PODER SAGRADO

A vueltas con la crisis actual en la Iglesia. Estamos viviendo la inexorable y lenta disminución del número de fieles: las parroquias se vacían, menos gente y menos sustancia, disminuyen curas, religiosos, religiosas, se hunden los números. Las asambleas de creyentes dominadas por cabezas grises... Llegó la crisis.
Resultado de lo que se va revelando de un tiempo a esta parte: graves disfunciones, prácticas criminales de pedofilia en especial. Esta crisis de la Iglesia no es algo exterior, no es solo la institución. Como miembros de ella nos afecta a todos, de alguna forma a toda la familia. Quizás por nuestra parte somos creyentes en crisis. Es preciso comprender, buscar juntos la dirección, interrogarnos ¿qué podemos hacer?

Ignace Berten Bruselas, 2 y 3 de diciembre de 2019

Las revelaciones de delitos cometidos por clérigos provocan indignación, cólera, tristeza, pérdida de confianza. Desde la fe  a pesar de todo decimos: la Iglesia no es eso, hay lugar para la esperanza.

1. La actualidad de la Iglesia

Estoy convencido de que la Iglesia católica, nuestra Iglesia atraviesa hoy una de sus peores crisis.Muchos opinan que es al menos tan grave como la de la Reforma del siglo XVI, muchos curas, obispos, cardenales son cuestionados.  (No digamos founders...) La institución ha encubierto sus delitos durante demasiado tiempo. Nos sentimos interpelados y arrollados. Más o menos alejados de la Iglesia institución todo el panorama es que una cierta imagen de la Iglesia se hunde.

Para empezar era inimaginable la amplitud de los delitos de pedofilia cometidos por curas y religiosos [1]. Son las revelaciones más impactantes para los creyentes. La alerta empezó a principios de los 80 : pero en Roma hicieron como que no se oía. Hubo poco eco en los medios de comunicación: parecían asuntos locales dispersos.

Pero hace unos años que los medios se han hecho con tema y las investigaciones periodísticas y judiciales han sido inevitables. Presentimos que en algunos lugares las cosas están lejos de haber salido a la luz en su totalidad: Centroeuropa, África, Asia (Spain?). La prensa ha sido acusada de querer dañar a la Iglesia. El Papa Francisco sin embargo ha agradecido su trabajo a la prensa de forma explícita. Sí, algunos periodistas no han ocultado su intención anticatólica pero el resumen del conjunto es que han hecho un gran servicio a la Iglesia que se ha visto obligada a la verdad y a un auténtico examen de conciencia.

Hace menos tiempo se han conocido prácticas abusadoras de poder sobre las conciencias, en particular realizadas en nuevos movimientos, prácticas denunciadas claramente por Francisco. Varios de estos movimientos que fueron (impulsados, jaleados, animados, bendecidos, santificados) por la Iglesia y sobre todo por Juan Pablo II, se ven hoy cuestionados: Hermanos y Hermanas de San Juan, Legionarios de Cristo,   Opus Dei, Focolari [2] …

Añádase la investigación sensacional del escritor  Frédéric Martel en su libro Sodoma [3] : denuncia prácticas homo en el seno de la Curia, pero no solo, también en diócesis y seminarios, con los perversos juegos de poder a ellas ligados. No son discutibles los hechos a grandes rasgos, incluso sin serían deseable matices que añadir a la brocha gorda. Podríamos mencionar las redes mafiosas y las prácticas cortesanas.

En marzo el reportaje  Les religieuses abusées : l’autre scandale de l’Église (Religiosas objeto de abuso, el otro escándalo de la Iglesia) conmocionó al público. Dada la enorme difusión del programa en la cadena  Arte y luego en la primera emisora de Bélgica el impacto para muchos creyentes fue brutal.
Hace menos nos hemos enterado de las cuestionables prácticas financieras más el gusto desmesurado por el lujo de cardenales y obispos de alto rango, otra revelación que nos interroga. ¿Qué más nos falta por saber? ¿acabaremos de una vez con el destapado de basura?
 Es preciso añadir una dificultad suplementaria. Francisco hace todo lo que puede, ¡pero no puede hacerlo todo!
Tiene que enfrentarse a la oposición brutal, minoritaria seguramente, pero que alza su voz públicamente. Oposición en la que están implicados cardenales de primera fila y muchos obispos, algunos en el seno mismo de la Curia, que directa o indirectamente lo acusan de hereje y destructor de la fe.  Algunos hablan de una petición pública de procedimiento canónico con el fin de declararlo hereje y destituirlo...

Esta oposición se apoya más o menos en el emérito Benedicto  XVI, que se había comprometido a una vida retirada de silencio y oración pero que de vez en cuando se expresa, dando a entender sus diferencias con Francisco, sin jamás criticarlo directamente. Y no cabe duda de que en cierto modo es instrumentalizado en ese sentido. Todo lo cual no ayuda a situarse en la Iglesia de hoy…

Muchos creyentes se sienten profundamente conmocionados, muchos se van sin decir palabra, desaparecen. En Alemania son más de 100.000 los que cada  año dejan de pagar el impuesto eclesiástico lo que equivale a una declaración pública de salida de la Iglesia. En Italia con análogo sistema pasa más o menos lo mismo.

En el evangelio de Juan:  « Desde entonces, muchos de sus discípulos lo abandonaron y dejaron de ir con él. Así que Jesús preguntó a los Doce : “¿también vosotros queréis marcharos ?”. Simón-Pedro respondió : “Señor, ¿a quién iríamos ? Tú tienes palabras de vida eterna” » (6,66-68). Es otro contexto. En el evangelio de Juan son unas palabras tan provocadoras de Jesús que muchos no soportan por lo que se van. Hoy al revés, es el carácter escandaloso de las prácticas en el corazón mismo de nuestra comunidad de fe ( y bajo cubierto de santidad de santidades) Pero  se nos plantea la pregunta de Jesús. ¿Podemos responder con respecto a la Iglesia: a quién iríamos? en ella hallamos palabrasd de vida. ¿Pero en qué condiciones podemos seguir diciéndolo ?

2. ¿Cómo llegamos hasta aquí ?

No hay una sola explicación a tantas derivas de diversos tipos. Enumero algunos elementos de comprensión que me parecen fundamentales.

2.1 Sobre la pedofilia

La pedofilia como crimen es un punto de vista reciente. Se sabía que existía pero se  miraba para otro lado. En la Iglesia en lo referente a curas y religiosos en particular no había precupación por las víctimas. Sólo se denunciaba como práctica contraria a la castidad. Como lo explica Marie-Jo Thiel : « El abuso sexual realizado por clérigos con menores no se entendió más que como un pecado contra el sexto Mandamiento del decálogo, de forma que no se podía tomar en cuenta totalmente los abusos y sus consecuencias para las víctimas [4]. Hay  « inversión del crimen» : se acuda a la víctima de ser seductora. « Las víctimas confiesan que se les hizo pensar y aparecer como culpables. El abusador y el entorno las cargó con la responsabilidad de la seducción [5]. »

La hermanaVeronica Openibo, nigeriana, invitada por el papa a expresarse ante los obispos en la cumbre de febrero 2018 sobre la protección a los menores lo dijo claramente : « ¡Niños y adultos vulnerables sufren y esto se tiene que acabar ! [6] »

A este respecto Francisco cuestiona duramente el clericalismo. El clericalismo comporta una doble dimensión. Por una parte consiste en el abuso de poder por parte de los clérigos. Se trata de una patología, de una desviación moral y espiritual especialmente grave, esto es lo denunciado por Francisco. Pero por otra parte dicho clericalismo reposa también sobre una figura institucionalizada y fundada teológicamente de la identidad del sacerdote.

Tras estas derivas y  abusos que atacan la identidad de las personas hay un problema fundamental, la dificultad para situarse en el lugar justo.

Cito a Véronique Margron [7] : « Ya sea entre hermano y hermana, entre padre e hijo, entre abuelos y nieto, tíos y sobrinos, religiosos y niños o adolescentes, el incesto introduce disimetría, confusión de lugares porque la ternura legítima se transforma en acto sexual y sensual. El que ha de ser protegido en su intimidad se ve expuesto, a la intemperie. Hablo del lugar y no solo del rol. No se trata de desempeñar con inteligencia el papel de padre o madre, tío o padrino o madrina, o cura amigo de la familia, responsable de un grupo de boy scouts, se trata de estar en el lugar que a uno le corresponde. En la sociedad occidental los roles han ido evolucionando en el último siglo, ya sea en la familia como en la Iglesia o la sociedad. Ha supuesto un progreso en el reconocimiento mutuo y la equidad. Pero esos roles no modifican los lugares. Un padre cercano a su hijo que afectuosamente se ocupa de él cada día no es menos padre que el que no muestra interés ninguno. Un cura sea distante o cercano no deja de ser un cura. En medio del drama, el niño se da cuenta de que su lugar de niño le ha sido arrebagado por un adulto que usurpa un lugar prohibido.  [8]. »

Fundamental resulta verlo desde el lugar. Pero hay que añadir al análisis: ¿dónde está la raíz del abuso? la principal es el carácter sagrado del que se ve revestido el sacerdote. La teología clásica da a entender que la ordenación representa una dimensión ontológica, es decir, que incide en el ser mismo del cura: por el Orden Sacerdotal ya no es un cristiano ordinario, su ser ha cambiado.  Por naturaleza ha sido instituido representante autorizado de Dios y participa directamente del poder de Cristo, actúa « in persona Christi » por usar las palabras de la teología. Los textos, también por desgracia los del  Vaticano II, hablan de poder sagrado.

El cura tiene el poder de consagrar el pan y el vino: en esta perspectiva, si un laico pronuncia las palabras y hace los gestos establecidos de la consagración no pasa absolutamente nada, Cristo no se hace presente. Sólo el cura puede perdonar los pecados : sin la acción del cura, el pecador queda en su pecado, condenado por Dios… Por su carácter sagrado el cura exige y merece respeto porque es más o menos diríamos un ser santo, a parte. Simbólicamente intocable como antiguamente se decía del cáliz, que por ser sagrado no puede ser tocado por un laico....(¡la que se armó entre ex opus cuando recordé estas pequeñas cosas de ordinaria administración católica opusina...! embusteros...)


Sabiéndose intocable y venerado el cura puede abusar de su poder, de su estatus, dejando caer a veces que la relación sexual abusadora con el niño es por su bien: su palabra es sagrada. Sabiéndose respetado e intocable, el sacerdote puede ceder más fácilmente a la tentación, tanto más si se da el caso de que padezca cualquier desequilibrio psicológico, que se sienta mal, que no soporte el aislamiento afectivo.
 En esa relación entre el sacerdote sagrado y la víctima hay un tercero: el entorno, la comunidad que no sólo valoriza la sacralidad del sacerdote sino que da a entender que las acusaciones  y sospechas son impensables y son por tanto mentira… Son numerosas las víctimas que hoy reconocen claramente que no se les quiso escuchar ni en la familia ni en la Iglesia....

EL delito de pedofilia está lejos de ser un asunto privado de la Iglesia. La inmensa mayoría de casos se dan en la familia y hay pedofilia en todas las instituciones donde se juntan jóvenes: internados, movimientos juveniles, orfanatos, clubs deportivos  etc. Es imposible conocer las cifras globales porque no son instituciones centralizadas como la Iglesia. La proporción es seguramente mayor que en la Iglesia al menos en ciertas regiones ¡hay muchos menos curas que padres de familia!  [9].Esta desproporción negativa se debe al carácter sagrado. Los religiosos no curas en menor medida las religiosas comprometidas en la enseñanza participan de ese carácter sagrado. Lo que explica que no sólo haya pedofilia sino también abusos sexuales de adultos: la violación de religiosas lo demuestra, lo mismo que las prácticas sexuales entre profesores y seminaristas. Estas revelaciones son escandalosas porque los autores de dichas prácticas contradicen radicalmente el mensaje que institucionalmente han de llevar, el mensaje evangélico y su preocupación por los más débiles y vulnerables.

La extensión del fenómeno se explica también por la omertá. la institución se protege como cualquier institución. Si las cosas se revelaran el crédito de la institución sufriría merma grave. Hay que lavar la ropa sucia en casa, que no se sepa. Sobre todo que no se sepa. Para evitar toda forma de publicidad se hace como que no se sabe ni se ve, y no hay intervención ninguna. A veces basta una transacción financiera para comprar el silencio. Con estas prácticas los sufrimientos de las víctimas se ven totalmente ignorados. 

Benedicto XVI cuestiona la disolución de las costubmres y la libertad sexual desde 1968. Pero no es una explicación general. Muchos casos tuvieron lugar en los años  50. Sin duda que algo de eso hay. A finales de los 60 comienzos de los  70, ciertas personalidades, profes de universidad, escribieron que la pederastia o pedofilia podrían jugar un papel positivo en la educación e iniciación de los jóvenes. Ocurrió en la Universidad de Lovaina y de París. Periódicos como Le Monde o Libération publicaron crónicas al respecto [10]. Si en aquel momento ciertos seminaristas o curas jóvenes recibieron este tipo de razonamiento no era inofensivo…

Otros relacionan directamente la pedofilia con la homsexualidad. Pero está demostrado que la práctica de pedofilia en el clero no tiene que ver con la homosexualidad aunque haya tenido cierto papel: la homosexualidad se orienta mejor a prácticas entre adultos. Lo que plantea otras preguntas como se ve en en  Sodoma.

[1] Una posible pregunta : las prácticas pedófilas de los curas no son un fenómeno nuevo. ¿Su amplitud es un fenómeno nuevo o reciente ? Imposible contestar, hay datos desde los años  50, ¿y antes ? La historia muestra que ocurría pero no sabemos en qué medida.

[2] Cf. De l’emprise à la liberté. Dérives sectaires au sein de l’Église. Témoignages et réflexions, Dirigido por Vincent Hanssens, Wavre, Éditions Mols, 2017, 320 p.

[3] Frédéric MARTEL, Sodoma. Enquête au cœur du Vatican, Paris, Robert Laffont, 2019, 632 p.

[4] Marie-Jo THIEL, La Iglesia católica frente al abuso sexual de menores, Paris, Bayard, p. 580. Marie-Jo Thiel es médico, teóloga y filósofa, profesora en la facultad de teología católica de Strasbourg

[5] Olivier BOBINEAU, Constance LALO y Joseph MERLET, Lo sagrado incestuoso. Los curas pedófilos, Paris, Desclée de Brouwer, 2017, p. 40.

[6] La Croix du 4 de diciembre de 2019.

[7] Monja dominica, teóloga, profesora de ética en la fac. de teología de ’Anger, presidenta de la Conferencia de religiosos y religiosas de Francia.

[8] Véronique MARGRON, Un momento de verdad, Paris, Albin Michel, 2019, pp. 81-82

[9] En Australia, según una encuesta del gobierno, «7% de religiosos católicos australianos fueron acusados de abusos sexuales a niños   1950 y 2010. En algunas diócesis la proporción era del 15% de curas sospechosos. La Orden de los hermanos hospitalarios de San Juan de Dios era la peor parada, con un  40% de sus miembros cuestionados. » (Le Figaro, 15.12.17). Según esa misma encuesta en el conjunto de la población masculina estaríamos en  2 ó 3% : diferencia significativa.

[10] Cf. Wikipedia artículo documentado « Apologie de la pédophilie ».

[11] Ver Ignace BERTEN, ¿Los divorciados que se han vuelto a casar pueden comulgar ? debates sobre el Sinodo de la Familia y Amoris Laetitia, Namur, Lessius, 2017, 365 p.