OTRO "MASSIVE HEART ATTACK"

La mejor acreditación de lo que cuenta Robert Hutchison sobre el “Opus Dei” es que se han apañado para que su libro no se haya traducido en España, siendo como somos la cuna del invento y el país que más miembros y ex miembros ha aportado,  y en el que más extensión y dominio han alcanzado. “Their kingdom come” me sigue pareciendo la obra más detallada y completa sobre el asunto desde el punto de vista que a ellos no les interesa,

es decir, manejo descarado del poder con golpes de estado a discreción, uso de la planta digitalis y abuso de la pandemia “massive heart attack”, por no hablar de la parte financiera del invento, así como del maravilloso ropaje y manta zamorana que todo lo tapa que ha supuesto hasta ahora la aquiesciencia del Vaticano a sus manejos. También allí me parece que saben como las gastan, amedrentados están como el pueblo español que no osa pronunciar su nombre en voz alta. Que conste que todo es voluntad de Dios.

¿Qué le pasa a la familia Postigo de honda raigambre opusina? en un año dos fallecimientos de personas jóvenes para irse al otro barrio, el padre de familia numerosísima del que se habló en opuslibros y Victoria  la hermana mayor. Viki para los amigos, ha pasado a mejor vida víctima de un cáncer. Importante persona en mi vida esta Viki, aunque ahora no viene a cuento. Tenían una hermana numeraria de las sonrientes y encantadoras con una enfermedad  ¿artritis? y era bien joven, ¿Qué habrá sido de ella? Gente de las que una se pregunta qué rayos hacen metidas en la mafia. Otra dejó la numerariez y era otra bella persona y otra todavía más bella persona que seguía. Así va la vida, también fui mafiosa sin saberlo, aunque hoy dudo de que se pueda perseverar en OD a determinadas edades dentro sin ver la parte oscura y las negras acciones que llevan a cabo.

JPI murió de noche 33 días después de haber llegado al trono de Pedro, ¿pensarían en los 33 años de Cristo o fue puro azar? El barullo que se formó para sucederle lleva la marca de un golpe de estado minuciosamente preparado. Por mucho que todos quisiéramos pensar lo contrario, el Papa en el que tantos habían depositado sus esperanzas no podía haber muerto por causas naturales, a pesar de todo lo que se ha escrito y dicho sobre el tema (o precisamente por todo lo que se ha escrito y dicho), hay potentes  señales de que se fabricó una operación “encumbrimiento” de la causa real del deceso por parte de una clique vaticana convencida, ¿otros o los mismos que tal bailan?, de estar actuando para proteger a la iglesia y sus sagradas enseñanzas.

Los hechos que rodean el descubrimiento del cuerpo muerto del Papa son cuando menos muy extraños. Prueban que el Vaticano no dijo la verdad para empezar y para seguir que continuó sin decirla. El primer hecho que intentaron ocultar fue que la hermana Vicenza encontró el cuerpo muerto a las 5 a.m cuando fue a llevarle su termo de café. Dijo que estaba sentado en la cama, con los labios torcidos. Observó que tenía en las manos unos folios. Continúa la disputa sin dirimir sobre dichos folios, que mientras desaparecieron. Una explicación es que ciertos miembros de la curia no querían que el mundo exterior se enterara de la lucha por el poder “intramuros” en la que varios monseñores se oponían al regreso de Benelli al Vaticano. Supuestamente en los papeles venían los cambios que Luciani pensaba llevar a cabo al día siguiente. Pero según un boletín informativo del Vaticano, el Papa estaba leyendo la Imitación de Cristo.

Los rumores sobre los papeles desaparecidos y otras anomalías referentes al deceso de Papa continuaron saliendo a flote 6 años más, hasta que en junio de 1984, se emitió un informe sin firma que pretendía acabar con la rumorología. Un sínodo de obispos aseguraban que la historia de la Imitación de Cristo era pura invención.

Pero todo seguía siendo tan incierto como la primera vez. En el informe de 1984 se decía que los papeles no eran más que las notas para el sermón de la audiencia del miércoles siguiente y las palabras que seguirían al rezo del Angelus el domingo. Pero el informe no decía nada de que el comunicado original del Vaticano pretendía que fue el padre John Magee, uno de los dos secretarios papales quien había encontrado el cadáver.

La hna Vicenza había llamado al padre John Magee. Su primera reacción fue llamar a Villot que dormía dos pisos más abajo. Villot apareció en la habitación un poco después de las 5 a.m y como era el camarlengo se hizo cargo de la situación. Según otros testigos dio una vuelta por la habitación, se paró en la mesilla de noche y en el escritorio. Tras su visita al dormitorio una botella de Effortil, un medicamento para la tensión que JPI tenía en la mesilla desapareció, así como los papeles de marras. No hubo requerimiento de autopsia ni se hicieron pruebas forenses. Imagínate si sale otra vez a relucir la digitalis, un poner…Seguro que no le envenenaron pero como no dejaron que nos aseguráramos la duda se cierne por la eternidad sobre las cabezas de los responsables.

 

El médico vaticano, Renato Buzzonetti llegó a la habitación a las 6 a.m y examinó rápidamente el cuerpo. Buzzonetti diagnosticó que la causa de la muerte fue un infarto de miocardio agudo, un massive heart attack más para la historia de los massive heart attacks y estimó que la muerte debió de haberse producido la noche anterior sobre las 11 p.m. Sin más que añadir, Villot llamó rápidamente a los embalsamadores.

Casi inmediatamente el otro secretario, el padre Diego Lorenzi, que había sido ayudante de Luciani en Venecia llamó al médico personal del Papa, Antonio Da Ros que había cuidado de él durante 20 años. El galeno veneciano no lo podía creer, se quedó parado, atontado, mudo, dijo que salía rápidamente para Roma. Había visitado al pontífice quince días antes y le había dicho que no estaba bien sino muy bien. Pero cuando Da Ros llegó el mismo día 29 no le permitieron acercarse al cuerpo.

A Benelli lo avisaron hacia las 6.30 a.m. Abrumado de dolor, lloró abiertamente, se retiró para rezar en su habitación, Cuando salió a las 9.00 declaró a la prensa que “La iglesia ha perdido al hombre adecuado en el momento adecuado. Estamos muy afectados y aterrorizados, es inexplicable lo que ha pasado.”

Qué cosas, recuerdo el anuncio de la muerte del papa Juan Pablo I. Casualmente también fue a esa hora, hacia las 9 de la mañana, la hija de una supernumeraria, Marina, nos lo dijo antes de empezar las clases, parecía una broma, ¿Qué se ha muerto esta noche el Papa? Era increíble. Estábamos en el colegio de Carmelitas de Vedruna y no sé porqué tengo su imagen, saltando en la tarima donde estaba la mesa del profesor y anunciando semejante “buena nueva” a la concurrencia. Imagino que lo habrían oído en la radio esa mañana, pero también tiene gracia que fuera precisamente la hija de una super la que lo voceara…Más tarde Marina hizo una “buena boda”, a mí me hicieron nume y con el tiempo “atendí” a su madre y estos encadenamientos en mi vida son inolvidables, aunque nunca comenté a Maite el hecho de que hija nos había voceado la muerte del Papa.

Apenas Benelli había terminado de hablar cuando desde el Vaticano se empezó a difundir la leyenda de la mala salud del papa. Pero si su salud era frágil, ¿por qué no había más medicinas que Effortil en su dormitorio? ¿Qué pasó con ese frasco? ¿por qué nunca se le preguntó a Villot al respecto? Edoardo Luciani hermano del difunto declaró que Albino no tenía historial alguno de molestias cardíacas.

La controversia sobre el fallecimiento de JPI pesó en las Congregaciones generales previas al Cónclave. Villot fue “atacado” por los cardenales más progresistas. Admitió que la oficina de prensa del Vaticano había dado una información que llevaba a confusión. Los cardenales querían saber porqué no había habido autopsia ni tampoco un certificado oficial de defunción, querían una declaración colegial sobre la muerte del Papa que fue rechazada por los más conservadores.

Uno de los más reaccionarios era el cardenal Oddi, protector del Opus Dei. Las autoridades italianas querían autopsia pero Oddi replicó que ya se había llevado a cabo una investigación para los cardenales y que no se descubrieron evidencias de juego sucio. Además se oponía a la autopsia porque eso hubiera creado un precedente, lo que no era cierto, puesto que ya en el pasado se habían realizado autopsias a los papas.

Esto lo contó Tommaso Ricci en 30 days, publicado en Roma junio de 1988 en un artículo titulado “Yallop ridiculizado”. Yallop aporta toda la info detallada sobre la rara muerte del papa JPI. Ricci en ese artículo estaba citaba a un periodista suizo Victor Willi autor de un libro titulado “En nombre del Diablo” en abierto  e intencionado contraste con el libro en el que Yallop narra la historia de JPI, “En nombre de Dios”. El libro del suizo llevaba el nihil obstat y  las bendiciones de Joaquín Navarro Valls, numerario  first class y a la sazón omnipotente jefe de prensa de JPII.

Oddi habría dicho según los periodistas Willi y Yallop: “ el colegio de Cardenales no contempla la posibilidad de una investigación y no aceptará supervisión por parte de nadie, ni siquiera se discutirá el asunto. Sabemos con certeza total que la muerte de JPI se debió a que su corazón dejó de latir por causas perfectamente naturales.”