¿POR QUÉ SE RETIRÓ?

 Un activista canadiense comprometido en la lucha por que se reconozca el genocidio perpetrado por los diferentes gobiernos de su país asociado con las Iglesias, diversas confesiones, contra los indígenas, arremete seriamente contra Benedicto XVI, no sé hasta qué punto es cierto todo lo que dice, no habría dimitido por cansancio y enfermedad, sino para evitar juicios.

Me llama la atención que la amenaza partiera de un tribunal de Madrid.

Resistencia a los crímenes de la Iglesia y el Estado: de la caída de un Papa en febrero de 2013 a la Operación Redención en abril de 2018

12 de febrero de 2018

“El Papa Benedicto XVI, Joseph Ratzinger, se citó con el presidente italiano Giorgio Napolitano el sábado 23 de febrero para discutir su inmunidad frente a las acciones legales emprendidas contra él por el gobierno italiano, según medios de información italianos.

La reunión  tuvo lugar tras la entrega a la secretaría del Departamento de Estado del Vaticano, el 6 de febrero, de una nota diplomática de un gobierno europeo cuyo nombre se mantiene en secreto. Esta nota manifiesta la intención de este gobierno de cooperar con un alto tribunal de justicia para emitir una orden de arresto contra Ratzinger, quien renunció a su pontificado menos de una semana después. Esta información proviene de un comunicado de prensa del Tribunal Internacional Contra los crímenes de la Iglesia y del Estado del 14 de febrero de 2013.

“Muchas personas no pueden aceptar que esta pequeña piedrita que lanzamos fuera capaz de derribar al Goliat de Roma. Como esclavos obedientes, no pueden creer que lo correcto sea lo correcto. Pero sus amos tienen miedo de lo que ha sucedido, porque ahora saben con certeza que cualquier gobernante puede ser derribado y con él todo su reino y un mundo basado en reinos. (del libro “Fallen”, Kevin Annett)

El anciano todavía no se atreve a salir de los 100 acres de tierra llamados Ciudad del Vaticano porque enfrentaría un arresto inmediato por sus crímenes de guerra. Pero lo que lo puso y lo mantuvo en su prisión de barrotes de oro no se ha olvidado. Nunca había pasado. La noche de su condena en un tribunal público por sus crímenes contra niños, no sólo un Papa en ejercicio sino también otros tres funcionarios del Vaticano dimitieron de sus cargos, entre ellos el llamado “Papa negro”: Joseph Razinger (Papa Benedicto XVI), Tarcisio Bertone, Sean Brady y el líder de los jesuitas, el “papa negro”, Adolfo Pachón.

“Cuando hayas sido derrotado por un oponente más débil que tú, haz que tu derrota parezca una victoria o una maniobra táctica en lugar de una retirada. ” había aconsejado a los papas y otros monarcas Nicolás Maquiavelo en la Italia del siglo XVI, en su libro dedicado a los poderosos de este mundo titulado “El Príncipe” : consejo que el Vaticano tomó muy en serio tras las dimisiones sin precedentes de expertos de la Iglesia. Porque desde febrero de 2013, Roma intenta ocultar el motivo de su retirada del veredicto de un tribunal de derecho común que declaró que sus líderes son criminales convictos y que la Iglesia católica romana es una institución criminal.

Hoy hace 5 años, cuando se conoció la noticia de que el Papa Benedicto, Ratzinger, ya no era Arzobispo de Roma, recibí una noticia matutina del periódico National Post de Toronto . Un joven periodista al que le llevó tiempo  relajarse me preguntó si era cierto que existía una orden de arresto contra el Papa Benedicto XVI, una orden que yo había ayudado a implementar y que había precipitado su renuncia.

“Sí, así es”, respondí con una gran sonrisa. Anticipándome a su siguiente pregunta, continué, “pero pregúntale al gobierno español si no me crees”.

Nunca volví a saber de este periodista, ni el Post ni ningún otro medio de comunicación de masas  publicaron nada sobre la amenaza de arresto de Ratzinger que lo habría expulsado de su posición pontificia. En cambio, con la precisión de un reloj de la esperada elusión, la prensa mundial retomó y repitió la versión oficial del Vaticano que señalaba una “enfermedad repentina” como la causa de la renuncia del Papa Benedicto XVI y volvió a centrar la atención con un fervor escolar sobre la pirueta jesuita. que esperaba en las sombras y que pronto sería coronado Papa Francisco I.

La verdad es que el 1 de febrero de 2013, nuestro tribunal de derecho común que juzgó el caso contra el Papa Benedicto y los demás fue notificado por un funcionario del gobierno español que, basándose en nuestra revisión de  pruebas contra el Papa Benedicto, un tribunal de Madrid emitió una orden de detención contra él el 15 de febrero y que esta orden se ejecutaría si Ratzinger pisaba territorio español. Aún mejor, el tribunal incluso consideró incautar propiedades de la iglesia para compensar a España por cualquier reparación/compensación que se le debería a los miles de sus ciudadanos torturados y traficados cuando eran niños por sacerdotes y monjas durante la dictadura de Franco, dictadura muy amiga el Vaticano. 

 Después de que Roma recibiera la notificación diplomática española con esta noticia el 6 de febrero, la mierda hizo mucho más que llegar a las aspas del ventilador. Como en un divertidísimo escenario de película de serie B de gánsteres, un grupo de cardenales obesos, banqueros de iglesias y la variada camarilla mafiosa de la cosa nostra sin duda se sentaron con Ratzinger para decirle con todo este ardor italiano, que se apartara rápidamente. En resumen: quítate de en medio  antes de que todos perdamos la camisa y nos hundamos . Ratzinger, como un buen soldadito de las Hitlerjugend,   era muy consciente de la importancia de obedecer las órdenes.  Dimitió cinco días después, y sus cómplices del crimen, también condenados por el tribunal, Bertone, Brady y Pachón, siguieron el mismo procedimiento en las semanas siguientes.

Es una pena que después del asesinato de Goliat por parte de David, el ejército filisteo derrotado y su rey no tuvieran a uno de los Dr. Spinners del Vaticano trabajando para ellos. Porque a partir de entonces su régimen tambaleante podría haberse estabilizado y los tejones recobrar su posición de fuerza con un anuncio oficial que decía que, lejos de haber sido derribado por la única piedra del pequeño pastor, Goliat había sucumbido a “una súbita enfermedad” y continuaría anunciando que no era el momento de hacer la guerra, sino el  de la reconciliación encarnada por nuestro nuevo líder, nuestro Goliat, ¡más amable y comprensivo que nunca! Porque este es el modo de actuar de los tiranos cuando tienen la espalda contra la pared, ya sea hoy o hace unos cuantos milenios.

Desde aquel momento glorioso hace cinco años en el que vimos caer de su trono a un asesino de niños, el impacto de ese colapso se ha extendido como un tsunami por todo el mundo, a pesar de todas las excusas para hacer que el Vaticano muestre una cara “más amable”. Y como ocurre con todos los grandes puntos de inflexión de la historia, la mayor victoria fue una sutil victoria psicológica, un cambio en la forma en que los esclavos y sus dueños se percibían a sí mismos. Se terminó la ilusión de un poder al que no se puede desafiar. Al mostrar al mundo que el autócrata más poderoso puede ser depuesto y cómo hacerlo, nuestro tribunal de derecho consuetudinario fue como un guijarro frente a este gigante. La victoria del 11 de febrero de 2013 fue literalmente un disparo escuchado en todo el mundo y comenzó una nueva fase en la historia de la humanidad: la recuperación de la ley y el poder soberano por parte de NOSOTROS, EL PUEBLO, a través de nuestros propios tribunales de justicia y nuestras acciones directas. Pero esta recuperación es siempre potencial. El objetivo ahora no es sólo enterrar a César sino reemplazarlo: es más fácil decirlo que hacerlo, por supuesto, pero este viaje ya ha comenzado.

Un amigo mío nativo resumió la situación poco después de la caída del Papa Ratzinger: “¡Kevin, tu exorcismo realmente funcionó! Contaste los golpes contra el mayor bastardo de todos. ¡Ahora todos estos bastardos ricos se siguen escondienco! El problema es que nadie lo creerá…”

Su último comentario me llevó a responder con las palabras de otra amiga mía cuya madre había anunciado la muerte de un amigo en común por sobredosis y no lo podía creer: “No lo puedes creer, pero el cadáver está ahí”. Es hora de enterrar a los muertos de una vez por todas.