejemplos de curas y de sacerdotes militares, que justificaban la represión, los muertos, la tortura". Se fijaba mucho el fundador en los militares y su jurisdicción eclesiástica especial.
La conducta de los eclesiásticos argentinos se podría dividir en tres corrientes: conservadores, los que sincera y abiertamente apoyaban, la gran mayoría de los moderados que guardaron silencio y un pequeño grupo que se opuso a la dictadura. En nuestro caso, la gran mayoría estuvo en el primer grupo, ¿guardar silencio tras la guerra civil de un obispo? no me suena. En contra sólo el cardenal de Tarragona que acabó exiliado en Roma, Vidal i Barraquer, y no sé si el obispo de Vitoria.
Bergoglio no era entonces obispo. ¡Uf! menos mal, pero como Provincial de los Jesuitas tenía una posición eclesiástica destacada. No fue hasta 1979. En el 98 lo nombraron arzobispo de Buenos Aires y en 2001 cardenal. Pérez Esquivel aclara que Bergoglio no se puede considerar cómplice de la dictadura. Sólo está la historia de los dos jesuitas que ya mencioné. Uno está muerto y el otro dice que todo aclarado y perdonado.
Bergoglio les habría dicho que si no dejaban su trabajo en la barriada deberían dejar la orden de los jesuitas. Y que eso fue como dar luz verde para detenerlos sin oposición eclesiástica ninguna. Me recuerda, no sé porqué el caso de Edith Stein, sor Benedicta de la Cruz en 1942. También ella fue apresada por la Gestapo por ser judía sin que ninguna autoridad religiosa interviniera para su liberación. Los mismos, me temo, que vieron en Hitler un obstáculo al comunismo, la llegaron a venerar como santa. Vamos muy rápido con las justificaciones político-religiosas de crímenes nunca justificables y la historia nos pilla in fraganti.
Es la versión de Horacio Verbitsky que recoge la acusación en el libro "El silencio" .
Bergoglio se defiende y dice que pocos días antes del golpe de estado de 1976 avisó a los dos curas jesuitas para que se pusieran a cubierto en la casa de la orden, como no le hicieron caso la policía los detuvo. Bergoglio aclara que intentó liberar a los dos. Stephan Ruderer piensa que es posible que así fuera:
"Dice ahora que se interesó dos veces por ellos y preguntó a las autoridades oficiales lo que había pasado, pero nada más. Es lo mismo que pasó con otros obispos durante la dictadura chilena. Pero es poco. Y es el mismo reproche que se le puede hacer a la igleisa argentina."
Es difícil probar ahora porque muchos documentos fueron destruidos y tanto víctimas como verdugos han pasado a mejor vida. Pero la elección papal enciende las discusiones sobre el pasado de Bergoglio:
Stephan Ruderer:
"Los defensores de los Derechos Humanos en Argentina no está particularmente contentos con esta elección porque le reprochan que tampoco después como arzobispo de Buenos Aires dijo gran cosa sobre la Dictadura y no hizo mucho por la reconciliación."
Así que la iglesia católica argentina está hoy dividida con respecto a su pasado: "Hay diferentes corrientes, el Papa pertenece a una moderada y conservadora. Hay obispos todavía más conservadores que defienden su conducta de aquellos años. Y los hay que son muy críticos con la institución porque ha hecho poco por superarla. Hay obispos y curas que quisieran recuperar como mártires a los que fueron asesinados durante la dictadura. Pero en general es un capítulo que no se ha trabajado para superar."
También hay quien piensa que es difícil superar la cinta transportadora de la historia...
Peor que los dos anteriores Papas no puede ser.
El historiador Stephan Ruderser dice que en general la Iglesia, entiéndase los obispos, apoyaron la dictadura argentina que fue del 1976 al 1983 en la que desaparecieron unos 30.000 opositores al régimen. Nada de qué extrañarse, entre nosotros es tabú hacer las estadísticas de cuantos desaparecieron o fueron fusilados en tiempos de paz, una vez terminada la guerra. Así que como española ni me voy a escandalizar ni me voy a extrañar, sólo lamento que aún hoy sea implanteable una comisión de la verdad como en todo país que ha sufrido un régimen autoritario y en el que se ha hecho limpieza ideológica. Además todo está relacionado intímamente con Escrivá que dijo públicamente a algún militar que sólo por el hecho de serlo tenía la mitad de la vocación a su Obra. Más claro agua. Pero en Argentina las leyes de "obediencia debida" han sido derogadas y hay juicios. Aquí el gobierno que algo intentó fue derrotado, somos más de derechas que nunca, el juez fue expulsado de la carrera judicial y los dignos sucesores de un régimen corrupto se frotan las manos porque como siempre tienen los hilos y entre tantos dimes y diretes los delitos prescriben. Que el pueblo se entretenga en vez de poner manos a la obra.
Hubo secuestros, torturas, asesinatos. Todo no está todavía aclarado. El papel de la iglesia es poco glorioso en esta historia. Ruderer ha investigado archivos de Chile y de Argentina. Unos callaron, entiendo que el actual pontífice es más bien de ese bando silencioso, mientras que otros justificaban y apoyaban la actividad de los servicios secretos.
El periodista argentino Horacio Verbitsky, ha escrito sobre la conducta de la iglesia bajo el régimen militar. Una conducta que se explica desde mucho antes. Cuando a principios del siglo XX llegó una ola de inmigrantes europeos a Buenos Aires, las buenas y bien pensantes personas se asustaron de las tendencias socialistas y anarquistas de los recién llegados. Empezó una política represiva a la que la iglesia ayudó con la cantinela del miedo al comunismo. Igual que en tantos países, sin mirar a España. La iglesia era cercana a los militares. Mejor imposible. Campo abonado para ciertos segadores llegados de la madre patria.
"El enemigo de la dictadura y de la iglesia era el mismo, el comunismo. Hay ejemplos de curas y de sacerdotes militares, que justificaban la represión, los muertos, la tortura". Se fijaba mucho el fundador en los militares y su jurisdicción eclesiástica especial.
La conducta de los eclesiásticos argentinos se podría dividir en tres corrientes: conservadores, los que sincera y abiertamente apoyaban, la gran mayoría de los moderados que guardaron silencio y un pequeño grupo que se opuso a la dictadura. En nuestro caso, la gran mayoría estuvo en el primer grupo, ¿guardar silencio tras la guerra civil de un obispo? no me suena. En contra sólo el cardenal de Tarragona que acabó exiliado en Roma, Vidal i Barraquer, y no sé si el obispo de Vitoria.
Bergoglio no era entonces obispo. ¡Uf! menos mal, pero como Provincial de los Jesuitas tenía una posición eclesiástica destacada. No fue hasta 1979. En el 98 lo nombraron arzobispo de Buenos Aires y en 2001 cardenal. Pérez Esquivel aclara que Bergoglio no se puede considerar cómplice de la dictadura. Sólo está la historia de los dos jesuitas que ya mencioné. Uno está muerto y el otro dice que todo aclarado y perdonado.
Bergoglio les habría dicho que si no dejaban su trabajo en la barriada deberían dejar la orden de los jesuitas. Y que eso fue como dar luz verde para detenerlos sin oposición eclesiástica ninguna. Me recuerda, no sé porqué el caso de Edith Stein, sor Benedicta de la Cruz en 1942. También ella fue apresada por la Gestapo por ser judía sin que ninguna autoridad religiosa interviniera para su liberación. Los mismos, me temo, que vieron en Hitler un obstáculo al comunismo, la llegaron a venerar como santa. Vamos muy rápido con las justificaciones político-religiosas de crímenes nunca justificables y la historia nos pilla in fraganti.
Es la versión de Horacio Verbitsky que recoge la acusación en el libro "El silencio" .
Bergoglio se defiende y dice que pocos días antes del golpe de estado de 1976 avisó a los dos curas jesuitas para que se pusieran a cubierto en la casa de la orden, como no le hicieron caso la policía los detuvo. Bergoglio aclara que intentó liberar a los dos. Stephan Ruderer piensa que es posible que así fuera:
"Dice ahora que se interesó dos veces por ellos y preguntó a las autoridades oficiales lo que había pasado, pero nada más. Es lo mismo que pasó con otros obispos durante la dictadura chilena. Pero es poco. Y es el mismo reproche que se le puede hacer a la igleisa argentina."
Es difícil probar ahora porque muchos documentos fueron destruidos y tanto víctimas como verdugos han pasado a mejor vida. Pero la elección papal enciende las discusiones sobre el pasado de Bergoglio:
Stephan Ruderer:
"Los defensores de los Derechos Humanos en Argentina no está particularmente contentos con esta elección porque le reprochan que tampoco después como arzobispo de Buenos Aires dijo gran cosa sobre la Dictadura y no hizo mucho por la reconciliación."
Así que la iglesia católica argentina está hoy dividida con respecto a su pasado: "Hay diferentes corrientes, el Papa pertenece a una moderada y conservadora. Hay obispos todavía más conservadores que defienden su conducta de aquellos años. Y los hay que son muy críticos con la institución porque ha hecho poco por superarla. Hay obispos y curas que quisieran recuperar como mártires a los que fueron asesinados durante la dictadura. Pero en general es un capítulo que no se ha trabajado para superar."
También hay quien piensa que es difícil superar la cinta transportadora de la historia...
Peor que los dos anteriores Papas no puede ser.
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