RECTIFICACIONES
Gracias por el link al artículo, qué rostro: "nadie en ol ha querido declarar". No me han preguntado. A no ser que sea un encarguito para limitar posibles efectos de otras "Investigaciones". Frente a su propaganda de modernidad inocua, recordemos que protagonizaron actitudes gubernamentales de absoluto retraso.
Que no fueron pioneros de la democracia y el pluralismo en España. Todo lo contrario. No se puede participar del poder como han participado y salir indemne, es lo que tiene estar en el gobierno, el poder no quiere cambios. Sobre todo si es despótico como el suyo.
Recordemos lo que cuenta la historia de los últimos años del franquismo, cuando había mayoría de santificadores en el gobierno de España. La Iglesia española había apoyado la Cruzada de Franco, cuando yo llegué a esta ciudad todavía era el nombre de una calle, la Cruzada. Pero las nuevas generaciones de curas nacidos después de la guerra civil no tenían la sensibilidad de sus mayores. Empezaron los problemas. Se añadieron las novedades conciliares que tanto disgustaron al hoy santo. En la Iglesia española se dibujaban claramente las dos tendencias, de los tradis a machamartillo, y los jóvenes que estaban dispuestos en la Asamblea conjunta de Obispos y Sacerdotes de 1971 a pedir perdón por los errores eclesiásticos pasados.
El error de haber sostenido, apoyado e impulsado la última Cruzada. De hecho ya Pablo VI dió una señal cuando interrumpió los procesos de beatificación de los mártires de la Cruzada. Aunque llegó Juan Pablo II y hubo festival del martirologio español de un bando, mientras el otro bando en muchos casos sigue disfrutando de la "no sepultura". Los aires cambiaban, pero no para todos. Desde luego no para los escrivarianos ni para las familias que como la mía cayeron en esa órbita.
La Hermandad Sacerdotal y el "Opus Dei" eran los principales boicoteadores de los aires renovadores, de los clérigos dispuestos a pedir perdón por el papel jugado por la Iglesia española en la guerra civil. La Iglesia quería pedir perdón por no haber contribuido a la reconciliación nacional.
El texto de la ponencia fue rechazado por el clero conservador y la prensa del régimen lo calificó de escándalo, era una ofensa a los mártires de la Cruzada. La ponencia obtuvo mayoría de votos pero no los dos tercios necesarios para que el documento se discutiera en el pleno. Quedó en una solución de compromiso. La iglesia expresaba su ruptura con el franquismo pero sin que hubiera un documento oficial. Pero el sólo hecho de que curas y obispos utilizaran los términos "reconciliación" y "pluralismo" exaltó los ánimos de los que hoy se presentan como los abanderados de la paz en el mundo por lo menos.
No tenemos memoria ni cabeza.
Gregorio López Bravo, super de fina estampa, ministro de AA Exteriores e ingeniero naval era uno de los más destacados defensores en el gobierno de Franco de que había una alianza entre la Iglesia española, la Santa Sede y el marxismo para derribar la dictadura. Hubo una audiencia concedida por el Papa a este ministro que de 30 de diciembre hubo de retrasarse a 12 de enero de 1973. El ambiente previo no presagiaba nada bueno.
Antes de volar a Roma, López Bravo comentó al cardenal Tarancón, primado de la iglesia española, "que el vaso está lleno y basta una gota para que rebose". Sin comentarios.
La entrevista del Papa Pablo VI con el ministro santificador del trabajo duró 80 minutos. Oficialmente se dijo "cordial y positiva" pero en realidad se desarrolló en un clima de tensión que ante la falta de noticias oficiales dió lugar a abundantes rumores.
Dicen que López Bravo presentó un informe firmado por Franco para que lo debatieran en la entrevista y Pablo VI lo entregó a sus ayudantes con el fin de leerlo en otro momento. López B. insistió para que fuera leído en ese instante. Me lo imagino, el mandato imperativo opusino capaz de llegar y decirle al Papa en misión divina lo que tiene que hacer. Así habría provocado el enfado del pontífice.
Dicen que López habría acusado a S.S de favorecer los graves problemas políticos y sociales por los que atravesaba España con su postura permisiva. Llamar al Papa permisivo...hace falta ser opus para ello.
Tarancón dijo años más tarde que Pablo VI ante la insolencia e impertinencia, la santa desvergüenza de un émulo de Sta. Catalina de Siena, habría estado a punto de expulsarlo de su despacho, y no lo hizo por no empeorar las relaciones con España.
El fracaso de la audiencia se saldó con una queja de la Santa Sede ante el gobierno español por la actitud mantenida por su representante, lo que provocó la salida de López B del ministerio, cartera de Exteriores que pasó al nume López Rodó.
Que no fueron pioneros de la democracia y el pluralismo en España. Todo lo contrario. No se puede participar del poder como han participado y salir indemne, es lo que tiene estar en el gobierno, el poder no quiere cambios. Sobre todo si es despótico como el suyo.
Recordemos lo que cuenta la historia de los últimos años del franquismo, cuando había mayoría de santificadores en el gobierno de España. La Iglesia española había apoyado la Cruzada de Franco, cuando yo llegué a esta ciudad todavía era el nombre de una calle, la Cruzada. Pero las nuevas generaciones de curas nacidos después de la guerra civil no tenían la sensibilidad de sus mayores. Empezaron los problemas. Se añadieron las novedades conciliares que tanto disgustaron al hoy santo. En la Iglesia española se dibujaban claramente las dos tendencias, de los tradis a machamartillo, y los jóvenes que estaban dispuestos en la Asamblea conjunta de Obispos y Sacerdotes de 1971 a pedir perdón por los errores eclesiásticos pasados.
El error de haber sostenido, apoyado e impulsado la última Cruzada. De hecho ya Pablo VI dió una señal cuando interrumpió los procesos de beatificación de los mártires de la Cruzada. Aunque llegó Juan Pablo II y hubo festival del martirologio español de un bando, mientras el otro bando en muchos casos sigue disfrutando de la "no sepultura". Los aires cambiaban, pero no para todos. Desde luego no para los escrivarianos ni para las familias que como la mía cayeron en esa órbita.
La Hermandad Sacerdotal y el "Opus Dei" eran los principales boicoteadores de los aires renovadores, de los clérigos dispuestos a pedir perdón por el papel jugado por la Iglesia española en la guerra civil. La Iglesia quería pedir perdón por no haber contribuido a la reconciliación nacional.
El texto de la ponencia fue rechazado por el clero conservador y la prensa del régimen lo calificó de escándalo, era una ofensa a los mártires de la Cruzada. La ponencia obtuvo mayoría de votos pero no los dos tercios necesarios para que el documento se discutiera en el pleno. Quedó en una solución de compromiso. La iglesia expresaba su ruptura con el franquismo pero sin que hubiera un documento oficial. Pero el sólo hecho de que curas y obispos utilizaran los términos "reconciliación" y "pluralismo" exaltó los ánimos de los que hoy se presentan como los abanderados de la paz en el mundo por lo menos.
No tenemos memoria ni cabeza.
Gregorio López Bravo, super de fina estampa, ministro de AA Exteriores e ingeniero naval era uno de los más destacados defensores en el gobierno de Franco de que había una alianza entre la Iglesia española, la Santa Sede y el marxismo para derribar la dictadura. Hubo una audiencia concedida por el Papa a este ministro que de 30 de diciembre hubo de retrasarse a 12 de enero de 1973. El ambiente previo no presagiaba nada bueno.
Antes de volar a Roma, López Bravo comentó al cardenal Tarancón, primado de la iglesia española, "que el vaso está lleno y basta una gota para que rebose". Sin comentarios.
La entrevista del Papa Pablo VI con el ministro santificador del trabajo duró 80 minutos. Oficialmente se dijo "cordial y positiva" pero en realidad se desarrolló en un clima de tensión que ante la falta de noticias oficiales dió lugar a abundantes rumores.
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| López Bravo y Pablo VI |
Dicen que López Bravo presentó un informe firmado por Franco para que lo debatieran en la entrevista y Pablo VI lo entregó a sus ayudantes con el fin de leerlo en otro momento. López B. insistió para que fuera leído en ese instante. Me lo imagino, el mandato imperativo opusino capaz de llegar y decirle al Papa en misión divina lo que tiene que hacer. Así habría provocado el enfado del pontífice.
Dicen que López habría acusado a S.S de favorecer los graves problemas políticos y sociales por los que atravesaba España con su postura permisiva. Llamar al Papa permisivo...hace falta ser opus para ello.
Tarancón dijo años más tarde que Pablo VI ante la insolencia e impertinencia, la santa desvergüenza de un émulo de Sta. Catalina de Siena, habría estado a punto de expulsarlo de su despacho, y no lo hizo por no empeorar las relaciones con España.
El fracaso de la audiencia se saldó con una queja de la Santa Sede ante el gobierno español por la actitud mantenida por su representante, lo que provocó la salida de López B del ministerio, cartera de Exteriores que pasó al nume López Rodó.
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