Calcetines. El encuentro

Calle de Polonia

He encontrado una noticia chiste a propósito de un calcetín venerado, me he reído un buen rato con los comentarios

http://www.meneame.net/story/calcetin-fundador-opus-dei-venera-expuesto-casas-institucon-valladolid

Hay más en

http://espanol.exchristian.net/2009/04/en-la-casa-del-opus-dei-el-rincon.html


Me falta la película de Monty Phyton "la vida de Brian", no recuerdo la escena "Sigamos la zapatilla", pero por ahí van los tiros.

Espero hacerme pronto con el libro sobre los orígenes de la psiquiatría en España que me recomienda Gatopardo.

Tengo que terminar aquel encuentro cantado del Escrivá y sus muchachos con alguien. Abreviando y para no dar más vueltas, se trata del cardenal Wojtila. Al que ellos canonizaron en vida. Me parece que esa elección papal de octubre de 1978 pilló a todo el mundo con el paso cambiado menos a ellos, me faltan todavía algunos cabos, pocos, pero creo que el fervor hacia Juan Pablo II que yo viví siendo todavía "chica de san Rafael" tenía razones que entonces nadie sospechaba. Además me es muy difícil quitarme de la cabeza la idea de que Juan Pablo I fue eliminado, la propia curia hizo lo posible porque no se supieran las causas auténticas de su fallecimiento, llamaron a los embalsamadores casi a la vez que "encontraron" el cadáver, y francamente, si alguien es capaz de tramar algo así y llevarlo a cabo, pienso que no va a dejar la elección del sucesor "al espíritu santo".

Dicen que fue el cardenal Koenig de Viena quien acabó de convencer a los cardenales indecisos. En ese segundo cónclave de 1978 la batalla estaba entre los que apoyaban al cardenal Siri, un curial anticuado, y a Benelli, este último habia trabajado para que saliera elegido Juan Pablo I. Y me parece que Koenig ya por entonces se llevaba bien con los opus, ya les había "encomendado" una céntrica parroquia de Viena. Al estilo de Cañizares en Granada que también les dió una.

Los opus son muy expertos en mover hilos desde la sombra, sin que se les vea, parece que son otros los que llevan a cabo, hacen y deshacen, pero ellos trabajan a la gente con peloterismos que es un gusto. Y ese peloteo que los opus hacen a quien tiene poder en este caso en la iglesia, no sale en las revistas, pero lo hemos visto los que hemos estado dentro. En Pamplona yo he visto "pasear por el campus" y "hacer los honores" al cardenal Poupard y al cardenal Ratzinger.

Conozco muy poca gente que sepa mantenerse firme cuando quieren hacerle la pelota. En general, todo el mundo cae.

Es Giancarlo Zizola en su Restauración del papa Wojtila quien me ha recordado la historia de Polonia. Desde la edad media, Polonia se ve a si misma como la punta de lanza del catolicismo entre los "Infieles", ya sean turcos musulmanes, ortodoxos, protestantes, judíos. Toda expansión polaca hacia el este buscaba el dominio político pero legitimado por una finalidad religiosa, cumplir la voluntad de Dios propagando el cristianismo entre paganos y el catolicismo entre protestantes y ortodoxos. Rodeada por Turquía, Suecia, Rusia, Polonia se siente en Oriente como podría sentirse España en las Indias y en Centroeuropa con Carlos V.

Es el origen de la ideología del "estado de sitio" que marca el nacionalismo polaco: la iglesia debe defenderse a sí misma y también la civilización amenazada por un mundo hostil. El catolicismo en Polonia respira mesianismo y martirio.
Pero el catolicismo polaco era demasiado polaco, como lo demuestra el hecho de que, a pesar del lema "Polonia semper fidelis", expulsaron a los jesuitas llegados de Roma por ser "demasiado romanos".

Durante siglos el "sueño polaco" no existía, Polonia estaba ocupada por potencias extranjeras. La iglesia católica polaca era la única geografía polaca al aire libre, los demás estaban en la clandestinidad. En los poetas nacionales Mickiewicz y Cieszkovski se yergue el mito de Polonia "Cristo entre las naciones", muerta para resucitar y cuyo renacimiento traería consigo la redención de toda Europa en una revolución universal, libertaria, democrática y fraterna.

Señala Zizola el poco romántico hecho de que la independencia de Polonia en 1918 fue consecuencia de que los 3 imperios que la asediaban y ocupaban se derrumbaron a la vez. La segunda guerra mundial fue un calvario para este país, 6 millones de muertos, la mitad judíos. La estalinizacón del país tras la guerra hace de la iglesia católica el foco de resistencia nacional, se agarra a la tradición religiosa como forma de hacer sobrevivir la nación.

Se comprende que en esta situación de "resistencia al comunismo" la mentalidad de los obispos polacos en el concilio Vaticano II, entre ellos Wojtila, no podía ser la de los obispos y teólogos del resto de Europa. Las reformas conciliares no iban con la situación polaca, no habia lugar para discusiones en una iglesia que tenía que mostrarse unida frente al partido comunista.

Los factores que integran el catolicismo polaco me resultan familiares: peregrinaciones masivas, mariolatría, atraso cultural del clero, hegemonía clerical de la iglesia. No acogieron la reforma litúrgica, la misa siguió en latín. El obispo Wojtila se opuso a la definición conciliar "iglesia pueblo de Dios". El vivía en una iglesia que se consideraba a sí misma como una fortaleza. Quería la iglesia "sociedad perfecta" de Bellarmino, sólo así podía mantener el poder absoluto, cerrar filas. También nos resulta conocida su visión del ministerio sacerdotal en términos tridentinos.

Es muy interesante la paradoja de Wojtila, actitud insurreccional en política frente al invasor, que desplegara de Papa en determinados contextos, no en todos, (apoyó a los dictadores de América Latina porque los veía anticomunistas y persiguió a la teología de la liberación por identificarlos con su enemigo), junto a su línea autoritaria en el seno de la iglesia. La observación de Zizola: dentro de la iglesia polaca resultaba moderadamente progresista pero en la iglesia universal resultaba conservador, sin haber superado el clericalismo de otro tiempo.

De forma que el modelo polaco de restauración que el cardenal Wojtila llevó a Roma tiene suficientes puntos en común con el Opus Dei como para que se cayeran mutuamente simpáticos:
-misionarismo agresivo.
-nacionalismo sacralizado (también España ha sido fértil en salvadores de las esencias católicas)
-visión centralista de la iglesia en la sociedad.