DEL BETIS POR LA GRACIA DE DIOS
No encuentro en español la última película de Luc Jacquet, el de la emocionante "El viaje del emperador" y ahora creo que también emociona parecido con "Il était une fôret". Hay personas capaces de mostrarnos la belleza del mundo. Pero no veo que esté ya disponible en cines españoles. ¿Tardará o no vendrá?
Menos mal que otras personas, aunque sin dar la cara ni nombrarme, "otras webs" dice,
dan fe de que ellas también tuvieron encuentros casuales por la calle. Gente que nunca pasaba por allí y un día pasó. A la que no habías dado tu dirección exacta pero todo lo saben. Las mujeres estamos diciendo más verdades. Descripción perfecta de lo que pasa y de la técnica de captación. Muy preparada para defenderse, qué suerte. Falta que sus padres no estaban "siendo tratados", ni iba al colegio ni estaba en el "mundillo" de los selectos. Tampoco tenía necesidad de huir de algo o de alguien, por lo que se ve.
Muy buena defensa de la mujer y del ecumenismo por parte de este cura. Un Papa que pide que no le canonicen, gracias por hablar de que las canonizaciones "se fraguan". Pero si Aradillas no se quiere meter con los canonizadores, (5:57) yo me meto. Por sus frutos los conoceréis, y el fruto de algunos santos recientemente canonizados ha sido: favorecimiento de un impostor como Maciel y de otro como el que aquí nos ocupa. Además de "saber" sobre los abusos y no hace más que lo que tradicionalmente se hizo, mirar para otro lado. "Saber" que no era trigo limpio cómo se llevaban las cuentas y dejar hacer, o no interesarse por ello.
Menos mal que este cura se lanza a adecentar la fachada de los católicos españoles. Museo del tradicionalismo rancio al que últimamente se apuntan en España gente culta y eruditísima como el que escribió lo de Caribidis y que a todos asombra con sus conocimientos exhaustivos. Para acabar recalando en "su" emisora y "sus" tertulias. Impronosticable. Aparte de las palabras que le dirigió al actual pontífice, impropias de todo punto de vista. Y eso que pisó la cárcel con Franco en sus tiempo mozos, va y se junta con los carceleros, los conservantes del aroma de aquella España.
Ancianos sacerdotes llevan la delantera a nuestra caverna particular. Y las reacciones enconadas y numerosas contra él.
EL SENTIMIENTO RELIGIOSO DE LOS ESPAÑOLES
He confirmado gracias al sociólogo Guy Hermet, con muchas obras interesantes como esta de 1989
que la religión en España es más una religión nativa que electiva. Privado de oponentes el catolicismo español ha tendido a constituirse en régimen religioso paralelo y complementario del régimen político y social. De ahí la confusión entre lo sagrado y lo profano, entre la Iglesia y el Estado y la temporalidad característica del catolicismo en España.
De ahí la actualidad de las líneas anteriores aún habiendo sido escritas hace 30 años. Pega la foto.
y no nos olvidemos de la otra foto
Pero sigo. El catolicismo ibérico se ha definido más por su función en la sociedad que por su contenido o significado. La religión puede ser una representación simbólica de la totalidad universal o la religión puede ser entendida como gestor del poder sacralizado. El catolicismo español se refleja más en la segunda opción. Los católicos españoles se han acomodado a esa forma de religión más social que espiritual, en la que las ceremonias externas y las devociones que producen seguridad van por delante de la fe crítica. El carácter más funcional que mesiánico de esa fe ha engendrado mucha insatisfacción en una parte de la sociedad, entre los católicos y entre los no creyentes.
El carácter ritualista y mundano del sentimiento religioso español perduró prácticamente inmutable hasta 1960. Yo diría que más allá de esa fecha al menos en mi tierra natal. La fe católica se recibe y se vive tan natural como respirar. Es un componente más de la existencia. Precisamente un tal Carlos Santamaría se hace eco de que el único problema que los españoles se planteaban era cumplir o no cumplir las prescripciones religiosas (p. 32 de "Catolicismo español", ed. Cultura Hispánica).
Esta concepción del sentimiento religioso muestra hasta que punto éste modela el tipo de vida y el lenguaje sin aportar otro estímulo ético que no sea el respeto a las normas aceptadas por la mayoría.
("Que me cumpláis las normas, os aseguro la santidad". Algo así decía el santo barbastrense. Revolución del OD)
Al no intervenir más que como fundamento de conformismo social, la influencia de lo religioso sólo se manifiesta por el rechazo frente a los que no adoptan un comportamiento "católico", los que no respetan los ritos de la iglesia. Las manifestaciones externas de la vida religiosa son a la vez necesarias y suficientes en tanto que son expresión de unas creencias tranquilizadoras y signo de pertenencia a una comunidad local o a un grupo social significativo. Para este tipo de católico es suficiente con ir a misa, enviar si es posible a sus hijos a un colegio religioso, y manifestar en ciertas circunstancias un educado respeto hacia la religión. Como el socio de un club de fútbol de Sevilla que en 1971 incluía en su tarjeta de visita "miembro del Real Betis Balompié por la gracia de Dios".
Me sienta mal cuando alguien viene a verme y para ir allanando el terreno me habla de religión o de convicciones. No viene a cuento, pero se hace mucho cuando las madres quieren algo para sus hijos.
Las ceremonias de culto son ceremonias cívicas como ejercicios litúrgicos, mientras que las hermandades y cofradías católicas son las únicas asociaciones que existen en algunos pueblos. A veces las funciones cíviles y religiosos se confunden en la misma persona como el "pedáneo" gallego, que vigilaba las ordenanzas municipales y las ceremonias religiosas si no estaba el cura. Confusión en las publicaciones de los campesinos de entonces, el almanaque agro-cívico-religioso como el Calendario Zaragozano presente en decenas de miles de hogares.
En las ciudades el fenómeno consiste en que los espíritus están sometidos al espíritu religioso agravado por un afán de segregación social. Las novelas anticlericales del siglo XIX abundan en descripciones sobre las actitudes religiosas de la burguesía bien educada. Por ejemplo cómo entendía dña. Camila según Clarín la religión, ver La Regenta: "como la geografía o el arte de coser o planchar, era una asignatura de adorno o una necesidad doméstica".
¿Qué decir de las cartas publicadas en boletines piadosos donde los devotos agradecen la intercesión de una monja muerta en honor de santidad que les ha permtido desprenderse a buen precio de propiedades dificílmente vendibles? Lo contaba Luis Carandell en "Celtiberia Show". Debería de añadir los favores de nuestros santos de cabecera y con los que se llenaban infinitas tertulias. Todas estas cosas son folklóricas y hasta divertidas sino fuera por el stress, la manipulación, las enfermedades que su exageración produjo.
También en colegios de Andalucía, no dice en cuáles, se vestía a los niños que hacían la comunión con los uniformes de la guardia civil.
La concepción utilitarista y ritualista propia del catolicismo español adquiere un matiz mágico en las clases populares. Donde la población era dispersa durante el franquismo frecuentemente los aldeanos recibían al cura con desconfianza. Temen su autoridad. Algunos se confiesan con otro cura, lo del padre Topete, reproche muy opusino. La confesion no podía ser con el padre Topete ni con el padre Tropecé.
En el campo se mezclaban los cultos: en Galicia subsiste una especie de culto a los antepasados y a las ánimas, las rogativas por la lluvia, las medallas milagrosas. Los hombres se quedaban fuera en misa, o esperaban impacientes ir a la taberna. Las mujeres eran las devotas, pero todos vivían las cofradías, las costumbres locales. Las ofrendas, los ex votos como en Sonsoles, reproducción en cera de órganos humanos para pedir curación.
¿POR QUÉ EL ANTICLERICALISMO POPULAR ESPAÑOL?
Dentro de los anticlericalismos que se han generado en España, el intelectual es muy parecido al de otros lugares. Pero el popular ha nacido de la reacción contra la alianza de la Iglesia con la sociedad burguesa. Ya sabemos de sus momentos álgidos: incendios de conventos y asesinatos de curas, frailes y clero en general.
Esta propensión del pueblo a la violencia anticlerical no puede estar desligada de la omnipresencia de un clero durante mucho tiempo vivido como parasitario. Se basa también en la radical identificación de la iglesia española con los valores e intereses de las clases pudientes, una alianza en un contexto diferente al de otros países del norte de Europa. La sociedad española casi no fue tocada por la revolución industrial del XIX. Compuesta hasta hace poco de una escasa burguesía viviendo de la explotación de las riquezas agrarias producidas por una masa de campesinos y jornaleros. Por esa razón la connivencia de la Iglesia con la minoría oligárquica acaparadora de las propiedades que en su día se arrebataron a la nobleza, las órdenes monásticas y los municipios se veía injusta.
El rápido descenso de la práctica religiosa en el campo en el sur de España data de hace más de un siglo. La autenticidad religiosa de la fe la veían los campesinos sin tierra en el rigor de las costumbres, la pureza de las intenciones, la simplicidad de vida de los que se dicen gente de iglesia. De ahí el rechazo de un clero acomodado que se identifica con la burguesía minoritaria. El proletariado rural veía traicionado el ideal evangélico por un modo de vida opulento. Andalucía fue con este esquema "buenos y malos", "pobres y ricos", tierra de promisión para el anarquismo a partir de 1869. Guy Hermet se pregunta si no hay algo de ese "ideal evangélico traicionado" en los campesinos carlistas del norte de España y sus revueltas contra las élites acomodadas, que habían olvidado los ideales ancestrales de pobreza e igualdad.
La práctica dominical de los españoles en 1965 mostraba la más alta tasa del mundo entero. Los que más iban a misa eran los católicos españoles. Qué obsesión con la misa. Si "Belén Esteban por su hijo mata", nosotras casi hubiéramos matado por no quedarnos sin misa ni un sólo día al año.
Aunque había diferencias entre los campos y las ciudades, también según talla de la ciudad y entre el norte y el sur de España. Donde la tasa era más alta en Castilla León, Navarra, País Vasco. Nunca menos de un 40% llegando incluso a un 80% de asistentes. En el sur, Andalucía y Extremadura entre un 12 y un 15%
La reconquista de Franco llevaba consigo que la gente empezara a ir a misa. Desde los primeros meses de la guerra civil conforme avanzaban los "nacionales", se llenaban las iglesias. Por motivos alejados del sentimiento religioso. Sobre todo en los barrios burgueses, menos en los obreros.
El libro "Los católicos en la España franquista" trae así mismo muy buenas encuestas y cuadros sobre las opiniones religiosas de los españoles, la asistencia de los jóvenes a misa entre 1960 y 68, conformidad con divorcio, con el valor del bautismo, con la creencia en la resurrección, con los cambios ocurridos tras el concilio. En general se dibuja una sociedad muy conformista desde el punto de vista religioso a pesar de los cambios tras 1965.
Pero el terreno no podía estar mejor abonado para que fructificaran nuestras vocaciones.
Menos mal que otras personas, aunque sin dar la cara ni nombrarme, "otras webs" dice,
dan fe de que ellas también tuvieron encuentros casuales por la calle. Gente que nunca pasaba por allí y un día pasó. A la que no habías dado tu dirección exacta pero todo lo saben. Las mujeres estamos diciendo más verdades. Descripción perfecta de lo que pasa y de la técnica de captación. Muy preparada para defenderse, qué suerte. Falta que sus padres no estaban "siendo tratados", ni iba al colegio ni estaba en el "mundillo" de los selectos. Tampoco tenía necesidad de huir de algo o de alguien, por lo que se ve.
Muy buena defensa de la mujer y del ecumenismo por parte de este cura. Un Papa que pide que no le canonicen, gracias por hablar de que las canonizaciones "se fraguan". Pero si Aradillas no se quiere meter con los canonizadores, (5:57) yo me meto. Por sus frutos los conoceréis, y el fruto de algunos santos recientemente canonizados ha sido: favorecimiento de un impostor como Maciel y de otro como el que aquí nos ocupa. Además de "saber" sobre los abusos y no hace más que lo que tradicionalmente se hizo, mirar para otro lado. "Saber" que no era trigo limpio cómo se llevaban las cuentas y dejar hacer, o no interesarse por ello.
Menos mal que este cura se lanza a adecentar la fachada de los católicos españoles. Museo del tradicionalismo rancio al que últimamente se apuntan en España gente culta y eruditísima como el que escribió lo de Caribidis y que a todos asombra con sus conocimientos exhaustivos. Para acabar recalando en "su" emisora y "sus" tertulias. Impronosticable. Aparte de las palabras que le dirigió al actual pontífice, impropias de todo punto de vista. Y eso que pisó la cárcel con Franco en sus tiempo mozos, va y se junta con los carceleros, los conservantes del aroma de aquella España.
Ancianos sacerdotes llevan la delantera a nuestra caverna particular. Y las reacciones enconadas y numerosas contra él.
EL SENTIMIENTO RELIGIOSO DE LOS ESPAÑOLES
He confirmado gracias al sociólogo Guy Hermet, con muchas obras interesantes como esta de 1989
que la religión en España es más una religión nativa que electiva. Privado de oponentes el catolicismo español ha tendido a constituirse en régimen religioso paralelo y complementario del régimen político y social. De ahí la confusión entre lo sagrado y lo profano, entre la Iglesia y el Estado y la temporalidad característica del catolicismo en España.
De ahí la actualidad de las líneas anteriores aún habiendo sido escritas hace 30 años. Pega la foto.
y no nos olvidemos de la otra foto
Pero sigo. El catolicismo ibérico se ha definido más por su función en la sociedad que por su contenido o significado. La religión puede ser una representación simbólica de la totalidad universal o la religión puede ser entendida como gestor del poder sacralizado. El catolicismo español se refleja más en la segunda opción. Los católicos españoles se han acomodado a esa forma de religión más social que espiritual, en la que las ceremonias externas y las devociones que producen seguridad van por delante de la fe crítica. El carácter más funcional que mesiánico de esa fe ha engendrado mucha insatisfacción en una parte de la sociedad, entre los católicos y entre los no creyentes.
El carácter ritualista y mundano del sentimiento religioso español perduró prácticamente inmutable hasta 1960. Yo diría que más allá de esa fecha al menos en mi tierra natal. La fe católica se recibe y se vive tan natural como respirar. Es un componente más de la existencia. Precisamente un tal Carlos Santamaría se hace eco de que el único problema que los españoles se planteaban era cumplir o no cumplir las prescripciones religiosas (p. 32 de "Catolicismo español", ed. Cultura Hispánica).
Esta concepción del sentimiento religioso muestra hasta que punto éste modela el tipo de vida y el lenguaje sin aportar otro estímulo ético que no sea el respeto a las normas aceptadas por la mayoría.
("Que me cumpláis las normas, os aseguro la santidad". Algo así decía el santo barbastrense. Revolución del OD)
Al no intervenir más que como fundamento de conformismo social, la influencia de lo religioso sólo se manifiesta por el rechazo frente a los que no adoptan un comportamiento "católico", los que no respetan los ritos de la iglesia. Las manifestaciones externas de la vida religiosa son a la vez necesarias y suficientes en tanto que son expresión de unas creencias tranquilizadoras y signo de pertenencia a una comunidad local o a un grupo social significativo. Para este tipo de católico es suficiente con ir a misa, enviar si es posible a sus hijos a un colegio religioso, y manifestar en ciertas circunstancias un educado respeto hacia la religión. Como el socio de un club de fútbol de Sevilla que en 1971 incluía en su tarjeta de visita "miembro del Real Betis Balompié por la gracia de Dios".
Me sienta mal cuando alguien viene a verme y para ir allanando el terreno me habla de religión o de convicciones. No viene a cuento, pero se hace mucho cuando las madres quieren algo para sus hijos.
Las ceremonias de culto son ceremonias cívicas como ejercicios litúrgicos, mientras que las hermandades y cofradías católicas son las únicas asociaciones que existen en algunos pueblos. A veces las funciones cíviles y religiosos se confunden en la misma persona como el "pedáneo" gallego, que vigilaba las ordenanzas municipales y las ceremonias religiosas si no estaba el cura. Confusión en las publicaciones de los campesinos de entonces, el almanaque agro-cívico-religioso como el Calendario Zaragozano presente en decenas de miles de hogares.
En las ciudades el fenómeno consiste en que los espíritus están sometidos al espíritu religioso agravado por un afán de segregación social. Las novelas anticlericales del siglo XIX abundan en descripciones sobre las actitudes religiosas de la burguesía bien educada. Por ejemplo cómo entendía dña. Camila según Clarín la religión, ver La Regenta: "como la geografía o el arte de coser o planchar, era una asignatura de adorno o una necesidad doméstica".
¿Qué decir de las cartas publicadas en boletines piadosos donde los devotos agradecen la intercesión de una monja muerta en honor de santidad que les ha permtido desprenderse a buen precio de propiedades dificílmente vendibles? Lo contaba Luis Carandell en "Celtiberia Show". Debería de añadir los favores de nuestros santos de cabecera y con los que se llenaban infinitas tertulias. Todas estas cosas son folklóricas y hasta divertidas sino fuera por el stress, la manipulación, las enfermedades que su exageración produjo.
También en colegios de Andalucía, no dice en cuáles, se vestía a los niños que hacían la comunión con los uniformes de la guardia civil.
La concepción utilitarista y ritualista propia del catolicismo español adquiere un matiz mágico en las clases populares. Donde la población era dispersa durante el franquismo frecuentemente los aldeanos recibían al cura con desconfianza. Temen su autoridad. Algunos se confiesan con otro cura, lo del padre Topete, reproche muy opusino. La confesion no podía ser con el padre Topete ni con el padre Tropecé.
En el campo se mezclaban los cultos: en Galicia subsiste una especie de culto a los antepasados y a las ánimas, las rogativas por la lluvia, las medallas milagrosas. Los hombres se quedaban fuera en misa, o esperaban impacientes ir a la taberna. Las mujeres eran las devotas, pero todos vivían las cofradías, las costumbres locales. Las ofrendas, los ex votos como en Sonsoles, reproducción en cera de órganos humanos para pedir curación.
¿POR QUÉ EL ANTICLERICALISMO POPULAR ESPAÑOL?
Dentro de los anticlericalismos que se han generado en España, el intelectual es muy parecido al de otros lugares. Pero el popular ha nacido de la reacción contra la alianza de la Iglesia con la sociedad burguesa. Ya sabemos de sus momentos álgidos: incendios de conventos y asesinatos de curas, frailes y clero en general.
Esta propensión del pueblo a la violencia anticlerical no puede estar desligada de la omnipresencia de un clero durante mucho tiempo vivido como parasitario. Se basa también en la radical identificación de la iglesia española con los valores e intereses de las clases pudientes, una alianza en un contexto diferente al de otros países del norte de Europa. La sociedad española casi no fue tocada por la revolución industrial del XIX. Compuesta hasta hace poco de una escasa burguesía viviendo de la explotación de las riquezas agrarias producidas por una masa de campesinos y jornaleros. Por esa razón la connivencia de la Iglesia con la minoría oligárquica acaparadora de las propiedades que en su día se arrebataron a la nobleza, las órdenes monásticas y los municipios se veía injusta.
El rápido descenso de la práctica religiosa en el campo en el sur de España data de hace más de un siglo. La autenticidad religiosa de la fe la veían los campesinos sin tierra en el rigor de las costumbres, la pureza de las intenciones, la simplicidad de vida de los que se dicen gente de iglesia. De ahí el rechazo de un clero acomodado que se identifica con la burguesía minoritaria. El proletariado rural veía traicionado el ideal evangélico por un modo de vida opulento. Andalucía fue con este esquema "buenos y malos", "pobres y ricos", tierra de promisión para el anarquismo a partir de 1869. Guy Hermet se pregunta si no hay algo de ese "ideal evangélico traicionado" en los campesinos carlistas del norte de España y sus revueltas contra las élites acomodadas, que habían olvidado los ideales ancestrales de pobreza e igualdad.
La práctica dominical de los españoles en 1965 mostraba la más alta tasa del mundo entero. Los que más iban a misa eran los católicos españoles. Qué obsesión con la misa. Si "Belén Esteban por su hijo mata", nosotras casi hubiéramos matado por no quedarnos sin misa ni un sólo día al año.
Aunque había diferencias entre los campos y las ciudades, también según talla de la ciudad y entre el norte y el sur de España. Donde la tasa era más alta en Castilla León, Navarra, País Vasco. Nunca menos de un 40% llegando incluso a un 80% de asistentes. En el sur, Andalucía y Extremadura entre un 12 y un 15%
La reconquista de Franco llevaba consigo que la gente empezara a ir a misa. Desde los primeros meses de la guerra civil conforme avanzaban los "nacionales", se llenaban las iglesias. Por motivos alejados del sentimiento religioso. Sobre todo en los barrios burgueses, menos en los obreros.
El libro "Los católicos en la España franquista" trae así mismo muy buenas encuestas y cuadros sobre las opiniones religiosas de los españoles, la asistencia de los jóvenes a misa entre 1960 y 68, conformidad con divorcio, con el valor del bautismo, con la creencia en la resurrección, con los cambios ocurridos tras el concilio. En general se dibuja una sociedad muy conformista desde el punto de vista religioso a pesar de los cambios tras 1965.
Pero el terreno no podía estar mejor abonado para que fructificaran nuestras vocaciones.
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