EL CARDENAL PROTECTOR
Fue Eijo y Garay 1878-1963, Arzobispo
de Madrid Alcalá desde 1922 hasta su muerte, y sobre el que un nume
ha hecho exhaustiva investigación. Normal. El primer alto prelado en
caer bajo el hechizo escrivariano y darles cobertura jerárquica.
Se conocieron en 1927, no sé donde ni
cómo, porque el founder venía huido de su diócesis cesaraugustana.
Práctica corriente entonces de curas que querían medrar en la villa
y corte. No fue una ventolera original, ni eso ni meterse al
seminario por talentoso pero pobre. Ha sido práctica en España
hasta anteayer. Pero la ignorancia es muy osada y la pereza para
informarse todavía más.
En carta al Abad de Montserrat de junio
de 1941, “arreciaba” la persecución contra los “primeros” en
la ciudad condal se expresaba así el último Patriarca que tuvieron
las Indias Occidentales:
“Hace bastantes años vino a la
Central para graduarse D. José María Escrivá (el obispo no estaba
al corriente de la grafía); tuve de él muy buenos informes, y su
conducta era ejemplar. Hacia 1928 se presentó a mi Vicario General
Dr. D. Francisco Morán y le dijo que, ante la necesidad que
observaba de cultivar espiritualmente a los alumnos universitarios,
sentía fuertes impulsos de dedicarse a este apostolado; que si lo
aprobaba y bendecía el Obispo, vería en ello la voluntad de Dios.
Cambiadas impresiones sobre sus planes, los medios con que esperaba
contar, la prometedora esperanza que daba el haber ya un buen grupo
de estudiantes que recibían como agua de mayo su dirección
espiritual, y la necesidad tan sentida de ese apostolado, no solo
aprobamos sino también aplaudimos y bendijimos el santo empeño. Así
empezó la Obra. Ni un paso de alguna importancia daba sin consultar
con el Vicario General Morán, y por éste sabía yo de la Obra, y
daba gracias a Dios.”
También un poco de historia sirve para
apreciar que no había precisamente déficit ni de curas, ni de
presencia de la iglesia en la educación, ni de confesores ni de
directores espirituales en la España de la Restauración. Más bien
inflamación de todo ello, las biografías de todos los acérrimos
defensores de la tradición española contrarios a cualquier cambio e
ilustración así como a cualquier mejora educativa o económica de
los españoles más desfavorecidos eran legión. Y alimentaron las
filas del franquismo en varias modalidades. La gran mayoría de ellos
habían sido criados en familias religiosas, católicas, unos más y
otros menos, pero pocos de los seguidores del dictador escapaban a la
influencia eclesiástica. Así que la necesidad de ese apostolado era
necesidad suya, para dirigir, mandar, acaudillar que llegó a decir
en su libro más famoso.
Y cuando se proclamó la segunda
República, Eijo fue de los sorprendidos:
“Al ver desfilar por las calles
madrileñas aquellas turbas desarrapadas, cuyas bocas eructaban odio
y cuyas actitudes eran presagio de próxima tormenta, se preguntaba:
“¿Pero de dónde ha salido toda esa gente? ¿quiénes son?, y cómo
sintió dentro de sí una voz que le decía. Son tus hijos, los que
Dios te ha dado para que los guíes. Al momento sonó en su corazón
la voz de padre y de pastor amantísimo: no saben lo que hacen. Han
sido abandonados por todos y es lógico que no sientan más que
odio.”
Hay que poner este texto en paralelo
con las manifestaciones de las gentes que iban bien vestidas y
salieron a las calles saludando la república. De desarrapados nada.
Eijo se quejó conforme pasaron los
años republicanos del avance de la obscenidad, la impiedad y el
comunismo. En julio del 36 se trasladó a Vigo mostrando apoyo a
Franco, pues venía a liberar España del comunismo ateo en el que
había caído:
“La rebelión para España un
derecho, si quería salvarse y salvar su patrimonio histórico, su
honor y su vida civilizada. Derecho que constituía un deber...en
España el comunismo no podía ser vencido, después de su ilegal
asalto al poder si no es con la razón de las armas."
Eijo solía iniciar sus discursos con el grito falangista: "¡Arriba los corazones!...¿No véis como tras la noche sangrienta y salvaje pesadilla remonta ya el horizonte el sol de la nueva España, que por catolicismo se siente patriótica y por patriotismo se siente católica...?”
No tenía ni idea el
obispo de las matanzas que el nuevo orden estaba implementando en
cárceles, campos, barrios y pueblos. Y hasta en misiones en el
extranjero para eliminar republicanos. Tampoco sabía nada del paso
de los regulares por los pueblos andaluces matando pobres a mansalva.
Son los orígenes.
En cuanto a lo de acabar los días
siendo marqués de lo que tanto se ha hablado, toda persona que
sirvió convenientemente al dictador, antes al rey Alfonso XIII y después al rey Juan Carlos,
ha merecido marquesado, ducado, condado. Otra vulgaridad más del
santo founder que no quería ser como los demás.
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