YATES
Clara Calvi estaba convencida de que si las delicadas
negociaciones que su marido intentaba con OD hubieran llegado a término, se
habría convertido en el hombre más poderoso de Italia. De momento estaba en la
cárcel y sus familiares pensaron que si conseguían hacer llegar al Papa JPII
sus preocupaciones quizás el pontífice podría hacer algo.
Pazienza arregló una entrevista del hijo de Calvi, Carlo,
que trabajaba en la filial del Ambrosiano en Washington, con el arzobispo
Cheli, entonces representante del Vaticano ante la ONU. Este arzobispo fue
una de las 26 personas que declararon en el proceso romano de beatificación de
Escrivá. Lo conoció bien y era un íntimo colaborador de OD del que en mi vida
había oído hablar. Tras dejar el puesto ante la ONU ocupó importantes cargos en la curia romana,
miembro de Cor Unum, departamento de las relaciones con otras iglesias
cristianas y de la comisión pontificia para Latinoamérica.
Carlo Calvi fue a ver a Cheli acompañado de 3 amigos de
Pazienza que se quedaron en la calle mientras el hijo del preso hablaba con el
arzobispo: el asistente personal de Cheli, Bove, un hombre de negocios de
Brooklyn y Lustrisimi, de los servicios secretos italianos. Carlo pensó que el
arzobispo tenía una actitud arrogante no le hizo gran caso y le dijo que fuera
a visitar al nuncio en Washington: el típico de Herodes a Pilatos.
Supuestamente ellos harían llegar al Papa las inquietudes con respecto al IOR:
El nuncio hizo todavía menos caso.
Calvi salió de la cárcel bajo fianza pero no le devolvieron
el pasaporte. Mientras era preso JPII había nombrado una comisión de 15
cardenales para revisar las finanzas.
Calvi fue aplaudido cuando llegó a la reunión del
Ambrosiano, de allí viajó a Cerdeña de vacaciones.
Una década después de su muerte seguían saliendo elementos
que avalan la tesis de que Calvi fue víctima de una conspiración que incluía al
IOR y al accionista oculto del Ambrosiano. Entre otras evidencias salió una
conexión venezolana con mucho OD por medio y también el hecho de que los servicios
secretos italianos estaban al cabo de la calle de lo que le iba pasando a Calvi
y de sus movimientos pero no hicieron nada.
El propio Pazienza se enfrentaba a una posible cárcel por su
papel en la quiebra del Ambrosiano, Pazienza admitió haberse sentido usado por
fuerzas ocultas que actuaban en el Ambrosiano a espaldas de Calvi. Esta
sugerencia de una conspiración fue desestimada por los magistrados quizás
porque Pazienza desapareció de la escena una vez que presentó a Calvi al hombre
que iba a coordinar la conspiración en sobre el terreno. Estamos hablando
Flavio Carboni, empresario property
developer de Cerdeña.
A la mujer de Calvi le agradó este señor de habla suave y
exquisito trato que les regalaba queso y aceite de oliva de su tierra. Se preguntaba
sin embargo porque llevaba tan amplias chaquetas hasta que se dio cuenta de que
portaba un revólver escondido en la espalda. Clara olvidó el detalle. Y el
matrimonio Calvi pasó unos estupendos dias de vacaciones en el yate de Carboni.
También viajaban Nestor Coll Blasini, embajador venezolano ante la santa Sede y
el economista venezolano Carlo Bineti. Un político demócrata cristiano
venezolano, un tal Coll, conectado a OD, aunque Calvi no lo sabía. Había reformado una escuela nacional de
formación en los negocios expulsando a todos los izquierdistas y era amigo del
ministro venezolano democristiano de Educación Enrique Peres Olivares,
numerario OD de altos vuelos.
Coll vigilaba de cerca de todos los del yate y habló largo y
tendido con Calvi. Carboni llevaba de compañera a su amiga austríaca de 23 años
mientras había dejado en casa a su mujer y una amante romana.
Playa de Cerdeña, lugar paradisíaco |
En medio de las vacaciones Calvi voló a Roma para hablar con
Marcinkus. La noche anterior cenó con Carboni y le confió sus problemas con los
“curas”. Calvi quería convencer a Marcinkus de acabar con United Trading porque
se le estaba yendo de las manos.
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