VIOLENCIA ESPIRITUALIZADA

  Indignada y tranquila– una ex monja lucha en defensa de las víctimas de abuso en la Iglesia

Doris Reisinger fue víctima de abuso cuando era monja por parte de un cura de la congregación a la que pertenecía. Ahora lucha por medio de libros y conferencias por una Iglesia católica diferente.

Doris Wagner, (Simon Tanner / NZZ)

«Sí, la creo.»  Doris Reisinger esperó muchos años hasta que pudo escuchar esta frase. En  2014 explicó en su libro  «Ya no era yo» (publicado con su nombre de soltera  Doris Wagner), que había sido violada repetidas veces en el convento de la Orden a la que perteneció. No hubo reacción por parte de la Iglesia católica; el cura supuesto abusador sigue perteneciendo a dicha Orden hasta día de hoy.  En febrero de  2019  Reisinger escuchó la frase que la alivió: «la creo, sí», dijo el cardenal de Viena Christoph Schönborn. El arzobispo de Viena fue el primer dirigente de la Iglesia en hablar públicamente con Reisinger. La entrevista tuvo lugar en un estudio de la Bayerischen Rundfunk, duró 4 horas y la emisión  reducida a una hora levantó gran expectación.

La principal voz en la controversia sobre los abusos

Doris Reisinger ya no es monja, se ha convertido en víctima luchadora destacada,  que da la cara por los demás. Es una de las principales voces en ámbito alemán en esta controversia de los abusos. Recientemente ha sido invitada por el obispado de Zurich al seminario "Abusos sexuales en la Iglesia". El título de su conferencia fue "Violencia espiritualizada".  En la charla posterior se mostró como una conversadora atenta y concentrada que no duda en responder largamente a pesar de lo apretado del programa.

Doris de 36 años, nació en Ansbach, ciudad de Franconia. Educada en un estricto luteranismo, la  familia se convirtió al catolicismo cuando tenía  15 años. Tras acabar el bachillerato se enroló en la comunidad  Das Werk (Familia spiritualis opus).  En su libro describe a la Orden como una secta. "Vivíamos no como novias de Cristo sino como prostitutas". "Aprendíamos a someternos y obedecer, renunciábamos a nuestra libertad,a nuestra voluntad, a nuestros sentimientos y a nuestro entendimiento."
En la comunidad religiosa según  Reisinger no solo fue objeto de abuso también recibió amenazas en el confesonario. Desde entonces el clérigo al que acusa ha dimitido de su puesto de trabajo en la congregación vaticana para la Doctrina de la Fe.

Estreno de una película suiza

Reisinger dejó la Orden tras ocho años, rota mental y físicamente. Se pudo recuperar enseguida. "Tuve mucha suerte. Solo así pude recuperar mi salud y estabilidad mental en poco tiempo ". Estudió teología católica y obtuvo un doctorado en filosofía. Recientemente ha dado clase en la Universidad Jesuita Sankt Georgen en Frankfurt. Está casada y tiene un hijo pequeño. También adquirió cierta notoriedad como una de las protagonistas del documental "#Female Pleasure" de la directora suiza Barbara Miller, que trata de la sexualidad femenina en diferentes culturas.

Su segundo libro publicado este año "Abuso espiritual en la Iglesia católica", trata de"líderes espirituales peligrosos" activos en sectas e iglesias libres. Reisinger dice que cada vez está más en contacto con otras víctimas de abuso. A muchos les resulta difícil hablar de su experiencia. No tienen oportunidad de defenderse. Reisinger enfatiza en este contexto el valor de la autodeterminación, "como un aspecto fundamental de la libertad". Dice: "Sin libertad, no hay relación ni espiritualidad". En su perfil de Twitter, se caracteriza a sí misma como una "mujer tranquila y enojada".

El abuso sexual de religiosas era un asunto conocido. Pero el tema volvió a la actualidad con los escándalos de abuso en muchos países donde los clérigos católicos habían abusado de niños. Ya en 1994, la religiosa y trabajadora social Maura O'Donohue describió en un informe el abuso sexual sistemático por parte de sacerdotes y obispos en 23 países, incluidos Estados Unidos, Italia e Irlanda. En noviembre de 2001, el Papa Juan Pablo II pidió públicamente perdón. Esencialmente, significa que era el fin de estas conductas. Solo este año, el Papa Francisco admitió respondiendo a una preguntas que las religiosas han sufrido abusos y añadió: "Creo que todavía sigue pasando".

Escandalizada por una intervención papal

Doris Reisinger es muy escéptica sobre el papa. Valora los gestos de modestia de Francisco al comienzo de su mandato. "Pero tengo la impresión de que no ha ido mucho más allá de enviar esas señales". Se queja de que el tribunal episcopal, anunciado hace años que se supone podría enjuiciar a presuntos delincuentes, ha tardado mucho en establecerse. Le decepcionó profundamente el discurso de clausura de Francisco en la Cumbre contra el Abuso de febrero celebrada en Roma. "Realmente me sorprendió, rara vez algo me ha conmocionado tanto". El Papa calificó el abuso como un "problema general". Pero no mencionó ninguna medida concreta.
 

El cardenal Schönborn es uno de los confidentes del papa. Ha sido invitado con frecuencia al seminario de la Orden a la que perteneció Doris, a veinte minutos en coche del Vaticano. Reisinger, que vivía en ese lugar, conoció entonces al cardenal. Tiene la impresión de que su primer libro hizo reflexionar al cardenal Schönborn . "Me pareció que entendió que lo que hacía falta no era una conversación pastoral, sino enviar una señal pública a la opinión". Con la conversación televisada, el cardenal se ha expuesto totalmente. "No puede echarse atrás".

¿Cree Reisinger que la Iglesia Católica en su conjunto aprenderá de estos escándalos de abuso? "Mi impresión es que la crisis se ha agudizado y llegamos al final". Le agrada que, mientras, los sacerdotes y los obispos también hayan considerado cómo cambiar el sistema. Los dignatarios se han dado cuenta de que la iglesia no puede seguir funcionando como hasta hoy. "Y eso me da un poco de esperanza".