UN MUERTO MÁS
Exacavando en el pasado me he ido a la muerte del poeta García Lorca en Granada agosto de 1936. Investigó un irlandés afincado en España y nacionalizado.
Matar a este escritor fue una gran metedura de pata, se le fue de las manos al virrey de Andalucía como se conocía a Queipo de Llano. Además de odios, envidias literarias que nunca faltan. Queriendo salvar el pellejo se metió en un callejón sin salida, qué poca vista tuvo y tuvieron, el piso en el que lo escondían estaba a pocos metros del gobierno civil de Granada desde los rebeldes dirigieron una represión indiscriminada. Seguros muertos comprobados en el cementerio unos 2000. Fueron muchos más.
Aspectos terribles en este affaire:
-el número desproporcionado de historias inventadas que el régimen de Franco hizo correr sobre la muerte del poeta. Acusaron a los defensores de la República, los "rojos", que no eran "rojos" por cierto, de haberlo matado. Y hasta que se estableció cierta verosimilitud del relato pasaron casi 40 años. En los 70 salió la investigación de Gibson editada por Ruedo Ibérico en París. Sólo después de muerto el caudillo fue publicada en España.
-El pánico había marcado los espíritus, los supervivientes testigos de las últimas horas del poeta temblaban todavía antes de hablar. Después de cuarenta años, el miedo marcado a fuego en las entrañas.
-Que todavía hoy no hayan aparecido sus restos ¿alguien los robó de noche del lugar donde lo asesinaron? es inexplicable. Se une a la barbarie de tanto cadáver sin sepultura por España entera.
Estimo que es telón de fondo, wallpaper de nuestras desgracias. Vivimos acostumbrados a las barbaridades. García Lorca no era un poeta cualquiera, figura muy destacada del panorama literario español de principios de siglo. No entiendo que no se haya puesto más empeño en 40 años de democracia por ir al fondo de este asunto. Y que si se ha puesto no se haya podido desentrañar la verdad de donde yace el poeta o qué hicieron con sus restos.
Matar a este escritor fue una gran metedura de pata, se le fue de las manos al virrey de Andalucía como se conocía a Queipo de Llano. Además de odios, envidias literarias que nunca faltan. Queriendo salvar el pellejo se metió en un callejón sin salida, qué poca vista tuvo y tuvieron, el piso en el que lo escondían estaba a pocos metros del gobierno civil de Granada desde los rebeldes dirigieron una represión indiscriminada. Seguros muertos comprobados en el cementerio unos 2000. Fueron muchos más.
Aspectos terribles en este affaire:
-el número desproporcionado de historias inventadas que el régimen de Franco hizo correr sobre la muerte del poeta. Acusaron a los defensores de la República, los "rojos", que no eran "rojos" por cierto, de haberlo matado. Y hasta que se estableció cierta verosimilitud del relato pasaron casi 40 años. En los 70 salió la investigación de Gibson editada por Ruedo Ibérico en París. Sólo después de muerto el caudillo fue publicada en España.
-El pánico había marcado los espíritus, los supervivientes testigos de las últimas horas del poeta temblaban todavía antes de hablar. Después de cuarenta años, el miedo marcado a fuego en las entrañas.
-Que todavía hoy no hayan aparecido sus restos ¿alguien los robó de noche del lugar donde lo asesinaron? es inexplicable. Se une a la barbarie de tanto cadáver sin sepultura por España entera.
Estimo que es telón de fondo, wallpaper de nuestras desgracias. Vivimos acostumbrados a las barbaridades. García Lorca no era un poeta cualquiera, figura muy destacada del panorama literario español de principios de siglo. No entiendo que no se haya puesto más empeño en 40 años de democracia por ir al fondo de este asunto. Y que si se ha puesto no se haya podido desentrañar la verdad de donde yace el poeta o qué hicieron con sus restos.
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