UN MISTERIO DESVELADO

No perderse así cmo a partir del min. 80 de programa lo que suelta sobre Juan Carlos, os aseguro que no quedara un monárquico más entre los que lo escuchen.
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UN MISTERIO DESVELADO

Me refiero a la diferencia Sedes Sapientiae y Ancilla Domini, una genialidad del santo Founder y aspirante a doctor de la Iglesia que apabulló nuestras mentes. No sé si las apabulló pero si que era como para hacerse unas pocas preguntas en medio de las brumas de adoctrinamiento con las que nos habían “colocado”.

He leído “Las cuatro mujeres de Dios: la puta, la bruja, la santa y la tonta.”

Ejemplos hasta aburrir del concepto de mujer que se ha vivido dentro del cristianismo. De todos los tipos y épocas. No sólo del concepto, también de las “realizaciones”. Chicas, no contamos para nada. Ya sé que no descubro América pero lo digo. Incluso en los trabajos y profesiones en los que por las circunstancias de la vida somos abrumadoramente mayoritarias los puestos, puestazos y puestecillos figurantes, como que no suelen recaer en nosotras de manera “natural”. Si acaso échale un poco de las dos primeras palabras del título y te harán un huequecillo…como te quedes con las dos palabras finales, barrerás las aulas. Comme moi.

 

 Los clérigos, que son los que mandan en la iglesia, para que nos vamos a engañar, siempre han sospechado de nosotras. No hace falta ser clérigo para sospechar en general de que la mujer no puede ser bella, lista y buena. Algo demoníaco ha de encerrarse en ella. Pero digamos que el hecho de abrazar el orden sacerdotal o cualquier otro tipo de estado religioso no hace sino reforzar la misoginia de algunas personas. Y como se suele decir es una “cultura”, la “cultura” clerical es misógina sin poderlo remediar.

¿Para qué vamos a hablar de los abundantes ejemplos que de ello nos dio nuestro santo “founder”? El tratamiento dado a las mujeres de modo institucional en OD tiene mucho que ver con el título de esta obra. Ahora que yo personalmente me quedo con las dos últimas palabras: la santa y la tonta. Puesto que en OD y en el imaginario popular va junto. La santa es tonta, la tonta es santa.

El libro comenzó a interesarme sobre todo en el capítulo de las santas. El libro es gordo y había que escoger, me quedo con lo siguiente:

CAP. 5. LA TONTA

A principios del siglo XX empezó a publicarse en Francia uno de los primeros comics, cuya protagonista se llamaba Bécassine; un nombre un poco extraño para una muchacha que con sus aventuras resultaba simpática. En francés, la palabra bécasse y su diminutivo significan unas aves zancudas apreciadas por su carne pero no por su inteligencia, en sentido figurado se llama así a las mujeres o chicas un tanto bobas.

El personaje principal del cómic hacía honor a su nombre, aquella criadita de origen bretón era analfabeta, fea, sin la menor astucia, pero mezclaba su sólida rusticidad con una gran entrega. Tal como veremos con ejemplos concretos, resulta imposible no establecer un paralelo entre esta bobalicona de gran corazón, que fue un gran éxito de ventas, y la mujer que la Iglesia propuso como modelo a los católicos durante largo tiempo.

En todas las épocas y al menos hasta 1950, la Iglesia, a la vez que condenaba la inferioridad, la lascivia, las pretensiones espirituales abusivas y la innata vertiente diabólica del segundo sexo, indicaba como tenía que ser la mujer honrada según sus principios: para redimirse de su origen pecador, debía convertirse en un ser dispuesto a sacrificarse, invisible y modesto en la sociedad, indiferente a toda la afectación de la moda y en cierta medida, intelectualmente insignificante. Podemos llegar a suponer que Bécassine, ejemplo de la joven mojigata y virgen que combinaba las virtudes cristianas con la prudencia burguesa, de haber vivido realmente, habría tenido todas las probabilidades de ser canonizada. Fue una excelente santa de lo cotidiano, la patrona de las criadas.

Estas palabras sobre la desconfianza que la Iglesia sintió durante mucho tiempo por la mente femenina y la belleza fisica pueden parecer un poco duras. No implican que este libro sea militante ateo, la corriente que desde el s. XVIII ha denunciado el supuesto oscurantismo de la Iglesia en todas sus facetas.

Aquí solo queremos seguir destacando el hecho de que se les dio un trato muy diferente al que recibieron los hombres, como ya hemos mostrado al comparar las bibliotecas de los monasterios de religiosos con las de los conventos femeninos: en el primer caso disponían de casi todas las producciones de la mente humana y en el segundo casi únicamente de libros de piedad.

Vienen a mi memoria: “ellas no hace falta que sean sabias ¿basta que sean discretas?” se me ha olvidado. Pero concretando: el founder no inventó, reprodujo. Era un reproductor del clericalismo más vulgar de seminario diocesano de la España de su época. ¡Y nos lo vendieron como una luminaria! Por no hablar del Ancilla Domini y el Sedes Sapientiae…¿sabría el tipo que escribió este libro de los usos y costumbres opusinas? Vaya manera de dar en el clavo.

Sea como fuere ningún historiador podría olvidar el eminente papel cultural de la iglesia cristiana en Occidente…PARA LOS HOMBRES.

Desde su remotísimo nacimiento ha sido múltiple y contradictoria haciendo lo mejor de lo mejor y lo peor de lo peor, y ha sido culpable de incomprensiones, cegueras, sorderas profundas injusticias y condenas odiosas. Pero no por ella la iglesia deja de ser la autora de una inmensa obra cultural: obra de traducción, conservación, transmisión de conocimientos antiguos y asimismo obra de adquisición de gran número de saberes.

El siglo XVIII casi científico y a veces casi ateo no surgió de un vacío intelectual tenía los pies plantados en los trabajos de los eruditos que habían precedido. EN primera fila Roger Bacon(1220-1292) monje franciscano, Nicolás Copérnico (1473-1543) canónigo, R. Descartes (1596-1650) educado en los jesuitas, Malebranche (1638-1715) oratoriano y así todos los grandes físicos y médicos italianos del s. XVII incluidos los que se mostraban severos con el clero.

Durante quince siglos la iglesia estuvo sola en el escenario. Fue el eje intelectual de Occidente, por su posición dominante en los lugares de cultura y por la calidad de las mentes que supo formar. Eso no impide que a esta Iglesia solo le gustasen las mujeres de determinado tono, determinado olor, determinado color, determinado pensamiento….Veamos cuáles.