PALABRAS DESGASTADAS

Nazi y fascista son dos  buenos ejemplos, como el mismo escritor sugiere en la presentación del libro realizada en el Corte Inglés  fácilmente visible. Interesante y grueso volumen que pudo completar gracias al encierro de 2020 según dijo. Lo voy leyendo y salvando distancias me sorprenden paralelismos.

El histrionismo y capacidad de engatusar del principal protagonista, el "destino" manifiesto que un semi fracasado se inventa, "el carisma personal" que hizo posible crear un grupo de fanáticos de su persona, el propio endiosamiento que otros jalean, la aceptación por ambientes sociales aristocráticos y empresariales de un arribista que tuvo que aprender "modales", la capacidad de disimulo de las verdaderas intenciones allanadora de múltiples obstáculos para el acceso a la cima. La capacidad retórica y las ambiciones ilimitadas ya sea para Alemania ya sea para el proyecto personal.

La afición a la arquitectura, proyectos desmesurados en los que dejar huella, a las obras de arte, que a otros se arrebatarían para exponer en museos creados ex profeso.

También es llamativo el número de suicidios que jalonan esta historia: de los amigos de Hitler cuando todo se va al garete y no quieren caer en manos de los rusos, y de sus potenciales víctimas que prefirieron darle a la llave del gas o suicidarse en familia antes que ser objeto de vejaciones.

Moraleja, para que pasen estas cosas y sigan ocurriendo aunque por nuestra ignorancia y falta de reflexión no lo veamos, en la humanidad en general tiene que ser mayor el número de los mediocres dispuestos a dejarse engatusar que el número de los dispuestos a salirse del guion. Es, fue y será muy duro salirse del guion. Hubo disidentes, pocos, pero hubo personas que no tragaron, tuvieron que huir, esconderse o fueron mártires. 

Un horror detrás de otro, además de las leyes injustas dictadas por este sujeto y sus compinches, además de la persecución y deportación de judíos, gitanos, comunistas, homosex, eslavos por ser Untermenschen, subhumanos, vienen iniciativas de personas igualmente imbuidas del ideal ario que sin que nadie se lo pidiera cometieron auténticas tropelías con sus congéneres, por gusto prácticamente. Cuando la inmoralidad o amoralidad se instala en un grupo humano no hay límites.

Me ha impresionado la autodisolución del partido católico Zentrum por sugerencia del propio demonio, un partido que hubiera podido suponer un freno a la brutalidad. Trae Eslava la actitud de las dos Iglesias mayoritarias de Alemania, otra lección de historia: en los momentos graves no estuvieron "ahí", hubo individuos, teólogos y laicos que individualmente dieron su vida, pero las instituciones solo sirvieron para pastelear y allanar el camino del psicópata.

Otro detalle que también "se le parece" y copio literal p. 606: El impacto de la ley de ciudadanía del Reich en la ciencia alemana fue brutal. Muchas facultades universitarias quedaron en  cuadro tras la expulsión de los profesores judíos, lo que permitió el ascenso en el escalafón de un gran número de profesores mediocres, pero racialmente puros.

Esto explica que el colectivo que con más fuerza apoyó a Hitler fuera el universitario. Lo mismo cabe decir del ministerio de Justicia, en el que ejercían como jueces o abogados muchos judíos, y Sanidad. Eminentes doctores tuvieron que abandonar los hospitales para establecer consultas particulares en las que les estaba prohibido atender a pacientes arios.

Solo un ejemplo de ¿a santo de qué tanta crueldad?

Ilse Koch (1906-1967) una atractiva pelirroja de ojos verdes que parecía encaminada a una vida apacible al lado de algún príncipe azul que se encandilara con sus evidentes prendas y la rescatara del anodino oficio de dependienta de una librería. No pudo ser. Por imperativo de los tiempos, su príncipe azul vestía negro SS con sus calaveras de plata y sus botas rechinantes de pulido betún.

La bella Ilse se casó con el SS-Standartenführer Karl Koch, y lo siguió en sus comandancias en los campos de concentración de Sachsenhausen y Buchenwald. Como un segundo sueldo nunca viene mal, especialmente si eres la mujer del jefe, se hizo auxiliar femenina carcelaria SS-Aufseherin oficio en el que alcanzó justa fama por su crueldad, que le merecería el sobrenombre de Die Hexe von Buchenwald, la zorra de Buchenwald.

Mujer de refinado gusto, cuando veía algún interno con un tatuaje que le parecía atractivo, Ilse se hacía con su piel. ¿Cómo? Nada más fácil. Tiro en la nunca y cuidadosa extracción de la piel tatuada. Así obtenía Ilse sus tatuajes y después tras el adecuado tratamiento con cal viva y secado en bastidor convertía la piel adornada en pantallas de lámparas, bolsos y guantes. También hizo experimentos en la reducción de cabezas.

Ilse no estaba sola. Entre los oficiales SS empleados en Buchenwald había un joven médico, Erich Wagner que aprovechó su estancia en el establecimiento para realizar una enjudiosa tesis doctoral sobre tatuajes.

Como es sabido todos los comandantes de campo de concentración se lucraban con el oficio, pero el esposo de Ilde robó tan desmedidamente que fue juzgado por ello, condenado a muerte y ejecutado (11 de abril de 1945) días antes de que las tropas americanas liberaran el campo.

La nada llorosa viuda compareció para purgar sus culpas en los juicios de Dachau. La condenaron a cadena perpetua, que después se redujo a 4 años. Cuando salió de la cárcel ya se le habían averiguado nuevos delitos. La volvieron a juzgar y esta vez la condenaro a la perpetua sin revisión, que ella acortó ahorcándose en su celda (1 de septiembre de 1967). Dejó escrito: "la muerte es la única liberación".

Sigo pensando lo mismo, qué facilidad tenemos los seres humanos para ensalzar lo mediocre dejando de lado lo que merece la pena, me da reparo llamar comportamiento borrego al seguimiento ciego de alguien al punto de estar dispuesto a pisar las básicas normas humanas de comportamiento. Los borregos no dan lugar a asesinatos en masa ni comenten tropelías contra la verdad, la justicia, la humanidad. Nosotros humanos sí, y en cualquier momento surge el iluminado que por h o por b conquista las masas y nos lleva por donde nunca debiéramos ir.