Derechos humanos

Aquí el cuartel general de Hitler, ¡qué mal rollo!










Claro que sé quien eres, alumno anónimo, harías bien en identificarte porque también saben todos los que van a leer esto que hoy van a ser decenas, quien eres. Así que no tengas miedo a dar la cara, las cartas están puestas encima de la mesa. Las he puesto yo y tú un poco. Gracias por ser tan rápido en mostrar tu desacuerdo, te mereces que te aprueben ciudadanía por este acto de coraje cívico.

Por cierto también Alvaro de 3º A que ayer cogió él solo en brazos entre las risas y tonterías de los demás compañeros a este chico que de vez en cuando se cae en el patio por una enfermedad que padece. No eres estudioso pero demostraste decisión para dejarte de tonterías y hacer lo que era preciso, llevar a este alumno a secretaría, aun cuando el ambiente que te rodeaba era más de juerga que otra cosa. Muy bien. Hagamos lo que vemos que tenemos que hacer, con coraje y valentía, al margen de opiniones y ambientes. Un aplauso para tí.

Y para el adulto que se pica, pues sí, me agrada saber que hay otras personas que usan la cabeza, pero me molesta enormemente que cuando no te juegas absolutamente nada por dar una opinión en internet, sin más, no des tu nombre. No estás nombrando nada ni nadie sólo opinando. Esto es impre--sionante. El miedo que tenéis, es la razón de tantos desastres en este país y no pienso dejar de arremeter contra ese miedo. Fuera el miedo, está en la mano de cada cual.

Esta mañana había empezado a dar mi clase sobre los derechos humanos en 4º de ESO. Les preguntaba a los alumnos que me dijeran derechos humanos, y me repetían:
"derecho a la libertad de expresión". Una premonición.

Como contra ese derecho directamente no os han dejado ni os van a dejar actuar hay que hacerlo a otro nivel. Hay que hundirme, humillarme, ponerme en situación de perder los nervios si puede ser delante de los alumnos. Y por supuesto quitarme el dinero, que es lo que nos mantiene "felices y contentos" y con ganas de ir para delante.

A los cinco minutos se abre la puerta de la clase entran dos señores que no he visto en la vida enseñando un carné verde y diciendo la frase: "Soy el inspector jefe de la delegación de Educación, como autoridad pública." Les digo:
"Señores, me están interrumpiendo la clase, déjenme acabar".
Cierran la puerta tras de sí, es decir, encerrona de la profesora en el aula y ¿qué podía pasar después?
Cojo mis cosas, salgo del aula. En el opus como es una secta pudieron encerrarme entre cuatro en una habitación. En un centro público de enseñanza hay una diferencia: nadie se atreve a ponerte la mno encima. Menos mal.

Antes de salir digo: "¡Qué barbaridad esto delante de los alumnos!
Y me largo.

Los dos últimos días del trimestre pasado y los dos primeros de este han sido de nota: constantes llamadas a dirección, irrumpiendo 4 hombres en mi despacho (uno solo no se atreve) a pesar de mis protestas de que estoy trabajando, enviándome un bedel para sacarme del aula, enviándome otro junto con dos profesores interrumpiendo la clase. En esta ocasión, 1º de bachiller C pude decir: "me estás interrumpiendo cierra esa puerta".

Ayer sentaron al inspector en mi departamento, de forma que al recoger el abrigo no tuviera más remedio que saludarlo.

He dicho por escrito y registrado en la delegación: toda comunicación de la inspección quiero que se haga a través de mi abogado. Hoy es el día en que esto todavía no se ha realizado.
Estoy juzgada de antemano.

Como no tienen ABSOLUTAMENTE NADA serio, ni grande ni chico a lo que agarrarse, como ni el opus ni el director que me idolatran por igual pues hay que ver lo en serio que me toman, entonces hay que provocar las situaciones. Hay que hacer ver públicamente que mi problema es de nervios, que no puedo dar clase, que es la calumnia que unos y otros han echado a voleo, y como son poderosos y yo no soy nadie tengo que soportar "lo que me echen".

No me aplastareis. POdréis inventar calumnias, expedientes disciplinarios, pero todo el mundo sabe de sobra lo que está pasando. He luchado por dar publicidad a este asunto, y los dimes y diretes no van a cambiar un punto ni una coma de lo que es: acoso y derribo.

Gracias a todos los alumnos de Mancha Real por haberme demostrado siempre un respeto. Gracias por escucharme, por los buenos ratos que me hacéis pasar con vuestra sinceridad y vuestras ocurrencias. Por los dolores de cabeza que también algunos me días no os voy a dar las gracias. Pero sé muy bien el origen de la rabia que percibo tanto en el opus como en el director del centro: lo que digo llega a la gente, y esto no se puede consentir ni un minuto más.

Sé que estoy contenta porque he progresado, sé quien soy, una ciudadana como cualquier otra de esta democracia a la que se podrá acosar todo lo que se quiera. Pero que nunca más, ¡ya era hora!, va a permitir que la traten como un trapo. Y que me defenderé hasta el final, no he hecho nada para merecer esta persecución y este acoso. Mucho menos para recibir la visita del inspector jefe de la delegación en mi aula sin avisar.

Se me pisotea una y otra vez:

-cuando se ha puesto la flosofía bilingüe de francés sin consultarme, cuando da la casualidad de que probablemente soy la única profesora que tiene una "licence" en la universidad francesa más estudios de francés hechos en ese país. Además del título oficial de la escuela de idiomas, tras cuatro años de estudios universitarios en ese idioma casi soy bilingüe.
-cuando se incoa un expediente contra mí por asuntos que sucedieron hace 2 años, que se castigó a los alumnos protagonistas, y que se me echó el correspondiente rapapolvo en jefatura de estudios. Y hubo profesores que echaron unas cuantas risas a cuenta de una de las trastadas... ellos pueden reír, yo no, yo tengo que soportar el expediente y la riña ante el mismo hecho.
-cuando se les dice a los alumnos que declaren libremente en el expediente incoado contra mí porque ya se ocupará el director de que el próximo curso yo no imparta clase a esos alumnos.
-cuando se me intenta engañar diciéndome que según la inspección no puedo dar clase a los alumnos que declararon en el expediente. Todavía estoy esperando el papel que acredite esa supuesta decisión de la inspección.
-cuando se hace venir al inspector para hacer la distribución de alumnos del departamento de manera que no seamos los profesores de filosofía los que decidamos.
-cuando se me intenta acorralar.
-cuando se me llama una y otra vez por megafonía, a veces diciendo sólo mi nombre a veces mezclado con el de otros profesores para despistar.

¡Qué espectáculo! pero lo estáis dando vosotros, no yo.

Y después de estas alucinantes vivencias ¿podré aguantar yo tranquilamente que se diga "hay que ver como están los alumnos"? ya, sí claro los alumnos son la madre del cordero de todo lo malo que pasa en los centros educativos.

"Claro Ana no sabes analizar la situación", y después de 12 años de acoso laboral "no tienes datos", según la frase favorita de las directoras opusianas para callarte la boca. No tengo datos: lo que pasa es que me sobran.

Si me lo cuentan, no me lo creo.

Lo único que estáis consiguiendo es darme más argumentos ante la sociedad. Pero ya sé que ni a unos ni a otros os importa demasiado: esto es una huida hacia delante hasta reventar. Vale. Seguiremos en la brecha.

Me queda un pequeño detalle picante: ¿a qué no sabéis casualmente quién ha sido el instructor del último expediente? adivinanza...