FALSEDAD DE LA IZQUIERDA
Refrescando la memoria por lo que acaba de fracasar, que si fueran auténticamente lo que dicen ser, de izquierdas y defensores de los "menos favorecidos", es decir, la inmensa mayoría, no hubiera pasado. No tiene explicación.
Iglesias, antiguo dirigente de las juventudes estalinistas, quiere criticar el franquismo pero rechaza abrir viejas heridas. Usa el mismo slogan que sirvió al PP para oponerse a toda discusión sobre los crímenes del fascismo, precisamente porque toda discusión seria actual revela que las pretensiones antifascistas de los estalinistas y pablistas son fraudulentas.
Los nexos cercanos al régimen franquista se vieron a lo largo de las décadas de política contrarrevolucionaria estalinista y pablista tras la segunda guerra mundial. Tras haber jugado un papel clave en la represión de la lucha contrarrevolucionaria de la clase obrera en los movimientos de resistencia antifascistas que lucharon en Grecia, Italia y en Francia, el Kremlin y sus aliados españoles de la posguerra mantuvieron el capitalismo europeo. Incluida la España franquista.
UN POCO DE HISTORIA
En 1956 el PCE publicó un comunicado en el que anunciaba que estaba dispuesto a trabajar con todas las fuerzas políticas que favorezcan la reconciliación nacional. Sobre esta base el PCE apoyó a la iglesia católica, policía y ejército de Franco con vistas a “un cambio pacífico” en España. En
1974 rebautizaron a esta política «Pacto por la libertad», lo que permitió al PCE forjar nuevas alianzas no sólo con el PSOE, también con el partido carlista monárquico y con la secta católica Opus Dei.
Así se reveló la debilidad de las fuerzas pablistas que se separaron del Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CIQI) en 1953, acción basada en la perspectiva según la cual los estalinistas se verían forzados a proyectar una orientación revolucionaria”.
Las fuerzas pequeño burguesas del movimiento pablista que se separaron del CIQI, renunciaban al marxismo y a la política revolucionaria. En lugar de eso protegieron al flanco izquierda de los estalinistas mientras que el PCE, PSOE y los franquistas se reunían en una alianza política contra el peligro de la revolución proletaria en España.
Para el PCE y los pablistas, la caída del régimen franquista en 1978 se haría a través de la reconciliación con los fascistas y no con el derrocamiento del capitalismo y de la clase dirigente fascista. Sobre esta base, los estalinistas buscaron una alianza con el PSOE, lo que Podemos ha seguido manteniendo hasta hoy.
El PSOE fue refundado en los años 1970 bajo la dirección de Felipe González como partido capitalista explícitamente hostil al marxismo y funcionando en perspectiva de colaboración (con lo que quedaba) del régimen de Franco. Con la ayuda del Departamento de Estado americano y los socialdemócratas alemanes y franceses, los “renovadores” de González sustituyeron a la antigua ejecutiva del partido en el congreso de Suresnes del PSOE en 1974. A medida que las huelgas alcanzaban auténticos récords en España y en Europa, el PSOE junto con el PCE se propusieron bloquear el acceso al poder de los trabajadores.
En enero de 1977, antes de las primeras elecciones democráticas, González se reunió con el jefe de gobierno Adolfo Suárez, ex secretario general del Movimiento, el partido único franquista. Según Jaúregui, dirigente nacionalista vasco que asistió a la reunión, "exigieron que el gobierno otorgara la amnistía por todos los actos y crímenes de intención política entre el 18 de julio de 1936 y el 15 de diciembre de 1976".
Defendieron que la amnistía al fascismo fuera institucionalizada. Un «gran acto solemne es necesario para perdonar todos los crímenes y las atrocidades cometidas por las dos partes en la guerra civil antes, durante y después hasta hoy”, cuenta Jáuregi.
Pocos días antes de esta reunión, Gonzalez había dicho al canciller alemán Helmut Schmidt que era preciso que el gobierno otorgara una amnistía total como medio de reconciliación.
Al mismo tiempo el PCE surgía como gran defensor de la amnistía para el fascismo y la Ley de Amnistía en particular, Marcelino Camacho, dirigente de CC.OO., sindicato dominado por el PCE, y diputado del PCE declaró: «Queremos abrir la puerta a la paz y a la libertad. Queremos terminar un capítulo y comenzar otro nuevo. Nosotros los comunistas que fuimos tan gravemente heridos y que sufrimos tanto, hemos sin embargo enterrado nuestros muertos y rencores. Estamos determinados a avanzar firmemente en esa vía de la libertad, en esa vía de la paz y del progreso.»
Algunas semanas después de la Ley de Amnistía, Santiago Carrillo, al frente del PCE durante décadas, declaró en un mitín “que quería hacer una cruz sobre la guerra civil de una vez por todas” para “superar de una vez la división de los Españoles entre vencedores y vencidos”.
A día de hoy la dirección de Podemos saluda a Carrillo, asesino de revolucionarios durante la guerra civil española, que defendió los infames procesos de Moscú por los que Stalin liquidó a los viejos bolcheviques y que ayudaron a Stalin a organizar el asesinato de León Trotsky.
Como decía Iglesias en la necrológica de Carrillo en Público en 2012, «Santiago pudo tener muchos defectos y es seguro que fue responsable de decisiones innobles contra otros comunistas, pero nunca fue un mediocre. En mi vida he tenido la oportunidad de conversar con figuras políticas prominentes que no puedo mencionar aquí, pero ninguna me hizo sentir el honor y el privilegio histórico que sentí al conocer a Santiago. Nadie ejerció con tanta altura la dignidad de ser Secretario General. A pesar de todo, Santiago era uno de los nuestros. Hasta siempre.»
Por mucho que diga Pablo Ig. en la necrológica, Carrillo no tiene defensa, se defendió a si mismo, sus propios intereses y colocación. Otro traidor más.
Iglesias, antiguo dirigente de las juventudes estalinistas, quiere criticar el franquismo pero rechaza abrir viejas heridas. Usa el mismo slogan que sirvió al PP para oponerse a toda discusión sobre los crímenes del fascismo, precisamente porque toda discusión seria actual revela que las pretensiones antifascistas de los estalinistas y pablistas son fraudulentas.
Los nexos cercanos al régimen franquista se vieron a lo largo de las décadas de política contrarrevolucionaria estalinista y pablista tras la segunda guerra mundial. Tras haber jugado un papel clave en la represión de la lucha contrarrevolucionaria de la clase obrera en los movimientos de resistencia antifascistas que lucharon en Grecia, Italia y en Francia, el Kremlin y sus aliados españoles de la posguerra mantuvieron el capitalismo europeo. Incluida la España franquista.
UN POCO DE HISTORIA
En 1956 el PCE publicó un comunicado en el que anunciaba que estaba dispuesto a trabajar con todas las fuerzas políticas que favorezcan la reconciliación nacional. Sobre esta base el PCE apoyó a la iglesia católica, policía y ejército de Franco con vistas a “un cambio pacífico” en España. En
1974 rebautizaron a esta política «Pacto por la libertad», lo que permitió al PCE forjar nuevas alianzas no sólo con el PSOE, también con el partido carlista monárquico y con la secta católica Opus Dei.
Así se reveló la debilidad de las fuerzas pablistas que se separaron del Comité Internacional de la Cuarta Internacional (CIQI) en 1953, acción basada en la perspectiva según la cual los estalinistas se verían forzados a proyectar una orientación revolucionaria”.
Las fuerzas pequeño burguesas del movimiento pablista que se separaron del CIQI, renunciaban al marxismo y a la política revolucionaria. En lugar de eso protegieron al flanco izquierda de los estalinistas mientras que el PCE, PSOE y los franquistas se reunían en una alianza política contra el peligro de la revolución proletaria en España.
Para el PCE y los pablistas, la caída del régimen franquista en 1978 se haría a través de la reconciliación con los fascistas y no con el derrocamiento del capitalismo y de la clase dirigente fascista. Sobre esta base, los estalinistas buscaron una alianza con el PSOE, lo que Podemos ha seguido manteniendo hasta hoy.
El PSOE fue refundado en los años 1970 bajo la dirección de Felipe González como partido capitalista explícitamente hostil al marxismo y funcionando en perspectiva de colaboración (con lo que quedaba) del régimen de Franco. Con la ayuda del Departamento de Estado americano y los socialdemócratas alemanes y franceses, los “renovadores” de González sustituyeron a la antigua ejecutiva del partido en el congreso de Suresnes del PSOE en 1974. A medida que las huelgas alcanzaban auténticos récords en España y en Europa, el PSOE junto con el PCE se propusieron bloquear el acceso al poder de los trabajadores.
En enero de 1977, antes de las primeras elecciones democráticas, González se reunió con el jefe de gobierno Adolfo Suárez, ex secretario general del Movimiento, el partido único franquista. Según Jaúregui, dirigente nacionalista vasco que asistió a la reunión, "exigieron que el gobierno otorgara la amnistía por todos los actos y crímenes de intención política entre el 18 de julio de 1936 y el 15 de diciembre de 1976".
Defendieron que la amnistía al fascismo fuera institucionalizada. Un «gran acto solemne es necesario para perdonar todos los crímenes y las atrocidades cometidas por las dos partes en la guerra civil antes, durante y después hasta hoy”, cuenta Jáuregi.
Pocos días antes de esta reunión, Gonzalez había dicho al canciller alemán Helmut Schmidt que era preciso que el gobierno otorgara una amnistía total como medio de reconciliación.
Al mismo tiempo el PCE surgía como gran defensor de la amnistía para el fascismo y la Ley de Amnistía en particular, Marcelino Camacho, dirigente de CC.OO., sindicato dominado por el PCE, y diputado del PCE declaró: «Queremos abrir la puerta a la paz y a la libertad. Queremos terminar un capítulo y comenzar otro nuevo. Nosotros los comunistas que fuimos tan gravemente heridos y que sufrimos tanto, hemos sin embargo enterrado nuestros muertos y rencores. Estamos determinados a avanzar firmemente en esa vía de la libertad, en esa vía de la paz y del progreso.»
Algunas semanas después de la Ley de Amnistía, Santiago Carrillo, al frente del PCE durante décadas, declaró en un mitín “que quería hacer una cruz sobre la guerra civil de una vez por todas” para “superar de una vez la división de los Españoles entre vencedores y vencidos”.
A día de hoy la dirección de Podemos saluda a Carrillo, asesino de revolucionarios durante la guerra civil española, que defendió los infames procesos de Moscú por los que Stalin liquidó a los viejos bolcheviques y que ayudaron a Stalin a organizar el asesinato de León Trotsky.
Como decía Iglesias en la necrológica de Carrillo en Público en 2012, «Santiago pudo tener muchos defectos y es seguro que fue responsable de decisiones innobles contra otros comunistas, pero nunca fue un mediocre. En mi vida he tenido la oportunidad de conversar con figuras políticas prominentes que no puedo mencionar aquí, pero ninguna me hizo sentir el honor y el privilegio histórico que sentí al conocer a Santiago. Nadie ejerció con tanta altura la dignidad de ser Secretario General. A pesar de todo, Santiago era uno de los nuestros. Hasta siempre.»
Por mucho que diga Pablo Ig. en la necrológica, Carrillo no tiene defensa, se defendió a si mismo, sus propios intereses y colocación. Otro traidor más.
Comentarios
Pedrito, gobernar en coalición no es malo, es un paso hacia la transparencia, la democracia y contra la corrupción sin parangón en este país, ¿por qué no aprendes democracia, en vez de enseñarnos?