PESCADORA PESCADA
Amina Mazzali tiene 37 años, un bello rostro, ojos oscuros, físico esbelto, aparenta menos años, es tímida y determinada, se intuye ha ganado fuerza resistiendo sufrimientos y superando desafíos. No ha sido fácil convencerla para que diera su testimonio, necesité semanas, la intervención de personas de confianza. Me entrevisto con ella en un clima inicial de aprensión, el miedo se palpa, miedo a confiar su experiencia a alguien que no es de su total confianza.
Nos damos cita delante de la agencia de viajes en la que trabaja. Me explica porqué ha aceptado contar su historia: "Es importante el propósito de respetar las propias de vivencias. Para mí en este momento hay dos cosas importantes: verdad y justicia. ¡Vaya palabras pretenciosas! Quiero oír y contar la verdad sobre la realidad del opus dei. Sobre todo quiero dar mi contribución para que de ahora en adelante, pueda disminuir el número de personas que padecen injusticias y violaciones de sus derechos humanos de parte de esta institución.
Pero quiero que se haga bien sin fines secundarios ocultos, con honestidad y transparencia, siguiendo un método riguroso y respetando a las personas individuales, ya sean víctimas ya victimarios, también porque a veces esos 2 papeles se confunden en la misma persona.
No es fácil ser fiel a esta primera premisa, es un tema candente, en el que se implican fuertes emociones, experiencias intensas y dolorosas, devastadoras que tuve que afrontar".
Amina M
Nos dirigimos andando a un pequeño restaurante de nombre "Panta rei" = todo pasa. Gracias a Dios que todo pasa.
Mientras andamos Amina me cuenta el recorrido que le llevó a Florencia. Su familia pertenece a la buena burguesía de Milán, caracterizada por fuerte apego a la ética y los valores. Su padres son creyentes pero no especialmente practicantes ni fanáticos. Su padre es un profesional y su madre procede de una familia con gran sensiblidad social, su abuelo materno trabajó en la Magneti Marell, teatro de tantas luchas sindicales.
Cuando acabó la secundaria, Amina y sus padres se preguntaron donde seguir estudiando. Milán, si no se pertenece a la clase privilegiada, no es una ciudad fácil, querían un ambiente tranquilo y protegido, al abrigo de posibles malas amistades o de peligros como la droga.
Amina me cuenta que fue gracias a un primo como el primero que le habló de un instituto perteneciente a la galaxia opus, aunque este "detalle" lo comprendió mucho después. Se trataba de un colegio creado como muchos otros en Milán y en el resto de Italia por la FAES (Familia & Escuela). Le dijo que era una escuela muy buena y especal, en la que se podían seguir cursos de muchas materias interesantes, recibir una formación personalizada. Es cierto que al ser privada habría que pagar pero la familia estaba dispuesta a sacrificarse con tal de dar lo mejor a Amina y a su hermano.
Antes de matricularse en la escuela había que hacer una entrevista para dar a conocer actitudes y tendencias, lo que te había llevado a ese líceo. Amina fue entrevistada por una nume famosa en Italia, Paola Binetti, una psiquiatra que llegó a presidir el Comité Ciencia y Vida, y que luego saldría elegida diputada en 2006 en las elecciones de 2006.
Ese primer encuentro tuvo un carácter extraño e inesperado:
"Ya me había decidido por seguir una línea científica, de hecho estaba pre inscrita en el Instituto Gonzaga de Milán. Pero en aquella entrevista con Binetti, la nume exaltó las ventajas de una educación clásica y me hizo el panegírico de la escuela opus, con todas sus actividades formativas complementarias que me ofrecía. Dudé, pero la psiquiatra siguió insistiendo en demostrarme que la formación clásica era la mejor, ya que me facilitaría cualquier elección posterior, tenía el éxito asegurado en lo que quiera que estudiara después, eran puntos de más.
Tenía una capacidad de convicción y de influencia psicológica increíble. Al final me convención y me matriculé en el liceo clásico. Fue tan convincente que salí de la entrevista con una idea clara, estaría dispuesta a hacer los estudios clásicos y a frecuentar luego una escuela tan especial. Sabía que las clases no eran mixtas como en todos los colegios que había conocido, solo iban chicas, pero en el momento no ví que fuera importante, porque las innumerables cualidades de esa escuela tal y como se me habían presentado merecían el sacrificio. También las enseñantes eran solo mujeres. Las niñas de la primaria y secundaria vestían uniforme con falda escocesa, hasta el año anterior también era obligatoria para las chicas del liceo, cosa bastante inusual".
Inmediatamente Amina se convierte en objeto de atención, de manifestaciones de afecto que van construyendo un nuevo mundo a su alrededor. Sin darse cuenta empezaba a abandonar las amistades que habían madurado durante la infancia y a través de la familia. Muchachas mayores que ella iban a incidir en su psicología. Le pregunto si sabía en el momento de matricularse que se trataba de una escuela del opus en sentido estricto:
"No, me dí cuenta después, mucho después. En aquel momento Opus Dei era para mí una palabra que no me decía nada. Tenía 14 años, acudía a la parroquia y hasta ese momento me había educado en las Ursulinas".
Lentamente se fue desplegando en torno a Amina el mecanismo de participación inconsciente con el que "Opus Dei" acostumbra a reclutar, sobre todo en la adolescencia. Una técnica probada y formalizada en los mínimos detalles.
"Algunas compañeras del colegio me dijeron que en paralelo con él había un club femenino al que podía acudir con ellas. Así empecé a frecuentar aquellas reuniones". El impacto inicial fue positivo y animante.
"Estaba a gusto, había tanta alegría, amistad y aparente afecto. Aunque luego comprendí que no era tan sincero. Todas me buscaban "ven con nosotras", me decían. Claro que este modo de proceder te lelga porque es una edad difícil, un momento en el que crees que repeles a los demás, que no les gustas. Yo tenía pocos amigos, unos pocos de la escuela y de la parroquia. Poco a poco estas muchachas del cole y del club se convirtieron en mis nuevas amistades".
Hicieron entender a Amina que tenía frente a ella una oportunidad magnífica de entrar en un mundo desconocido pero rico en posibilidades: "Opus Dei". Sin embargo no le explicaron que significa ser nume, ni el compromiso del celibato apostólico que obliga de por vida. Ni tampoco los enormes sacrificios que tendría que afrontar, o el trabajo de apostolado o el reclutamiento de nuevas levas que tendría que llevar a cabo el resto de su vida. Tampoco le hablaron de un futuro distinto como supernume, con la posibilidad de formar una familia propia.
Le propusieron un "mundo", otro mundo, la oportunidad de enamorarse de un ideal más grande que todo. Todo ello promovido con carino, ternura, atenciones, inyecciones de autoestima.
La edad a la que propusieron a Amina que entrara en el opus es la de las grandes inquietudes, el desarrollo del cuerpo, la percepción afectiva alterada.
·"Me empezaron a proponer que entrara en od cuando tenía 15 años, 1985. No era la más joven, ni mucho menos. Cuando me lo dijeron había una chica de mi clase de la misma edad que yo que ya se había hecho de la obra. No era poco frecuente que se propusiera la "vocación" chicas tan jóvenes.
En realidad yo también me puse a hablar de vocación a chicas más jóvenes, de 13 años, no es algo a lo que te desanimen los directores, al contrario. Te dicen en múltiples ocasiones y de todos los modos posibles que ofrecer la posibilidad de entregar la vida a Dios en el "opus dei" es el favor más grande que puedes hacer, ya que es un privilegio concedido a pocos, y da la mayor felicidad. Nadie pensábamos que estábamos forzando conciencias débiles e inmaduras, pensábamos hacer el bien. Es lo que se enseñaba y está escrito en las publicaciones internas.
Y esto es lo terrible, que estás convencida de hacer el bien a las demás cuando en realidad las estás manipulando, les estás causando daños en la conciencia y en su desarrollo psicológico, que luego pagarán largo tiempo, con sufrimiento interior, desequilibrios, inadaptación social."
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