MONOPOLIO ESPIRITUAL
Un investigador independiente a partir del minuto 15. Frente a la propaganda infame que no cesa y que cada día que pasa cae por su propio peso, rozando el ridículo. Las entidades reguladoras tienen la obligación de hacer contra análisis. No lo hacen. La ciencia se hace en el laboratorio, echándole horas y paciencia (Santiago Ramón y Cajal). No en la tele ni en los platós.
Nadie me amenazó ni con cielo, ni con el infierno. Abrí la puerta y me fui. Buen portazo. Os maldijeron por dialogar con la tentación.
Dije me voy y fue me voy, y cuando han salido a los caminos como suelen, más de una vez he huido. No me llega para bodyguards.
¿No sabiáis lo plastísimas que pueden llegar a ser? hasta al lecho de muerte se han de acercar para que e "rectifiques" y te conviertas en el último momento. Me parece que Pili Urbano estuvo en el los últimos momentos de no sé qué personaje, ¿fue Carrillo, la Pasionaria? si alguien lo recuerda....un oficialmente ateo que hubo que acercar a los sacramentos al final....Me parece que fue Tierno.
¡Si es un clásico de España y de nuestra cultura! hoy me he reído porque una alumna de 16 años me ha venido con esas: "mi madre me dijo que ese científico famoso se convirtió en el último momento", hemos mirado en la wiki y nada dice de conversión. Pero aquí nos encanta convertir al evangelio a tutti quanti, se considera una afrenta que pueda haber otros caminos de salvación y llegar al más allá en condiciones. La Iglesia católica en nuestro país quería el monopolio y nos lo ha inculcado a fondo. Las ovejas todas por el mismo carril.
Y esta nueva religión cvd que vivimos tiene algo de "repetición de la estructura" cultural que nos caracteriza. Hay que estar con el rebaño y al que se sale un centímetro de él, pedrada.
Menuda perspectiva española para la ciencia, el saber, la filosofía y el progreso de la humanidad, cuando lo que hace falta es disentir, pensar contra corriente para que la humanidad avance.
Nos habíamos ido a Roma en 1983:
"Desde el principio del viaje una de las mujeres que nos acompañaba se ocupaba de mí. Era mayor, la jefa o directora. Me daba la impresión de estar totalmente entregada a la misión, me inspiraba respeto. Le conté que me iba a casar que quería tener hijos, le hablé de mis estudios. Mostró intereés por mi futuro. Pero llegó un momento en que me resultaba un poco pesada. Me ahogaba su presencia, quería socializar con las otras chicas y conocer la ciudad mientras nos comíamos los gelati.
Pero no me soltaba ni a sol ni a sombra. Me la encuentro por los pasillos, cuando salgo de la capilla después de una meditación o de misa, quiere saber lo que he pensado de las palabras del cura. Poco a poco las conversaciones se centran en fe, religión, vocación. Mi vocación. Me explica que es un medio de santificación por el trabajo. Me plantea "la llamada divina".
Además de las conferencias del congreso había otras actividades orientadas a entrar en opus. Jamás me había preguntado sobre una eventual vocación. El sentido de mi vida era casarme y tener hijos. Quizás más tarde piense en el trabajo, una asociación...etc. Pero en Roma, el mundo en el que me han metido mueve los cimientos de mis certezas.
En la conversación sale una y otra vez la especificidad del "opus dei", ser laico en medio del mundo, santificarse por el trabajo bien hecho, ser santo en medio de los demás. Escucho y pienso que para lograrlo no hace falta "vocación particular", pero por educación me callo esperando que deje de hablar.
Después venía el turno del cura. En las misas y meditaciones nos hablaba de vocación. Y después de esos actos podíamos hablar con el cura o confesarnos. Me atreví a confesar, mi primera confesión siendo adulta. La anterior fue la de mi confirmación, me encantó y les dije a mis amigas que me había sido beneficiosa y util.
En esta convivencia romana todas las chicas se confesaban. No quería destacar por no hacerlo. Fui con miedo, no sabía qué iba a decir. Se lo dije al cura que se ofreció a ayudarme. Me hizo todas las preguntas posibles: estudios, debilidades, deseos. Y al final me habla otra vez de vocación. ¿Me hago preguntas sobre la existencia? ¿sobre quién soy? ¿sí? entonces tengo vocación. Me dice que mire dentro de mí. Me inquieta. Los dos con el tema de la vocación...pero sin embargo no se me ocurre pensar que se hayan organizado para hacerlo. Fui ingenua, pero no tenía razones para desconfiar de gente tan simpática.
Entonces no sabía que algunas ya eran opusinas, mientras que otras eran posibles reclutas. Si hubiera sabido quién era y quién no me habría dado cuenta de la vestimenta "uniforme" en las que "eran". Pero era una absoluta ignorante. Me parecía normal que me hicieran tanto caso, nos estábamos conociendo, conversábamos y preguntábamos. Tampoco molestaba el ambiente católico, aunque no fuera el mio propiamente dicho. Todo me parecía normal. Nuevo, original, pero normal. ¿La misa en latín? ya sé que está pasado de moda, pero me dicen que se hace porque había chicas de muchos países y me pareció totalmente lógico.
Con la perspectiva que da el tiempo ya comprendí que todo estaba perfectamente organziado, dirigido, mano maestra y de hierro en guante de seda.
El 1 de abril de 1983 me hice de la obra, "pité", escribí una cara al prelado, del Portillo por aquel entonces. Parece que me estoy viendo con el papel y la pluma en una mesa de la residencia. A mi lado la "perseguidora", no tenía ni idea de qué iba a poner en la carta. En el fondo no quiero escribir, pero no me atreví a decirlo, me insistían en que tenía vocación, que Dios me llama a la santidad. No sabía ni cómo empezar ¿Querido Padre, monseñor? como la mala alumna que no tiene ni idea pensando qué poner para no parecer demasiado nula. Al final puse lo que me dijo. Acabado y terminado, me besó y felicitó y ya no me acuerdo de más.
Habría podido decir que no pero estaba en movimiento inercial, alertagada de modo incomprensible.
Cuando volvimos de Roma solo mi novio supo que había "pitado". Y entonces fue cuando me dijo que él también lo había hecho un mes antes. Estaba entusiasmado por "Nuestras vocaiones respectivas", pero yo no.
Se lo conte a mi madre, no le dije que me había hecho od solo le dije que iba al centro. Me habían dicho que no lo contara porque las personas ajenas al od no iban a comprender mi compromiso y por ignorancia se podían oponer a mi vocación. Mi madre fue a pedir consejo al cura de la parroquia, le dijo que no se preocupara. No conoce la institución pero al estar reconocida por la Iglesia de Roma tiene que ser algo bueno.
Todo fue muy rápido, Era joven, inmadura, tímida. Tenía que haber dicho que no. Pero en el contexto en el que me hallaba ¿podía hacer otra cosa distinta de lo que hice? Sí, hubo otras que supieron escaquearse, me dejé llevar, fui de una pasividad que me asombra.
Pensaba que nada sería como antes. En cuanto firmé la carta, la mujer pesada me deja en paz. Desaparece pues ha cumplido su misión. Habiendo pescado un pez puede ir a por otros. Me ví muy sola al día siguiente de la carta, cuando más necesitaba hablar, todas desaparecieron.
Empecé a usar el saludo Pax y la contestación in eternum que me enseñó la "pescadora". Es el saludo que reconoce a los miembros entre sí. ¿POr qué sabían las demás que ya me podían decir Pax? no les había dicho que había escrito la carta, otra persona se lo había contado. Siguieron mis pasos desde lejos, rezando por mi vocación. Todo se tramó a mis espaldas, me sentí como ratón de laboratorio. Me incomoda la situación y empiezo a desconfiar de lmis "nuevas amigas" Pero como siempre me guardé mis pensamientos y puse buena cara.
Antes de volver de Roma ya me parece un fallo haber escrito la maldita carta ¿a quién se le ocurre? iba creciendo en mí la impresión de que me habían estafado, como cuando compras algo que no necesitas, Me sentía engañada. El compromiso opusino se convirtió en una carga, ya estaba viviendo el punto 994 de Camino, había perdido el entusiasmo "no tienes que trabajar por entusiasmo sino por amor, consciente del deber que es abnegación". Pero en realidad no perdí el entusiasmo porque nunca me entusiasmé.
Las demás se alegraban pero a mí me gustaría volver al estado previo, Sonrío a mis "hermanas" y hago el chiste de que he pitado un 1 de abril (día de los Inocentes en España),...NO me siento orgullosa, quería dar marcha atrás, pero a la vez no quiero disgustar ni decepcionar, no tuve la fuerza de carácter para imponerme y no puedo culpar a nadie de ello.
En cuanto digo que dudo de la vocación me hablan de la lucha espiritual. Muchas veces en mi vida de supernume dije que no tenía fe en que todas las prácticas piadosas que tenía que hacer a diario sirvieran de algo, las veía un sinsentido, me parecían incoherentes. Mi directora espiritual tenía trabajo llevándome al carmino correcto. Y es que cada persona del opus tiene una persona a la que se lo tiene que contar todo, ella nos lleva por el camino de la santidad. La directora aconsejaba sobre cualquier problema de la vida cotidiana, sobre el apostolado que tenía que hacer. Confidente y consejera, inspectora de mi vida. Mi directora me dirá muchas veces que todas mis dudas significan que tengo fe pero que Satanás me persigue para hacerse con mi alma.
Así que ya estaba en un barco en el que iba a durar 13 años, 13 años de mi vida que empezaron en una semana romana en la que no me dejaron ni a sol ni a sombra con la dichosa vocación. En una semana le dí un giro decisivo a mi vida, es bien poco para decidir si se tiene o no vocación, bueno, otros lo habían decidido. Al pensar en aquel año me reprocho la falta de confianza en mí misma que demostré.
Pero no podemos reescribir la historia. Tengo que asumir, reconciliarme con lo que fui, y no me resulta fácil, es un trabajo cotidiano. Más tarde entenderé lo pesadas que se pusieron para que pitara: si un cónyugue pertenece es altamente conveniente que el otro se haga también. Y así se solucionan los problemas de pareja".
Me recuerda una estrofa de una canción de Miguel Bosé, aquello de que son 3 .
Y así es en todas las que se mueven en la órbita.
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