SIN MIEDO
Hoy es un día importante para unos alumnos muy apreciados, aunque no he estado en su graduación, sí con el corazón y el pensamiento. Y aquí una foto rodeada de este grupo tan especial para mí
En medio se me ve con una muñeca en las manos que me han regalado y que les agradezco, ¡me ha hecho mucha ilusión!, esta es la muñequita
C'est moi! llevo a Marx, Platón, Aristóteles bajo el brazo y en la pizarra una frase de Hannah Arendt que me han dedicado sobre una serie de cosas que son siempre las mismas a lo largo del tiempo. Miles de gracias a estos alumnos tan majos y a Carmen, la artista que ha hecho la muñequita tan mona...
Y pongo otro bonito texto de E. Fromm sobre el miedo:
¿por qué la gente reprime el conocimiento de aquello de lo que debería ser consciente? es indudable que la razón principal es el miedo. ¿Pero miedo a qué? ¿Miedo a la castración como supuso Freud? no parece haber pruebas de eso. ¿Miedo a ser asesinado o encarcelado, o a morir de hambre? si estuviéramos en dictadura podría ser, pero no es el caso.
¿Existen temores más sutiles producidos por una sociedad como la nuestra? Pensemos en un joven directivo o ingeniero de una gran corporación. Si alberga ideas heterodoxas, se sentirá inclinado a reprimirlas, so pena de no ser ascendido como lo demás. Tal cosa no supondría una tragedia en sí, salvo por el hecho de que él mismo, su esposa y sus amigos considerarán que es un fracasado si se queda atrás en esa carrera competitiva. Así pues, el temor a fracasar puede ser motivo para reprimirse.
Pero aun existe otro motivo, a mi entender el más poderoso para la represión: el miedo al aislamiento y al ostracismo
Para el hombre, en la medida en que lo es -es decir, en la medida en que trasciende la naturaleza y es consciente de sí mismo y de la muerte-, la sensación de completa soledad y distanciamiento se aproxima a la locura. El hombre en cuanto hombre tiene miedo a la locura, así como el hombre como animal tiene miedo a la muerte. El hombre tiene que relacionarse, tiene que establecer una unión con otros hombres para poder conservar su salud mental. Esta necesidad de ser uno con los otros es su pasión más fuerte, más fuerte que el sexo y a menudo más fuerte incluso que su deseo de vivir. Ese temor al aislamiento y al ostracismo -más que el miedo a la castración- es lo que nos conmina a reprimir la captación de todo aquello que es tabú, ya que tal conocimiento supondría ser diferente, quedar separados, y, en consecuencia, ser condenados al ostracismo.
Por esta razón el individuo no tiene más remedio que permanecer ciego ante aquello que su grupo pretende que no existe, o aceptar como verdad aquello que la mayoría dice que es verdad, aun cuando sus propios ojos pudieran convencerlo de que es falso. Para el individuo, el rebaño es de una importancia tan vital que los puntos de vista, creencias y emociones de éste constituyen la realidad para él, en mayor medida que sus sentimientos y su razón le digan.
Así como en el estado de disociación hipnótica la voz del hipnotizador ocupa el lugar de la realidad, así la pauta social constituye la realidad para la mayoría de la gente. Lo que el hombre considera verdadero, real y cuerdo, no son más que los clichés aceptados por su sociedad, y una gran parte de lo que no se ajusta a éstos queda excluida del conocimiento es inconsciente. Casi no hay cosa que el hombre no crea -o reprima-cuando se ve constreñido por la amenaza explícita o implícita del ostrascismo. Volviendo al temor de perder la identidad, quiero dejar claro que para la mayoría parte de los individuos su identidad está arraigada precisamente en su conformidad con los clichés sociales. "Ellos" son quienes se supone que deben ser, de ahí que el miedo al ostracismo lleve implícito el miedo a la pérdida de identidad, y la combinación de ambos temores posee un poder terriblemente efectivo.
En medio se me ve con una muñeca en las manos que me han regalado y que les agradezco, ¡me ha hecho mucha ilusión!, esta es la muñequita
C'est moi! |
Y pongo otro bonito texto de E. Fromm sobre el miedo:
¿por qué la gente reprime el conocimiento de aquello de lo que debería ser consciente? es indudable que la razón principal es el miedo. ¿Pero miedo a qué? ¿Miedo a la castración como supuso Freud? no parece haber pruebas de eso. ¿Miedo a ser asesinado o encarcelado, o a morir de hambre? si estuviéramos en dictadura podría ser, pero no es el caso.
¿Existen temores más sutiles producidos por una sociedad como la nuestra? Pensemos en un joven directivo o ingeniero de una gran corporación. Si alberga ideas heterodoxas, se sentirá inclinado a reprimirlas, so pena de no ser ascendido como lo demás. Tal cosa no supondría una tragedia en sí, salvo por el hecho de que él mismo, su esposa y sus amigos considerarán que es un fracasado si se queda atrás en esa carrera competitiva. Así pues, el temor a fracasar puede ser motivo para reprimirse.
Pero aun existe otro motivo, a mi entender el más poderoso para la represión: el miedo al aislamiento y al ostracismo
Para el hombre, en la medida en que lo es -es decir, en la medida en que trasciende la naturaleza y es consciente de sí mismo y de la muerte-, la sensación de completa soledad y distanciamiento se aproxima a la locura. El hombre en cuanto hombre tiene miedo a la locura, así como el hombre como animal tiene miedo a la muerte. El hombre tiene que relacionarse, tiene que establecer una unión con otros hombres para poder conservar su salud mental. Esta necesidad de ser uno con los otros es su pasión más fuerte, más fuerte que el sexo y a menudo más fuerte incluso que su deseo de vivir. Ese temor al aislamiento y al ostracismo -más que el miedo a la castración- es lo que nos conmina a reprimir la captación de todo aquello que es tabú, ya que tal conocimiento supondría ser diferente, quedar separados, y, en consecuencia, ser condenados al ostracismo.
Por esta razón el individuo no tiene más remedio que permanecer ciego ante aquello que su grupo pretende que no existe, o aceptar como verdad aquello que la mayoría dice que es verdad, aun cuando sus propios ojos pudieran convencerlo de que es falso. Para el individuo, el rebaño es de una importancia tan vital que los puntos de vista, creencias y emociones de éste constituyen la realidad para él, en mayor medida que sus sentimientos y su razón le digan.
Así como en el estado de disociación hipnótica la voz del hipnotizador ocupa el lugar de la realidad, así la pauta social constituye la realidad para la mayoría de la gente. Lo que el hombre considera verdadero, real y cuerdo, no son más que los clichés aceptados por su sociedad, y una gran parte de lo que no se ajusta a éstos queda excluida del conocimiento es inconsciente. Casi no hay cosa que el hombre no crea -o reprima-cuando se ve constreñido por la amenaza explícita o implícita del ostrascismo. Volviendo al temor de perder la identidad, quiero dejar claro que para la mayoría parte de los individuos su identidad está arraigada precisamente en su conformidad con los clichés sociales. "Ellos" son quienes se supone que deben ser, de ahí que el miedo al ostracismo lleve implícito el miedo a la pérdida de identidad, y la combinación de ambos temores posee un poder terriblemente efectivo.
Comentarios
https://www.youtube.com/watch?v=tKiTgW8BBDI