Recuerdos de Buenos Aires
Tiene cosas buenas, ser jesuita no es la menor de ellas, puntos a su favor. El nombre, en recuerdo de un gran santo, popular. Pero un Papa como Juan Pablo I, limpio de polvo y paja, es imposible han pasado muchos años desde entonces. Les ha dado tiempo a perseguir, acorralar, que se mueran o enfermen o que sean arrinconados, todos los que no estaban de acuerdo con el curso de las cosas, pompa, boato, sotanas, Trento, sólo cuestiones referidas al sexto y al noveno, y dale periquillo a la misma ruleta, además de muchos escándalos financieros, salpicados con un par de crímenes difícilmente explicables.
Con la atmósfera que ya nos han demostrado se respira en esos palacios vaticanos, milagros pocos. A ver que rumbo toman las cosas. No se puede más que estar a la expectativa. A los amigos del blog bien no les ha podido cae. No les gusta que se les recuerde su filiación tan poco divina como decía Estruch, es decir, no les gusta que se les recuerde que desde el minuto cero están queriendo imitarles e ir más allá de ellos, y menos les gusta que se les recuerde que la imitación les sale fatal. Ya hablé de los rasgos que yo sé son un corta y pega de los jesuitas. ¡Qué poco disimulo llamar colegio romano al colegio romano!, al colegio romano respectivo van algunas elegidas y algunos elegidos para una "formación más intensa". O la Ratio Studiorum, el programa de estudios internos también copiado, o el querer ser los intelectuales católicos por excelencia. Les sale una mueca, remedo de intelectuales, atados todos con una cuerda a la estaca desde la que se les permite cierto radio de acción, nunca muy amplio.
Expliqué que uno de mis descuibrimientos tras la salida, fue observar con estupor que los muchas veces denostados jesuitas, orden nacida en el siglo XVI eran más modernos y variados en sus formas que la novedosa prelatura personal a la que nunca pertenecí por no ser cura. Otro capítulo fue enterarme tras mi salida que Escrivá no podía verlos ni en pintura, los detestaba cordialmente.
Y el papa llevado en volandas por ellos a la sede de Pedro de las primeras medidas que tomó fue doblarles el pescuezo a los jesuitas con aquel descabezamiento del Padre Arrupe sustituido por un "legado papal". Es uno de los hechos gloriosos de Juan Pablo II que se cuentan en la biografía-hagiografía del estadounidense Weigel, qué pena no tenerla a mano para consultar el capítulo: "lo que hicimos con SJ nada más llegar".
Hay que darle tiempo al tiempo, a ver si logra que no lo disfracen de emperador y por favor ya basta de fantochadas ceremoniales. No debe ser nada fácil lidiar con todos los que andan por aquella santa casa. Y con el alemán y su secretario en la trastienda. Estamos expectantes y con ganas de ser gratamente sorprendidos, no más sectas, no más fascismo clerical, hasta las narices del elitismo espiritual que de espiritual no tiene nada y sí de económico. Expectación y voto de confianza.
Mientras, aunque es difícil, habrá que perdonarle estos pecados de su biografía de colaborador con los dictadores. Las víctimas no le perdonarán, no es nada estupendo lo que se cuenta de él aquí.
Se refieren al tiempo en que fue provincial de la Compañía en Argentina entre 1973 y 1979, por cierto ¿no fue en esos momentos cuando Escrivá cosechó más éxito y expectación en Buenos Aires? Me refiero a aquellas tertulias que nos sabíamos de memoria: "Padre mímeme", "fue para nosotros una fiesta espiritual", "¿qué más puedo hacer?", "mi hija, su hija, ¡Hija de Dios!"...etc. No nos ha faltado el teatro.
Yorio y Jalics eran dos jesuitas que vivían con los pobres en el barrio pobre de Bajo Flores. La versión de Bergoglio es que como superior les habría aconsejado que fueran a vivir a la casa madre jesuita para escapar de la policía de la dictadura. Pero la policía los arrestó "por guerrilleros". Antes de que JPII, Ratzinger y OD la emprendieran definitivamente contra la teología de la liberación ya había quien se entrenaba. No sé como se liberaron los dos curas de la policía, estuvieron 5 meses detenidos y el grupo de parroquianos que los acompañaba fue asesinado sin que jamás se encontraran sus cadáveres. Yorio escapó a Roma, y allí supo por el embajador argentino que era el propio superior jesuita el que se había quejado de ellos a la dictadura y que por eso los habían apresado.
Bergoglio ascendió con 50 años a arzobispo de Buenos Aires, ayudado por el cardenal Quarracino su predecesor. Emilio Mignone es el activista argentino por los derechos humanos que narra en "Iglesia y dictadura" la implicación de los curas con los jefes militares.
Es lo peor que tienen las religiones, los jefes. No tenían que existir los "superiores jerárquicos". Lo mismo pasó en la segunda guerra mundial, cuando los rabinos de Europa facilitaron a Hitler y sus secuaces el exterminio del pueblo judío. Luego les sentaba fatal que se les recordara, como se vió cuando el juicio "Eichmann en Jerusalén". No se acuerdan los grandes de este mundo que su papel está al servicio de los de abajo y que sin eso nadie somos nada.
Hay más, pero no voy a cargas las tintas.
Démosle un voto de confianza.
Con la atmósfera que ya nos han demostrado se respira en esos palacios vaticanos, milagros pocos. A ver que rumbo toman las cosas. No se puede más que estar a la expectativa. A los amigos del blog bien no les ha podido cae. No les gusta que se les recuerde su filiación tan poco divina como decía Estruch, es decir, no les gusta que se les recuerde que desde el minuto cero están queriendo imitarles e ir más allá de ellos, y menos les gusta que se les recuerde que la imitación les sale fatal. Ya hablé de los rasgos que yo sé son un corta y pega de los jesuitas. ¡Qué poco disimulo llamar colegio romano al colegio romano!, al colegio romano respectivo van algunas elegidas y algunos elegidos para una "formación más intensa". O la Ratio Studiorum, el programa de estudios internos también copiado, o el querer ser los intelectuales católicos por excelencia. Les sale una mueca, remedo de intelectuales, atados todos con una cuerda a la estaca desde la que se les permite cierto radio de acción, nunca muy amplio.
Expliqué que uno de mis descuibrimientos tras la salida, fue observar con estupor que los muchas veces denostados jesuitas, orden nacida en el siglo XVI eran más modernos y variados en sus formas que la novedosa prelatura personal a la que nunca pertenecí por no ser cura. Otro capítulo fue enterarme tras mi salida que Escrivá no podía verlos ni en pintura, los detestaba cordialmente.
Y el papa llevado en volandas por ellos a la sede de Pedro de las primeras medidas que tomó fue doblarles el pescuezo a los jesuitas con aquel descabezamiento del Padre Arrupe sustituido por un "legado papal". Es uno de los hechos gloriosos de Juan Pablo II que se cuentan en la biografía-hagiografía del estadounidense Weigel, qué pena no tenerla a mano para consultar el capítulo: "lo que hicimos con SJ nada más llegar".
Hay que darle tiempo al tiempo, a ver si logra que no lo disfracen de emperador y por favor ya basta de fantochadas ceremoniales. No debe ser nada fácil lidiar con todos los que andan por aquella santa casa. Y con el alemán y su secretario en la trastienda. Estamos expectantes y con ganas de ser gratamente sorprendidos, no más sectas, no más fascismo clerical, hasta las narices del elitismo espiritual que de espiritual no tiene nada y sí de económico. Expectación y voto de confianza.
Mientras, aunque es difícil, habrá que perdonarle estos pecados de su biografía de colaborador con los dictadores. Las víctimas no le perdonarán, no es nada estupendo lo que se cuenta de él aquí.
Se refieren al tiempo en que fue provincial de la Compañía en Argentina entre 1973 y 1979, por cierto ¿no fue en esos momentos cuando Escrivá cosechó más éxito y expectación en Buenos Aires? Me refiero a aquellas tertulias que nos sabíamos de memoria: "Padre mímeme", "fue para nosotros una fiesta espiritual", "¿qué más puedo hacer?", "mi hija, su hija, ¡Hija de Dios!"...etc. No nos ha faltado el teatro.
Yorio y Jalics eran dos jesuitas que vivían con los pobres en el barrio pobre de Bajo Flores. La versión de Bergoglio es que como superior les habría aconsejado que fueran a vivir a la casa madre jesuita para escapar de la policía de la dictadura. Pero la policía los arrestó "por guerrilleros". Antes de que JPII, Ratzinger y OD la emprendieran definitivamente contra la teología de la liberación ya había quien se entrenaba. No sé como se liberaron los dos curas de la policía, estuvieron 5 meses detenidos y el grupo de parroquianos que los acompañaba fue asesinado sin que jamás se encontraran sus cadáveres. Yorio escapó a Roma, y allí supo por el embajador argentino que era el propio superior jesuita el que se había quejado de ellos a la dictadura y que por eso los habían apresado.
Bergoglio ascendió con 50 años a arzobispo de Buenos Aires, ayudado por el cardenal Quarracino su predecesor. Emilio Mignone es el activista argentino por los derechos humanos que narra en "Iglesia y dictadura" la implicación de los curas con los jefes militares.
Es lo peor que tienen las religiones, los jefes. No tenían que existir los "superiores jerárquicos". Lo mismo pasó en la segunda guerra mundial, cuando los rabinos de Europa facilitaron a Hitler y sus secuaces el exterminio del pueblo judío. Luego les sentaba fatal que se les recordara, como se vió cuando el juicio "Eichmann en Jerusalén". No se acuerdan los grandes de este mundo que su papel está al servicio de los de abajo y que sin eso nadie somos nada.
Hay más, pero no voy a cargas las tintas.
Démosle un voto de confianza.
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http://www.republica.com/2013/03/14/el-papa-de-giotto-y-de-san-ignacio_625935/
http://www.republica.com/2013/03/14/el-periferico-francisco-y-el-peso-de-la-purpura_625963/
http://www.intereconomia.com/blog/cigueena-torre/bergoglio-chusma-anticatolica-le-toma-catedral-20130313