INQUISICIONES DE AYER Y DE HOY

Hace falta narices para venir aquí y motejarme de Inquisición. Yo no tengo ni dinero que no me pertenezca ni muertos a mis espaldas ni palacios robados, de todo eso tiene la santa inquisición, la de ayer y la de hoy. Y algo más de lo que hacemos para salir de esta situación de atontolinamiento nacional ya podiamos hacer, me parece, a parte de venir a insultar.

Que la gente en España es bastante envidiosa sí, comprobado, sellado y certificado. No sé si tú también eres un ejemplar. Como no llego ni a la punta del pie de alguien salgo por peteneras faltando y diciendo n’importe quoi o interrumpiendo el hilo de la conversación. Hay costumbre de todo ello, en la vida real y en la vida surreal que es Internet. La mediocridad puede con nosotros. Y los comportamientos borreguiles a la orden del día, tanta inquisición multisecular más luego el franquismo más luego el consenso posfranquista han dejado su huella y se nota en todo. No hay forma de seguir un hilo en conversación inteligente donde haya ganas de saber la verdad de las cosas. Balones fuera y se hable de lo que se hable siempre al final lo importante es “el problema catalán”. Pues no, ni es lo importante ni es un problema.

El problema es la desmoralización, la ignorancia, la cobardía y el acobardamiento generalizados que llevan a un pueblo entero a tener comportamientos ovejunos incluso cuando tampoco es tanto lo que uno se juega. Pero seguiremos adelante “contra el viento y la marea”, que decía Julio Iglesias.

Yo también he notado cierta propaganda podemita en las palabras de Villacañas, eso de reclamar el federalismo es una de las múltiples ocurrencias que no sé de donde ha salido, de  la misma mente pensante que la “plurinacionalidad”. Y todos esos inventores del “concepto” sólo piensan en llenarse los bolsillos a costa de la gran masa que se da con un canto en los dientes si puede trabajar aunque sea en trabajos basurilla, degradación laboral a tope. Eso sí es un problema.

ESTABAMOS en que en Roma Walesa se entrevistó en 1981 en Roma tanto con estrategas de la CIA como con OD. 3 semanas después, en febrero de ese año, el general Jaruzelski asumió el control en Varsovia y se preparó para romper los acuerdos de Gdansk. Solidarnosc planeó una protesta nacional en forma de huelga general que amenazaba convertirse en insurrección total. Breznev respondío invadió Polonia con los tanques soviéticos. “Tanques en Polonia” rezaba la portada de la revista opusina Nuestro Tiempo. Cuando el Papa se enteró llamó al Kremlin y dijo a Breznev que si retiraba los tanques no habría huelga. Un informe del “department 20” del ministerio de seguridad pública de la Alemania del Este dice que “en una hora Breznev dijo al Papa que no habría intervención militar”. JPII llamó al cardenal Wyzinski entonces gravemente enfermo. Wyzinski llamó a Walesa que acudió a la habitación del enfermo. Wyzinski en el más puro estilo bevormundung que dirían los alemanes, recordó al sindicalista electricista que tenía que obedecer al papa. La legítima libertad de los laicos en los asuntos temporales, que suelen decir ellos. Walesa sin consultar a nadie en el comité del sindicato canceló la huelga y así fue como se dijo que Juan Pablo II salvó a Polonia de la invasió soviética, era el título de un artículo en The Tablet, Londres 15 octubre de 1994 firmado por J. Luxmoore.

El humor de los obreros polacos se enrareció. No tenían certeza de si podrían alimentar a sus familias y calentar sus casas en invierno, organizaron encerronas en las fábricas. Viendo la situación deteriorarse Jaruzelski impuso la ley marcial. Respondiendo a la presión de Moscú estaba determinado a forzar la vuelta al trabajo de los obreros y a mostrar que sabía de qué iba la cosa. En una noche arrestó a 5000 sindicalistas de Solidarnosc.

 

Al principio Solidarnosc fue financiado por United Trading, el socio fantasma de Roberto Calvi, que operaba a través de la red offshore del Ambrosiano. Pero en 1981 financiar Solidarnosc significaba financiar toda la economía polaca en su conjunto. Opus Dei se volvió hacia Washington. En aquellos tiempos OD se acercó a Ronald Reagan en la persona del Director de la CIA William J Casey. Casey era un hombre con la listeza que da la calle católico de origen irlandés nacido en Queens, era uno de los consejeros de política exterior más escuchados por Reagan. Había ganado su fama en la segunda guerra mundial en el OSS, lanzando agentes paracaidistas en Alemania. Tras la guerra fue abogado en NY y ganó su primer millón en Wall Street a los 40 años. Todo ello le valió ser nombrado por Nixon jefe de la Comisión Securities & Exchange. Con Reagan fue llamado a Washington para dar una respuesta a la crisis polaca.

La primera reacción de Casey fue viajar a Roma y consultar al Papa. Casey otros dos miembros del círculo más próximo a Reagan, Alexander Haig y Vernon Walter eran caballeros de la extraña Orden de Malta (que sin ser un estado tiene sellos, matrículas y embajadores y cuya sede está justo en frente de San Pedro del Vaticano, y que últimamente dieron que hablar por peleas internas) Al ser de la Orden de Malta tenían acceso inmediato y confidencial a los apartamentos papales.

Pero cuando estalló la crisis polaca, la integridad moral de Casey fue cuestionada por una comisión del Senado encargada de la Inteligencia y no pudo volar a Roma. En su lugar fue el general Walters. Dicho general estuvo 12 veces en Roma en los siguientes 5 meses.

 

Esas idas y venidas de Walters preparaban el encuentro del papa con Reagan que tuvo lugar el 7 de junio de 1982. El presidente actor estuvo de acuerdo con el papa actor en apoyar el plan vaticano de mantener vivo al sindicato Solidarnosc. A través del Opus Dei la iglesia ya había gastado mil millones de $ en la causa, si creemos las confesiones de Roberto Calvi, menos de 450 millones si creemos a Pazienza o 40 si nos quedamos con la versión de la revista norteamericana de izquierdas Mother Jones.

Mientras los dos altos mandatarios conferenciaban, en otra esquina del recinto lo hacían William Clark, asesor de seguridad nacional, Alexander Haig, secretario de Estado, el cardenal Casaroli y el arzobispo Silvestrini sobre Europa del Este y Oriente medio.

Según fuentes vaticanas, Casey quiso estar presente en el último minuto tuvo que cancelar el viaje por una triple crisis de inteligencia. El 6 de junio de 1982 Israel invadió Líbano. Al día siguiente el opositor Hissan Habré se hizo con el poder en Chad según un plan de la CIA que terminaba con la influencia de Gadafi en ese país. También la CIA esperaba una ofensiva de Irán contra Bagdad que hubiera podido terminar en un estado shii fundamentalista en el sur de Irak. Las 3 emergencias tenían que ver con el interés de la administración norteamericana por el Islam radical. Las discusiones de Casaroli y Silvestrini se centraron en como frenar la amenaza del Islam, aunque nunca fueron reportadas.

La reunión vaticana de Reagan era importante por otros dos motivos: primero, tuvo lugar como resultado de la influencia creciente del Opus Dei tanto en Washington como en el Vaticano. OD jugó un papel determinante en la respuesta vaticana a lo que pasaba en Polonia y dio lugar a una rivalidad y cuasi bizantina crisis de celos entre Portillo y Casaroli. 

El segundo punto clave era que mientras el Papa estaba fijado en su Polonia natal, los Estados Unidos tenían mucho más interés por el Islam radical. Los espasmos del imperialismo soviético manifestados en Polonia y Afganistán les preocupaban, pero mucho más la seguridad en Oriente medio y en los pozos petrolíferos amenazada por la llegada al poder de los extremistas islámicos.