SUPERIORIDAD MORAL

Dicen que el SIDA fue otro rollo monumental con el que se forraron, hay que poner los subtítulos en inglés, se oyen frases y afirmaciones muy parecidas a las de hoy. En aquel caso las pretendidas terapias enfermaban. De cómo los laboratorios farma, creados para la curación, acabaron por diezmar la humanidad. 

Me pregunto qué papel están haciendo ellos en este plan de los globalistas empeñados en recortar problemas recortando gente.

Es profundamente chocante que no hayan sacado tropas a la calle con motivo de la eutanasia, que no hayan abierto la boca.

Aunque mi experiencia de que frente al poder la estricta moralidad del Royo Marín se deja a un lado es antigua. De hecho es otro de los elementos que me expulsó de allí. Me disgustó, soprendió, indignó, me subí por las paredes y por poco se me para el corazón, cuando observé que por tal de estar con el poder y no frente a él, se prescindía de detalles que tenían que ver con la moral: a nadie le importaba si profes que me atacaban se liaban con alumnas. "Qué escándalo", no lo era más que para mí. Y `para quien me lo contó. Al cura ni frío ni calor, a los padres de las alumnas tampoco  y al opus empeñado en hundirme con ayuda de los colegas menos todavía.

Así que dado que el tema eutanasia forma parte del "plan" y el "plan" viene de muy arriba, de la finanza que mueve el mundo, los millonarios eugenistas que se han seguido forrando, han arrinconado los Problemas morales de la existencia humana de Gómez Pérez así como la Teología moral del insigne dominico antes citado. 

En los aledaños opus se estila la superioridad moral "una pregunta, ¿sigues teniendo fe?" "¿Sí? pues me alegro", opusina pose, repartiendo certificados de buena conducta. No es normal ni "delicadeza extrema" hacer semejante pregunta.  Son intimidades que no conciernen a los demás. La próxima vez diré que me he hecho budista. Hace falta rostro para acercarse a mí con este cuestionario. ¿Y  a tí que te importa? es la oportuna respuesta, pero nos pasan la mano por el lomo haciendo como que se interesan y al ego le da el subidón. Pero no, no se interesan, chismorreo nada sobrenatural. Qué plaga.

Pido al cielo que en mis momentos finales, cuando esté de cuerpo presente haya quien se ocupe de espantar curas opus y otros opus que vienen a echar la bendición o a rezar un responso, para luego decir que "se convirtió" después de una vida contando las miserias opusinas. No, no me arrepentí y desde ya espero que esta post última voluntad sea respetada. Lo pondré en mi testamento: que no se acerquen a mi cadáver. Hay que pensarlo con tiempo que son inagotables, estimo que me queda casi media vida, pero ya lo voy diciendo y me ocuparé de que lo sepan las personas indicadas.

Por otra parte la costumbres aquella de "¿tienes un momentito?" para soltarte una gpllz como un piano que no tenía que ver ni con el amor a Dios ni a los demás que Jesús nos enseñó, se estilen entre personas que nunca pisaron centros. Aunque a lo mejor sí, no estoy segura. Les ha cundido tanto que han difundido estas estúpidas maneras de molestar a los demás con momentitos por todo el país.

Qué pérdida de tiempo, no sé cuando me convenceré de que es mejor hablar con la pared.

GUSTOS CAROS

Desde que se instaló en Roma estaba convencido de su predestinación. ANimaba a los followers a que escribieran y tomaran nota de todas sus palabras y hechos, "tendrían que dar cuenta de haber conocido al founder" , sí, y de no haberle dicho la verdad a la cara. Qué difícil. Según Carmen Tapia era la preparación personal para ir construyendo su propio altar. También les decía a sus seguidores que en el Od serían tontos si no procuraban conservar los vestigios de los primeros tiempos: "no hagáis como los jesuitas que ahora lamentan haber destruido las huellas de san Ignacio."

Aquí viene al pelo la cita de Marx en el 18 brumario, "La historia ocurre dos veces: la primera vez como una gran tragedia y la segunda como una miserable farsa"​.

Qué bien escribía la historia, con El capital no me atrevo, pero todo lo demás como los Escritos sobre España recomendable al máximo.

 Otra dimensión del culto a su figura fueron las fotos de sus padres y de su hermana por todas las casas, lo mismo que las suyas. La fotografía de la "abuela" está sacada de un retrato al óleo que fue pintado a partir de una foto antigua en la que aparecía la madre de E. con un sencillo vestido negro. En la foto, la abuela aparecía mejorada por el pintor, para darle más categoría le puso sobre el vestido un cuello de armiño blanco. Conviene recordar que ningún nume puede tener fotos de su familia expuestas en su habitación, sería apego. Miles de objetos y detalles sin embargo recuerdan a los seguidores la presencia del founder.

Se impusieron sus gustos. El viernes de Dolores que está al caer tocaban los crespillos, costumbre del opus, espinacas rebozadas y azucaradas que le hacía su madre, era el día del santo de esta señora a la que se llamaba "la abuela".

Fue el mismo quien le dijo a un colaborador que pidiera en el congreso General que el saludo oficial al Padre se hiciera rodilla en tierra y besándole la mano. Petición que también se hizo en el congreso paralelo de las mujeres, y todo fueron aplausos.

Mientras vivía en Roma "cuidaba" no acudir a eventos en los que no quedara claro que él era el importante. Es cierto, evitó aparecer al lado de alguien que pudiera hacerle bajar el escalón. No iba a casi ningún funeral de cardenales ni personalidades eclesiásticas. Sólo recibía en casa. Pero una tarde a finales de los 40, el embajador español en la Sta Sede, Ruiz Giménez, le invitó a una recepción en la embajada española. Le saludó "¿cómo está ud Padre Escrivá?" El founder se dió media vuelta y se marchó. Alvaro explicó que aquello no eran formas. Ruiza Giménez le hubiera podido decir, padre o monseñor Escrivá, pero no "padre Escrivá".

Antonio Pérez, ex directivo cuenta: "E. consideraba que como fundador tenía, debía tener, ante sus hijos más carisma, más importancia que obispos, cardenales e incluso papas. Por eso diseñó una curiosa legislación para cuando hubiera personalidades eclesiásticas en la obra, que se basaba en cancelar la libertad personal que los religiosos logran respecto a sus instituciones cuando llegan obispos u otros cargos. En opus se acentuaba la subordinación al Padre e incluso había simbología al respecto. Yo recuerdo una vez en Roma cuando me encontré a Lucho Sánchez Moreno, un peruano nume, que había trabajado conmigo en la secretaría general y que resultó ser el primer obispo del opus. Al verle, me acerqué a saludarles y muy sinceramente le besé el anillo pastoral. Al Padre aquello le sentó muy mal porque en Casa solo se le besa la manor al Padre."

Le apasionaban lujos y riquezas. Las casas sobre todo la de Roma donde vivía estaban llenas de valiosas antigüedades. Cuando enseñaba la biblioteca decía: "este suelo es de ónice, con estas piedras se hacen anillos las señoras. En una puerta de un patio de la sede central marcó sus pies y los de Lavaro en cemento blando para mostrar que tenían que seguir sus pasos como señal de la voluntad de Dios.

Rosario Badules contaba "le gustaban los objetos caros, los restaurantes caros y todo lo de la mejor calidad". Se encaprichaba de lo más caro que encontraba en sus viajes y no tenían más remedio que regalárselo. Debilidad por los reposteros, los patchwork con emblemas heráldicos, affreux, que mandaba colocar por vestíbulos y pasillos.

En Sevilla comió una vez con los estudiantes de un colegio mayor. Como el comedor era grande se cerró con 2 biombos pertenecientes a una familia aristocrática. Cuando vió los biombos, la nume que estaba en la cocina le oyó decir: "Estos biombos para Roma". Como la prestataria no pudo regalarlos por ser patrimonio familiar, dio dinero para que se adquirieran otros parecidos.

Lo mismo en Madrid con un tapiz de época. Le gustó y dijo a los numes que lo pidieran pero era patrimonial. Entonces fueron a un anticuario y le compraron uno parecido a millón de pts. de hace 60 años. Cuando llegó a Roma colgó el tapiz y les dijo: "Mirad hijos míos. Estos son los regalos que me hacen mis hijas. Aprended."

En una ocasión compró una gran sopera de plata y dijo: "esto es para que cuando vengan los cardenales se queden con la boca abierta". Otra vez quiso una colección de monedas de oro de Carlos III que consiguió como habitualmente hacía, a través de las supernumes ricas, lo mismo que una colección de abanicos antiguos que quiso poner en una vitrina en Roma. Otra vez consiguió una esmeralda de gran tamaño para ponerla en el fondo de un cáliz "y que no la viera más que Dios". Y después estaba expuesta en la sacristía con luces indirectas.