IMITADORES
Habría que irse olvidando de la "santificación" de nada, han sido sucesivos disfraces del culto a un ser humano. Era lo que exigía a sus seguidores, obediencia rendida a sus más pequeñas sugerencias e incluso caprichos. Le sacó partido al lado "carismático", atractor de voluntades de su personalidad. Y es lástima que todavía no se les haya oficialmente quitado el disfraz.
Además se nota en que sus "hijos" más afamados le imitaban en imponer arbitrariedades y malos humores a los demás. Una vez que alcanzaban puestos de mando, desde allí se trata de machacar y hacer literalmente la "santa voluntad". Estoy pensando en lo que nos ha contado Guillermo: "Aventuras de Casciaro en Méjico". Casciaro fue uno de los primeros, muy valorado, vivió la guerra al lado del founder, en Madrid, en Valencia, Barcelona, Pamplona y Burgos. Cuando eran cuatro gatos que cabían en un taxi.
Particularmente recuerdo el libro que escribió relatando sus años juveniles al lado del "supuesto santo". Lo leíamos con fruición: hoy me pregunto si lo escribió él o fue un encargo, por imitar al líder. Era ameno, entretenido, y lleno de lecciones dadas por Dios a través del "instrumento inepto y sordo", como se llamaba a sí mismo el de Barbastro. Desde entonces, una vez que tenía camelada a la persona, no lanzaba a la gente sino a la conquista de los puestos, dando los codazos imprescindibles, y haciendo las amistades precisas en el gobierno.
La verdadera historia de cómo subieron en la política española y vaticana está por contar. Un auténtico lobby, además de estafa para quienes no teníamos madera de lobbistas. También formábamos parte del disfraz.
Casciaro imitó a su líder en todo, también en los afanes aristocráticos, en querer pasar por más de lo que eran sus orígenes sociales. Inevitable que los curas que siguen sean copias del iniciador. Tienen que pasar por "su" cabeza y "su" corazón.
En el Año Santo Dariusz Kowalczyk, de la Pontificia Universidad Gregoriana recuerda las críticaslas críticas de Lutero a las indulgencias, que se centraban en el “cálculo” y la comercialización de la gracia divina. La Iglesia respondió a esto con una doctrina de indulgencias más profunda y mejorada . Esto también se aplica a la doctrina de la "indulgencia plenaria".
Kowalczyk también enfatizó que, según la enseñanza actual, una indulgencia plenaria sólo es posible si un pecador, después de la confesión, la comunión y las oraciones, ya no tiene ningún apego emocional al pecado cometido. Sin embargo, esto sólo ocurre en contadas ocasiones. Sin embargo, sin este completo desapego interior del pecado, sólo puede haber una "indulgencia parcial". Aparte de eso, es extremadamente difícil hablar de medidas cuantitativas cuando se trata de cosas espirituales, que no son "cosas" sino relaciones entre el hombre y Dios. El Año Santo 2025 es una invitación a los creyentes a «renovar el conocimiento del significado de las indulgencias» y a acogerlas con confianza y esperanza.
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