Las carreras que no hizo.

La investigación independiente sobre la biografía, no hagiografía, de Escriba no deja de sorprendernos.
Giancarlo Rocca, religioso italiano, se ha molestado en irse a los archivos de la universidad de Zaragoza, de la Complutense y de la lateranense de Roma para sacar a la luz los títulos que el fundador supuestamente poseía. ¿Qué había de cierto en sus títulos y sus doctorados obtenidos con las máximas calificaciones según sus hagiógrafos?

Hay que hacer notar la gravedad de lo que descubre Rocca puesto que para la canonización y la beatificación Alvaro Portillo y Javier Echevarría sacaron a relucir títulos obtenidos de manera bastante dudosa.

De forma que, Isabel, si Enrique Rojas no es psiquiatra ni catedrático ni psicólogo y presume de ello no debe extrañarnos lo más mínimo. Es solo un digno hijo de tal padre. Sigue la misma estela. Ha cogido su espíritu al pie de la letra, bastante mejor que una servidora "que no me enteré de ná" en veinte años. El Rojas sí que sabe de qué va el tema, vaya que si lo sabe...

¿Qué descubrió Rocca en Zaragoza? que Escrivá no hizo en ningún momento los exámenes de reválida que se requerían tras los tres primeros años de teología para obtener el bachiller teológico. Tampoco consta el examen para ser licenciado ni consta el de la tesis doctoral. El "no consta", Isabel, viene por tanto de muuyy lejos.... Y espero que sepas reirte de ello, yo lo hago. Y también me han timado.

Para ser párroco no hacía falta pasar esos exámenes, bastaba cursar las asignaturas del seminario, pero sin examinarse de grado. La pregunta está en el aire
¿por qué no hizo esos exámenes? sólo caben hipótesis variadas que Rocca también expone y yo ahorro.

Otra pequeña bola de los biógrafos habituales (Vázquez de Prada -un cursi de mucho cuidado-, Bernal) que Escrivá empezó derecho en la universidad civil de Zaragoza cuando ya había terminado la carrera de teología. Sabemos, "CONSTA", que en el curso 1923-24 estaba matriculado a la vez en teología y en derecho. El hecho es sorprendente porque en aquella época -ahora no lo sé- era una ley canónica que los curas hacían estudios civiles tras acabar el currículo teológico y además hacía falta el permiso del obispo. Pero el fundador desde chico, iba por libre.

También es extraño que inicie una carrera civil. Rocca baraja hipótesis: ¿qué pretendía? Subyace la cuestión nada mínima de que sus biógrafos oficiales nunca destacan las condiciones económicas y sociales de la España de la época, en la que si un chaval era listo pero no tenía recursos, la salida era el seminario. Jamás reconocen este hecho ¿reconocerlo sería "humillante", "bajo"?, ¿de "poco tono humano" como a ellos les gusta decir? Se sospecha que sería poner a Escrivá en el "montón", y eso no es posible. El era especial.

Como bien explica Estruch, "Santos y pillos" libro de cabecera, los habituales biógrafos a la hora de exponer la vocación sacerdotal recurren a las anécdotas edificantes. En este caso es la de las huellas en la nieve del carmelita descalzo en un riguroso invierno logroñés. Allá por 1917, dicen.

Y esto es sólo la primera parte, porque nos queda el asunto de su tesis doctoral en teología "la Abadesa de las Huelgas". Otro folletín.