OSCAR ROMERO Y OPUS DEI
He traducido lo que escribió Homère el pasado lunes.
Como nos encanta estar allí, precisamente ese día y no otro, el día de su martirio, un cura numerario ha dicho que lo llevó el personalmente a la iglesia donde celebraría la misa en la que fue asesinado. Como quien no quiere la cosa. No veo que sea tan difícil de saber que se lo han inventado ¿el cura jesuita que lo confesó ese día no dijo nada? ¿ninguno de sus próximos ha dado testimonio de cómo transcurrió esa jornada?
Miedoa contradecir a la mafia. La gente de a pie tiene mejores cosas que hacer. Aquí y en el Salvador.
El documental de Michelini con el que apostolizaron a Romero ¿se titulaba "Los caminos divinos de la tierra"?, era muy socorrido en mis primeros años prenumerariles, luego pasó de moda. Para los "gentiles" la gente muy lejana sacábamos la cara más simpática.
Me parece que también celebré 50 años del Opus Dei en una misa en el club. Tampoco fui ajena a los 50 del 14F. Todo ello antes de entrar a formar parte.
Qué ilusos, que fue en 1928, las ganas. Hoy no me lo creo. Tiene toda la pinta de una patraña más.
Dice Homère
Desde
el anuncio en 2013 del desbloqueo por parte del papa Francisco de la
causa de beatificación y canonización de Mr Oscar Romero, en los
medios próximos al Opus Dei se rumorea sobre su cercanía a la Obra
de Escrivá. El último de los comentarios al respecto es del prelado
del Opus Dei :
(Romero
va a ser un santo muy querido)
en la web del Opus Dei.
Está
claro que Mr Romero será un santo muy querido, y decirlo en futuro
no añade nada, lo es desde hace mucho tiempo. En cuanto a su
relación con el Opus Dei, es un poco más complicado. La propaganda
del Opus Dei suele insistir en estos puntos:
-Mons.
Romero estuvo cerca del Opus Dei desde los años 50
-Monseñor
Escrivá lo recibió en Roma en 1970
-Tras
la muerte de este último en 1975, fue uno de los primeros en enviar
una carta pidiendo su beatificación.
-Monseñor
Romero fue cercano al Opus Dei hasta el final de su vida. Para
demostrarlo presentan el testimonio del consiliario del Opus Dei en
el Salvador, Fernando Saénz, que estuvo con él el mismo día de su
muerte, y que lo llevó en coche a la iglesia en la que iba a
celebrar la misa durante la cual fue asesinado.
-Últimamente,
se ha insistido en la correspondencia de 1979 entre Don Alvaro del
Portillo, entonces Presidente General del Opus Dei y Monseñor
Romero.
-Se
mencionan diversas anécdotas, como la dedicatoria de su pluma y
letra dejada en una residencia de la Obra en 1979.
A
propósito de los tres primeros puntos, parece efectivamente que
Oscar Romero acudió con asiduidad a las reuniones de Sociedad
Sacerdotal de la Santa Cruz. El teólogo Yves Carrier (Monseñor
Oscar A. Romero, Histoire d'un peuple, destinée d'un homme. Paris,
Cerf, 2010, 346 pages. p.111-120)lo
califica incluso de «miembro del Opus Dei» en el período que va
desde mediados de los años 60 a 1974.
A
lo largo de ese período se le considera un miembro de la jerarquía
que se opone a la corriente progresista que salió de la reunión de
Medellín. Por ejemplo, en 1973, retiró a los Jesuitas la
responsabilidad de la formación de los seminaristas de San José por
considerarlos demasiado de izquierdas.
En
1974, es nombrado obispo de Santiago de Maria. A pesar de seguir en
contacto con los ricos propietarios de café y algodón, empieza a
darse cuenta de la situación miserable de los jornaleros, así como
de los abusos que el ejército cometía contra los campesinos.
En
1977, es nombrado arzobispo de San Salvador. Se esperaba que fuera un
obispo tradicional, conservador, defensor del orden establecido,
alguien al gusto del poder establecido a la vez que decepcionaría a
los medios progresistas de la igelsia local.
Pero
a partir de su nombramiento como Arzobispo comienza la parte más
conocida de su vida que le llevará al martirio tres años más
tarde.
¿Siguió
estando cerca del Opus Dei durante ese período como pretende el
Prelado del Opus Dei?
Para
intentar contestar a esta pregunta dispongo de varias fuentes: el
diario íntimo de monseñor Romero (Romero,
su Diario)
que va desde el 30 de marzo de 1978 al 20 de marzo de 1980,
diferentes testimonios de gentes cercanas (María
López Vigil: Piezas para un retrato. UCA Editores,1 janv. 1993-399
pages)
y el libro que recoge sus homilías. (Homilías
(Homélies) de Monseñor Óscar Arnulfo Romero).
Intentaré
recorrer estas fuentes en orden cronológico seleccionando los
párrafos en los que se menciona el papel del Opus Dei, o cuando no
es mencionado a pesar de que sería de esperar que lo fuera.
Lo
primero que me ha llamado la atención es el viaje de monseñor
Romero a Roma en 1978, del 17 al 30 de junio(Romero,
su Diario,
p. 33-41) Fue
llamado a Roma para que se explicara en re referencia a la situación
de conflicto que afectaba a la iglesia del Salvador desde que había
sido nombrado Arzobispo. Hay frecuentes acusaciones de apoyo a curas
politizados. En su diario monseñor Romero indica
bastantes visitas: dos veces al Padre Arrupe, superior de los
jesuitas, a los monseñores Baggio, Nicolo, Garrone, Javierre,
Casaroli, al cardenal Pironio, volveremos sobre ello, a la comisión
Justicia y Paz y por supuesto a Pablo VI que le comprender y apoya.
No
hay ninguna mención a una visita a Villa Tevere. Hay que hacer notar
que estaba en Roma el 26 de junio…
Luego
se habla del Opus Dei en una homilía de 8 de octubre de 1978, con
ocasión del 50 aniversario del Opus Dei(Homilia
- 27º Domingo de Tiempo Ordinario (ciclo A)(8-10-78):
«El
lunes 2, el Opus Dei, que celebra como patronal la fiesta de los
Angeles, cumplía 50 años de haber sido fundado. La Iglesia se
alegra con todo esfuerzo de santificación en el mundo y desea en
esta hora de crisis de la Iglesia, que no solamente se viva una
santidad personal, individualista; sino también una comunidad, una
santidad comunitaria que sea testimonio a la luz del mundo, como
decía el Cardenal Pironio, respondiéndome a una pregunta sobre la
autenticidad de la vida religiosa y cristiana, estos tres criterios:
mucho amor a Cristo, mucha fidelidad al carisma de la fundación y
también una gran adaptabilidad a la pastoral de la Iglesia local.
Esto
tercero yo quiero recalcarlo en muchas comunidades que han demostrado
su capacidad de adaptación: (...).»
En
esa homilía Romero envía un claro mensaje al Opus Dei: la santidad
personal individualista no basta. Es necesaria también la santidad
comunitaria. Citando al cardenal Pironio, que entonces era el
Prefecto de la Congregación de Religiosos, encargado también de los
Institutos seculares, por tanto del Opus Dei, recuerda la importancia
de adaptase a la pastoral de la iglesia local. Y continúa citando
numerosas comunidades que demostraron capacidad de adaptación. El
Opus Dei no es una de ellas. La cita del cardenal Pironio no es una
anécdota, se trata de una llamada al orden del Arzobispo apoyándose
en los criterios del cardenal que tiene la tutela del Opus Dei.
Un
poco más adelante eh una homilía del 29 de octubre de 1978 (Homilia
- 30º Domingo de Tiempo Ordinario (ciclo A) (29-10-78):
«También
fruto de nuestras comunidades de El Salvador,, dos sacerdotes se
ordenan en España para trabajar en el Opus Dei. Profesionales que se
santifican y de los cuales ya nos hemos ocupado en otras ocasiones.
Esa santidad que se expanda, que sea -sintiendo lo que estoy diciendo
en este momento- la vida de la comunidad, porque nadie vive el
cristianismo sólo para sí, sino para esto que estamos diciendo, ser
el buen olor, ser el germen de unidad, de salvación.»
Romero
insiste una vez más en la vida en comunidad, en la necesidad de un
cristianismo que no viva sólo para sí.
El
viernes 30 de marzo de 1979, anota en su diario:Romero,
su Diario,
p. 85):«Fui a almorzar con los padres del Opus Dei, en una nueva
residencia que tienen y les dejé el retrato autografiado, «al Opus
Dei de la Arquidiocesis, con mi bendicion de Pastor y Amigo»
Del
28 de abril de 1979 al 9/05/1979, hace otro viaje à Roma. Se reunió
con mucha gente, Arrupe, Tarancón, numerosos religiosos y
eclesiásticos y por supuesto con el Papa Juan Pablo II. Monseñor
Romero menciona su visita al cardenal Pironio,como signo de
amistad, indica. Pero no hay huellas de una visita a Villa Tevere
ni de contacto ninguno con el Opus Dei.
En
su homilía del 1 de julio de 1979, Monseñor Romero dice (Homilia
- 13º domingo de Tiempo Ordinario (ciclo B) (01-07-79):
«Esta
diócesis se alegra con la conmemoración que celebraron los miembros
del Opus Dei, en el cuarto aniversario de la muerte de su fundador,
Monseñor Escrivá de Balaguer. El espíritu del Opus Dei, que muchos
miembros no lo practican, yo creo que lo encontramos en el capítulo
cuarto de la Constitución sobre la Iglesia, todo ese capítulo del
laico. Es un ejército ya de miembros del Opus Dei, pero dirigentes
de ellos me han confesado que muchos no lo entienden bien y se
fanatizan, pero si vivieran de verdad ese capítulo cuarto, que es
precisamente la espiritualidad del Opus Dei, "el laico en el
mundo", contaríamos con muchos cristianos que desde su
profesión y su santidad están haciendo mucho bien. Pedimos a Dios,
con motivo del cuarto aniversario de la muerte de su fundador, que
todos los seguidores comprendan y vivan un auténtico espíritu de
Iglesia, tal como está en ese documento del Concilio.»
El
texto me ha llamado la atención. Por un lado Romero parece que alaba
el espíritu del Opus Dei como le parece que tiene que ser, en
continuidad con los textos conciliares, y por otra parte deplora en
términos muy duros («se fanatizan») la actitud real de los
miembros del Opus Dei. Entre ambas la actitud esquizofrénica de los
dirigentes del Opus Dei local, treatando de justificar lo
injustificable (dirigentes de ellos me han confesado que muchos no
lo entienden bien y se fanatizan). ¿Qué hechos concretos
justifican estas palabras tan duras?
En
el contexto de la época no puede tratarse más que de hechos graves.
Estamos a 1 de julio de 1979, y dos semanas antes, el 16 de junio
había sido asesinado el Padre Rafael Palacio,era el quinto cura
asesinado en dos años.
Y
cuando se lee el discurso (Mgr
Romero - Discours
prononcé lors de la réception du doctorat Honoris Causa, le 2
février 1980 à l'Université de Louvain) de
Romero que hizo al ser nombrado Doctor Honoris Causa por la
Universidad Católica de Louvain en febrero de 1980, se puede
comprender el abismo que le separa del Opus Dei:
«Esta
defensa de los pobres, en un mundo seriamente en conflicto, ha
provocado un hecho nuevo en la historia reciente de nuestra Iglesia :
la persecución. Seguro conocen los hechos más relevantes. En menos
de 3 años más de 15o sacerdotes han sido atacados, amenazados y
calumniados, 6 de ellos han muerto asesinados, varios fueron
torturados y otros expulsados. Las religiosas también han sido
perseguidas.
(…)
Es
evidente que nuestra iglesia ha sufrido persecución en el curso de
los tres últimos años. Pero lo más importante es examinar
porqué lo ha sido. No se ha perseguido a cualquier cura ni a
cualquier insititución. Se ha perseguido y atacado a la
parte de la Iglesia que se ha puesto del lado de los pobres y los ha
defendido. »
El
subrayado es mío y cualquier comentario sobra.
Los
contactos con el Opus Dei se intensificarán en esa segunda mitad de
1979. El 6 de septiembre de 1979, visita a los «padres» del Opus
Dei (Romero,
su Diario,
p. 185);
vieron un documental de la televisión italiana sobre sur el Opus
Dei; Monseñor Romero anota en su diario:Me
parece que es una mina de riqueza para nuestra Iglesia".
Esta nota es uno de los elementos destacados para mostrara la
proximidad de Romero con el Opus Dei. Pero hay que hacer notar que
esta apreciación la hace basándose en una película, no en la
realidad del Salvador. Y que esa película fue seguramente realizada
por un supernumerario italiano, era la que se usaba entonces en todos
los centros del Opus Dei para dar una imagen amable de la obra.
El
7 de octubre de 1979, dice en una homilía(Homilia
- 27º Domingo de Tiempo Ordinario (ciclo B) (07-10-79):
«El
2 de octubre, el Opus Dei celebraba el 51 aniversario de su
fundación. Es una familia que va creciendo entre nosotros con un
sentido de santificar la profesión y la vida en el mundo. Ojalá que
ese rico testimonio redunde también en cambios de una sociedad que
tiene que cambiar desde las entrañas del evangelio.»
Una
vez más recuerda la necesidad de cambiar la sociedad desde las
«entraiñas del evangelio Si Romero lo recuerda con tanta
insistencia es probablemente porque el Opus Dei no comparte esa
prioridad.
De
octubre a diciembre de 1979, hay varias menciones al Opus Dei. El 23
de octubre, Romero asiste a una comida con sacerdotes que hacen un
retiro con el Opus Dei. El padre Fernando le habla de una carta a la
congregación de los Obispos utilizada para perjudicar al Opus Dei.
Romero dice que se informará y hablará de ello...
Entramos
en las repercusiones de la famosa intención especial y del cambio de
estatuto del Opus Dei que pasa a ser Prélatura personal. Esta carta
(en realidad fueron dos) secreta de Don Alvaro al cardenal Baggio
pidiendo la Prelatura personal aparecerá en el País (El
Pais 11-11-1979)
y en la prensa internacional a partir del 11 de noviembre.
En
ese contexto se sitúa la carta de Alvaro del Portillo a Romero el 9
de noviembre Vatican
Insider10-3-2014).
Muchos obispos se opusieron a la tentativa del Opus Dei de escapar a
su tutela y de convertirse en una prelatura independiente. Alvaro del
Portillo escribe por eso a monseñor Romero, y a otros, para
tranquilizarle sobre sus buenas intenciones, «el
Opus Dei tira del carro en la misma dirección que el obispo de la
diócesis».
Presentar esta carta como una carta afectuosa con motivo de los 50
años del Opus Dei no se tiene de pie. Aunque no sea más que por la
fecha: el 50 aniversario había sido más de un año antes. Y si la
carta de don Alvaro es la respuesta a una carta «afectuosa» de
Oscar Romero, ¿por qué no presentan esa carta «afectuosa»?
Monseñor
Romero le contestó sutilmente en una homilía el 23/12/1979 (Homilia
- 4º domingo de Adviento (ciclo C) (23-12-79):
«Será
de mucho agrado a los numerosos miembros que en nuestra Arquidiócesis
forman el Opus Dei, la carta que he recibido de su Presidente
General, Mons. Alvaro del Portillo en que dice: "Los socios y
asociados del Opus Dei ahí, como en todos los sitios -gracias a
Dios.-, trabajan con empeño y movidos sólo por el deseo de servir a
la Iglesia. Conozco bien el afecto que le tienen y la fidelidad con
que viven el espíritu de la obra que los llevan a secundar las
indicaciones del obispo en todas las diócesis donde trabajamos. "Y
a tirar el carro, como decía nuestro fundador, en la misma dirección
que el prelado diocesano". Me alegro mucho de que esa fuerza del
Opus Dei no es al margen, ni paralela, si no que está en plena línea
de nuestra pastoral Arquidiocesana. Esperamos que los hechos
confirmen esta orientación que les da el Presidente General del Opus
Dei.»
Romero
pone a los miembros del Opus Dei en el Salvador frente a sus
responsabilidades: comportaos como su patrón pretende que debeís
hacerlo y me alegraré por ello.
Desaparece
después de esto la huella de contactos con el Opus Dei hasta el 24
de marzo de 1980, día en el que fue asesinado. Ese día según su
propio testimonio,
Fernando Saenz, consiliario del Opus Dei, pasó el día con Oscar
Romero en un retiro de curas. Lo condujo personalmente hasta la
iglesia en la que iba a celebrar la misa durante la cual fue
asesinado:
«Hacia
las 3 de la tarde, él mismo nos sugirió que levantáramos la
reunión. Quería regresar pronto a la ciudad, pues tenía un
compromiso. Le dejé en el Hospital de la Divina Providencia en torno
a las 3,30 o las 4. Poco después, durante el Ofertorio de la Misa,
le abatió una bala explosiva.»
No
están claros los acontecimientos de ese último día. Según
diversos testimonios monserñor Romero estuvo con su confesor jesuita
antes de celebrar misa, lo que contradice el testimonio de Fernando
Saenz. Haría falta un trabajo histórico serio para aclararlo.
En
conclusión, diría que es muy difícil concluir.
Una
explicación sería que monseñor Romero fue miembro o cooperador de
la Sociedad Sacerdotal de la Santa Cruz en los años 60 y principio
de los 70. Le fue bien mientras no se tuvo que confrontar a la vida
real de los más pobres de sus conciudadanos. A partir de su
nombramiento como obispo en San Miguel en 1974, empezó a tomar
conciencia de otras realidades. En 1977, cuando era Arzobispo ya
había terminado de convencerse, en particular tras el asesinato de
su amigo el padre Rutilio Grande.
Al
mismo tiempo, comenzó a conocer mejor el Opus Dei, en especial a sus
miembros laicos. Habría querido contar con ellos para trasformar la
soceidad «desde las entrañas del Evangelio»(Homilia
- 27º Domingo de Tiempo Ordinario (ciclo B) (07-10-79),
pero en lugar de eso se encontró con comportamientos que calificó
él mismo como «fanáticos» (Homilia
- 13º domingo de Tiempo Ordinario (ciclo B) (01-07-79).
Homere
Comentarios
http://www.publico.es/politica/inhabilitado-15-anos-ruiz-mateos.html