TEOLOGÍA DE RICACHONES

La gente que me aprecia da la cara, así que menos rollos para acusar de conspiranoicos y seguidamente pasar el masaje.

 Nos quedamos cortos por exceso de silencio, el silencio de los que no sobrevivieron para contarlo y el de los que prefieren olvidar por miedo a represalias reales o imaginadas.

Ahora que se ha hundido el Popular, que el Santander lo ha comprado por un euro y que no se entiende donde ha ido a parar la pasta viene bien este repaso.

García Trevijano se despacha en el video sobre la traición de Juan Carlos a don Juan, traición en la que Luis Valls Taberner tuvo un papel primordial, cuando si Valls llegó a lo alto del Popular fue gracias a Juan de Borbón, eso dice Trevijano, y nos enteramos hoy de que Luis Valls quiso ser ministro. Valls financiador de todos los chanchullos transicionales. Y traidor de primera línea. Como todos.

Sólo sé que ya hubo una periodista norteamericana que estableció el paralelismo increíble de obispo de filiación o hermandad o parentesco OD nombrado en paraíso fiscal con apertura de surcursales santanderinas en las respectivas diócesis. Me limito a repetir, y que veía a dicho superbanco botinero como un elemento más en la estrategia mundial opusina de poder. De locos. Ya. Ellos. A mí que me registren sobre mi afán desmedido de poder, que llevo toda mi vida protegiéndome y defendiéndome de los numerosos ansiosos con los que me he topado.

No me explico cómo son posibles las jubilaciones y pensiones multimillonarias en euros frente a los ahorradores que han visto sus depósitos evaporarse o a los empleados del banco con horario de ventanilla y atención al público, siempre fuente de stress, que se ven echados, que se prescinde de ellos mientras los otros se llevan una pasta. O al menos es lo que dicen, y resulta incomprensible, no sé, que no arda nada ni explote nada y a nadie le importe. En fin, supongo que serán los psi los que se pondrán como locos recetando pastillas y los farmacéuticos vendiéndolas porque esta poca reacción ante lo que nos dicen que pasa no tiene explicación. A no ser que no cuenten toda la verdad.

OD es una familia pobre “de solemnidad” como dijo el otro día la Celia Villalobos que no debían ser los políticos. OD tiene muchos hijos, muchas necesidades y cualquiera que haya pisado dos minutos uno de sus centros lo habrá oído. Si lo pisa cinco minutos habrá comprendido que es un mantra opusino lo de ser pobre de solemnidad. Y las que éramos de la base que no teníamos ni para pipas nos lo podríamos creer. En especial cuando heredabas ropa vieja pero de calidad de alguna supernume difunta, como fue mi caso. Pobre pobrísima. O cuando te cosían unos faldones a máquina que aquello parecía hecho feo a conciencia. Pero la tela era buenisima y el faldón verde me duró una década.

OD no tiene dinero. Para según qué cosas y según qué personas. No publican un balance, ni siquiera las cuentas trimestrales que la Consulta Técnica eleva al Prelado y sus asistentes más cercanos. En 1992 con motivo de la beatificación, 17 de mayo, qué tiempos, un año entero pensando en esa fecha desde su anuncio en septiembre 91, OD solicitó que cada uno de los participantes en el evento acudieran a Roma con 3000 $ en cash, Una manera de exportar ilegalmente capital como cualquier otra. Mediante beatificación.

Un cura OD residente en Argentina recibió la invitación pero no tenía el dinero, lo solicitó a su familia de Venezuela. Estos enviaron el cheque a una sociedad auxiliar opusina siguiendo las instrucciones. El cura estaba supercontento, al regreso de Roma pararía en Caracas para ver a sus padres. Pero los superiores opus le dijeron que no era apropiado. No es preciso señalar que el dinero no fue reembolsado y la familia dándose cuenta de que habría sido imposible recuperarlo lo dio por perdido. Aun cuando se multiplique por el número más bajo estimado de peregrinos es posible que el gran espectáculo en Plaza San Pedro, cumpleaños de Papa inclusive 18 de mayo, se calcula que recogieron unos 450 millones de $

Fue un ejemplo patente de la combinación opusina tan especial de ética del capitalismo y religión tradicional, exitosamente desplegado contra la teología de la Liberación. La combinación merece denominarse teología de ricachones. Es una confirmación de que OD no se siente sólo concernido con la salvación de las almas sino también con los grandes números de la finanza.

OD es un reflejo de este modus operandi que le procura los recursos necesarios para su expansión. Pero el éxito del OD se vió favorecido por su exclusivo estatuto jurídico. A pesar de revisiones modernas el Codex Iuris sigue basado en los cánones del siglo XIII cuando ni el comercio ni el negocio bancario estaban muy desarrollados. Gutenberg no había inventado la imprenta y faltaban doscientos años para que Maquiavelo publicara sus ideas sobre la necesidad de la doblez como instrumento de gobierno y diplomacia.

OD opera en un vacío cuasi medieval. Porque las instituciones vaticanas no estás preparadas para regular un conglomerado internacional. El derecho canónico no se pensó para gobernar una organización cuya lista de actividades es desconocida incluso para la mayoría de sus miembros. La ausencia de supervisión vaticana proporciona al OD una libertad ilimitada, el reconocimiento como institución de derecho pontificio le da la posibilidad de funcionar en territorios de otras jurisdicciones sin someter sus actividades ni parte de ellas a las leyes y regulaciones de esas jurisdicciones.

Todo esto hace del “Opus Dei” algo tan único como peligroso. Peligroso porque operan como si el consejero delegado a los mandos fuera Dios Padre, dándoles derecho a insertarse entre las leyes civiles de los países y los cánones eclesiásticos. Más que como diócesis flotante OD funciona como un estado compacto, o una diócesis mercantil, con sus propios consejos, política exterior, ministerio de hacienda y religión estatal, incluso sus propios territorios que las diócesis “le confían”. Todo ello pudiera parecer algo quijotesco si no fuera porqué los miembros han sido acusados de fraude, de diseñar sofisticados sistemas armamentísticos, de implicación en golpes de Estado, aliarse con estafadores y colaborar en operaciones militares anti-insurgencia.