CURAS Y SEXUALIDAD

 No me ocupo ni sigo la actualidad de la iglesia ortodoxa y anglicana. Me ocupo de la que me concierne, por otra parte más extendida que las otras dos en el ámbito cultural hispano, que coincide casi prácticamente con el ámbito cultural donde ha prendido la obra "de divina nada". Es raro que en todos los países hayan saltado casos masivos de curas depredadores de niños menos en el nuestro. Ha sido un problema tan generalizado que dió lugar a la Orden de los Siervos del Paráclito con la misión específica de tratar a todos esos religiosos.
En este documental se menciona (min 36:00) a propósito del caso de los niños sordos de San Juan, víctimas del padre Murphy auténtico depredador de chicos. Sordos. Así no podían contar nada, más complicado, elegía a niños cuyos padres no conocieran el lenguaje de signos. Ser cura te daba un estatus entre las familias católicas que te permitía "echarte a dormir" y tener un comportamiento de auténtico diablo





El padre Gerald Fitzgerald abrió el primer centro de los Siervos del Paráclito en Nuevo Méjico en 1947. Hasta que en determinado momento se dió cuenta de que los depredadores de niños no tenían cura. Y se le ocurrió que lo mejor era llevarlos a una isla para apartarlos definitivamente de sus víctimas. La Iglesia adelantó 5000 $ por la isla de Carriacou, en Barbados. Luego se echaron para atrás y los Siervos del Paráclito siguieron tratando a estos curas en centros especiales desparramados por América, Europa, Africa y Filipinas. Hasta 2000 individuos "tratados".
El caso de Murphy es el mismo de todos los casos: los cambiaban de sitio sin avisar quien llegaba y porqué.

Patrick J Wall dejó de ser monje benedictino asqueado de la misión que le encomendaron: presionar a las familias afectadas para que no demandaran y que se contentaran con una indemnización pecuniaria.

Con estos parámetros se ha funcionado: sin denunciar penalmente, sin aislar ni separar de los niños, sin tratar médicamente a esas personas.

Y parece claro que cualquiera que haya tenido responsabilidades eclesiales no se puede hacer de nuevas.
Otro ex cura Richard Sipe ha escrito sobre la cuestión.
Fallecido en agosto 2018 a los 85 años, fue monje benedictino y sacerdote de 1953 a 1979. Se especializó en psicoterapia aplicada a los curas. Intervino en EEUU y Canadá en más de 250 juicios contra curas pedófilos como experto. Su tesis es dura y cruel: el celibato obligatorio puede favorecer las tendencias pedófilas. Existe un tipo de inhibición psicosexual más frecuente entre las personas solteras que la media de la población. A menudo la persona se hace consciente de ese déficit en el desarrollo psicológico una vez que ha recibido la ordenación sacerdotal.
La conclusión de Sipe es que los problemas del clero depredador acabarán con la credibilidad de la Iglesia.

Su libro más famoso "Mundo secreto; sexualidad y búsqueda del celibato" se basa en conversaciones con 1.500 sacerdotes, y la conclusión es que prácticamente 1 de cada 3 tienen una relación sexual a corto y o a largo plazo.

Por mucho que se imponga la castidad a veces los superiores religiosos ante determinados curas jóvenes que no saben sobrellevarla optan por aconsejar: "Búscate una mujer que lleve tu casa o búscate una amante." Para muchos curas sin experiencia su primer amor una parroquiana casada en busca de consejo para sus dificultades. Emotivamente débil y experta sexualmente. No le pide al cura exclusividad, comparte, y la cuestión es fácil de gestionar si el cura lo único que quiere es alivio sexual.

Es harina de otro costal cuando el cura se siente capaz y suficientemente seguro para buscarse niños y jóvenes. Sipe dice que en muchos seminarios se compartía la idea de que uno no podía emprender el camino del sacerdocio más que tras una experiencia mala con el sexo que les llevara a la repugnancia hacia todo lo que con ello se relaciona. Los curas inmaduros tienden a contar sus experiencias a seminaristas todavía más inexperimentados.

Según Richard Sipe los curas aislados, celosos, devotos, poco sociables tienden a encuentros ocasionales, a menudo con prostitutas. Es una catástrofe en una vida muy ordenada que desencadena el arrepentimiento del que se sale confesando, autoflagelándose también físicamente y forzándose a trabajar todavía más duro.

Algo así contaba el ex numerario al que a pesar de sus pecados y reincidencias con supers y no tan supers no querían soltar por ser un genio del proselitismo. Hasta que no pudo más con tanta hipocresía.