MEMORIAS DE UN MANICOMIO (2)
“Memoria de un manicomio” no me ha decepcionado. Explica
González Duro cómo fue llamado a Jaén en el año 81 para implementar la reforma
del psiquiátrico dependiente de la Diputación Provincial.
La psiquiatría comunitaria de González Duro promovía un
régimen menos carcelario, un trabajo en equipo de los diferentes profesionales,
sin las rigideces jerárquicas según las cuales por ejemplo sólo los médicos
tenían acceso a los historiales de los pacientes.
Médicos, enfermeros, auxiliares, trabajadores sociales,
celadores y los propios enfermos tenían un papel que jugar en la terapia.
Lo que ocurrió en el psiquiátrico los Prados no puede ser
más sintomático de la “España transicional”. El PSOE, en su primer año en el
gobierno de España traía esperanzas consigo, o muchos españoles habían
despositado en ese partido político, después de 40 años de prohibición ¡la
izquierda estaba en el poder!
González Duro tenía que renovar el manicomio. Sin embargo
los responsables políticos provinciales demostraron que no sabían adónde iban.
Cuando empezaron los cambios, no tantas llaves, mayor limpieza, profesionales
sanitarios en lugar de monjitas, uso de espejos y cinturones por parte de los
enfermos que hasta entonces deambulaban por el sanatorio agarrándose los
pantalones para que no se les cayeran, comidas que no eran sólo papilla, uso de
cuchillo y tenedor, menos medicación y más terapia, peluqueros y barberos,
visitas a domicilio por la provincia
para conocer los entornos, las familias adonde podían regresar y ser acogidos….
cambios en el trabajo de los que estaban acostumbrados a hacer de su capa un
sayo dentro del manicomio, empezaron los problemas.
González Duro se encontró con una dura oposición por parte
de la derecha médica de la ciudad, también de la prensa entonces en manos de la UCD. Se publicaban
barbaridades sobre la reforma y el reformador. Los del PSOE estaban más
preocupados por las futuras elecciones y por no crearse enemigos que por el
bienestar de los enfermos. En sólo dos años el psiquiatra había conseguido
muchas cosas, pero también las resistencias fueron tantas que al final lo
echaron.
Los socialistas querían cambios pero no hay cambio sin
molestar, no querían ni se atrevían a ir demasiado lejos. No quisieron adecuar
el rígido aparato jerárquico administrativo que venía del franquismo a los
nuevos objetivos asistenciales, incluso lo reforzaron con mayores trabas
burocráticas y ordenancistas.
Me parece reseñable decir que en este caso los socialistas
provinciales usaban palabras nuevas “querían una alternativa a la salud mental
existente” para seguir haciendo lo mismo. El cese de González Duro no fue un
caso aislado. También pasó lo mismo en Sevilla, Barcelona y Málaga. El
psiquiatra que traía novedades llamado por el PSOE fue cesado tras las
elecciones municipales de 1983 en las que los socialistas salieron reforzados y
decidieron marcha atrás.
Mutatis mutandis este ejemplo y experimento se puede
trasladar a muchos otros campos que nos son más cercanos y conocidos. Jaén,
pequeño laboratorio y experimento de lo que da de sí una transición a la
democracia tan falsa como la española. Merece la pena este librito de 250 páginas
que se lee en unas horas y es un paradigma de las cosas que han ocurrido, no se
puede cambiar si no se empieza llamando a las cosas por su nombre.
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