REFLEXIONES ECO
No se trata de creer en esto o aquello, sino de plantear cambios para un poco menos de injusticia. Lo que hay es llamativa, además de la galopante exclusión en paralelo con la galopante acumulación. Por eso pongo el vídeo y no me parece pérdida de tiempo escuchar a personas de fundamento, no al típico tertuliano passe partout que gastamos por estos pagos. A sueldo de la cadena, a cubierto del sistema, financiados para que dure, nos sueltan lo que conviene, callando las verdades necesarias para el progreso y la evolución del conjunto de la sociedad.
Ignoro si hay entre nosotros filósofos y economistas como lo es Lordon, o historiadores de la economía y asesores de políticos como lo ha sido Piketty de este nivel y con esa capacidad para difundir el fruto de sus investigaciones. Que sean capaces de hablar sin paños calientes y diciendo en serio lo que piensan, sin caer en la chabacanería ni el insulto, sino yendo al tema sin desviarse de la conversación. No los he encontrado y por eso los traigo a colación.
Dejando aparte el monotema del blog, de Lordon me gusta su radicalismo, la revolución del pensamiento que significa poner por delante que nadie sea más en un negocio por haber puesto el dinero. Una idea difícil de encajar puesto que valoramos por encima de todo el numerario. El filósofo y economista Frédéric Lordon se aferra a la idea de que ningún rico empresario es nadie si no halla la colaboración de otros para poner en marcha el negocio, todos en pie de igualdad. Esa es la cuestión y es totalmente opuesta al modo común de pensar que tenemos. Que se aleja de la realidad económica actual, en la que evidentemente el empleado o asalariado siente la sumisión, humillación e incluso esclavitud de tener que aceptar cualquier puesto al precio que sea para poder sobrevivir meramente. Llevando las cosas al extremo y poniéndonos en el peor de los casos. Es la nueva esclavitud de nuestro tiempo. Que además se nos inculca "las cosas son así y no pueden ser de otra manera".
También en el aspecto redistributivo que debería ser una dimensión del Estado social, compensar las desigualdades, en uno de los artículos que enlazo se habla de como a través de exenciones variadas, promesas electorales de la derecha a los suyos al final pagamos los de siempre mientras que a los de arriba se les dan facilidades para acumular y distraer de la hacienda pública. Está ocurriendo en todos los países también por el dichoso neoliberalismo.
Los viejos y los parados son una carga pero al parecer los paraísos fiscales en plena U.E no.
En fin, opus aparte, estimo que sería tiempo de que los españoles en conjunto reflexionáramos sobre todos estos asuntos, dejando de contentarnos con tener a salvo a los nuestros y por supuesto olvidando de una vez el circo mediático de inanes controversias a propósito de vestigios del foralismo decimonónico o de otras más sin fundamento sobre pines.
Con lo fácil que sería para ministros y demás autoridades quedarse en su despacho gestionando en vez de estar de emisora en emisora sembrando la polémica y las contradicciones entre sí por nada. Menos hablar y más trabajar, más gestionar en serio.
El trabajador no puede vivir constantemente en la declaración a la prensa como vemos que hacen los "irresponsables" políticos españoles.
Ignoro si hay entre nosotros filósofos y economistas como lo es Lordon, o historiadores de la economía y asesores de políticos como lo ha sido Piketty de este nivel y con esa capacidad para difundir el fruto de sus investigaciones. Que sean capaces de hablar sin paños calientes y diciendo en serio lo que piensan, sin caer en la chabacanería ni el insulto, sino yendo al tema sin desviarse de la conversación. No los he encontrado y por eso los traigo a colación.
Dejando aparte el monotema del blog, de Lordon me gusta su radicalismo, la revolución del pensamiento que significa poner por delante que nadie sea más en un negocio por haber puesto el dinero. Una idea difícil de encajar puesto que valoramos por encima de todo el numerario. El filósofo y economista Frédéric Lordon se aferra a la idea de que ningún rico empresario es nadie si no halla la colaboración de otros para poner en marcha el negocio, todos en pie de igualdad. Esa es la cuestión y es totalmente opuesta al modo común de pensar que tenemos. Que se aleja de la realidad económica actual, en la que evidentemente el empleado o asalariado siente la sumisión, humillación e incluso esclavitud de tener que aceptar cualquier puesto al precio que sea para poder sobrevivir meramente. Llevando las cosas al extremo y poniéndonos en el peor de los casos. Es la nueva esclavitud de nuestro tiempo. Que además se nos inculca "las cosas son así y no pueden ser de otra manera".
También en el aspecto redistributivo que debería ser una dimensión del Estado social, compensar las desigualdades, en uno de los artículos que enlazo se habla de como a través de exenciones variadas, promesas electorales de la derecha a los suyos al final pagamos los de siempre mientras que a los de arriba se les dan facilidades para acumular y distraer de la hacienda pública. Está ocurriendo en todos los países también por el dichoso neoliberalismo.
Los viejos y los parados son una carga pero al parecer los paraísos fiscales en plena U.E no.
En fin, opus aparte, estimo que sería tiempo de que los españoles en conjunto reflexionáramos sobre todos estos asuntos, dejando de contentarnos con tener a salvo a los nuestros y por supuesto olvidando de una vez el circo mediático de inanes controversias a propósito de vestigios del foralismo decimonónico o de otras más sin fundamento sobre pines.
Con lo fácil que sería para ministros y demás autoridades quedarse en su despacho gestionando en vez de estar de emisora en emisora sembrando la polémica y las contradicciones entre sí por nada. Menos hablar y más trabajar, más gestionar en serio.
El trabajador no puede vivir constantemente en la declaración a la prensa como vemos que hacen los "irresponsables" políticos españoles.
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