CATÓLICOS QUE NO SE LLAMAN CATÓLICOS

La foto de las dos no es de los años 50,  aunque lo parezca. Se puede llevar mantilla y peineta con un poco más de modernidad y salero. No sé adonde han ido a buscar los vestidos, el maquillaje y la peluquería.  Es de la misa en la que el Papa hizo doctor de la iglesia a san Juan de Avila, un titulo que los seguidores del founder también querrían conseguir para su ídolo. En ese caso ya tocaríamos fondo del todo, ya sólo quedaría remontar.
Si la filosofía nacionalmente no es lo nuestro, por las circunstancias, la pedagogía va a ser que tampoco. Me fijo ahora en la Revista nacional de Pedagogía que nació en 1941. La finalidad era asentar la contrarrevolución ideológica. Ahí van unas líneas del primer editorial:



"El porvenir de la Patria, la consolidación de su regeneración, la nueva gracia del bautismo sangriento con que hemos sido ungidos expiatoriamente, reside en el orden de la revolución y la cultura. Hemos de ser reeducados nuevamente en el espíritu de España (...)"

Todo parecido con la España actual es pura coincidencia.

"Los enemigos de la Patria se adueñaron de todos los resortes del Estado para fraguar e imponer en el orden de la cultura pública el germen de la revolución (...) la revolución se hizo en las escuelas, en las aulas, en las cátedras, en los libros y en los periódicos, y merced a la prostitución de todos esos instrumentos de educación moral de los pueblos, pudo cobrar impulso de estallido multitudinario, en las masas corrompidas por una enseñanza de odio y subversión."

Desgraciadamente no dió tiempo a tal revolución como se pretendía en este combativo editorial.

Aunque había algunos falangistas en la Revista la dirección de la misma era "católica". Ibañez Martín y Rocamora imprimieron una línea de integrismo católico hasta el día de su desaparición en 1951.
"Acaso nunca como ahora, el estado español, bajo las consignas del Caudillo, ha servido con más fidelidad los principios del más hondo espíritu religioso en el campo de la educación nacional. No podía ser de otro modo, si se tiene en cuenta que rige los destinos de España un caudillo providencial a quien Dios puso al frente de nuestra patria como timonel insustituible para llevar el rumbo seguro, que jamás se desorienta del puerto elegido (...) Entre las ciencias del Espíritu, el Estado español dio rango primordial al estudio de la teología..."


Ibañez Martín el ministro "católico" se vanagloriaba de subvencionar las universidades pontificias, de inaugurar capillas en todas las universidades y centros universitarios y de que se predicaran retiros espirituales en ellas. En mis años universitarios en Pamplona viví una suerte de prolongación de la posguerra española sin saberlo. La tendencia a la abstracción tiene esta pega.

 La gracia está en saber combinarlo todo, la posguerra española para lo que interesa con la actualidad para lo que interesa. El truco sólo lo he pillado diez años después, zoquete de mí.

Toda renovación pedagógica debía de tener una justificación religiosa y por ello pocas veces podían asomar los falangistas con sus justificaciones de tipo más nacional sindicalista,  exigiendo la primacía del Estado sobre la familia y la Iglesia. Cuando un tal Gavilanes consejero nacional del SEU osó escribir que "el Estado debe dirigir la educación en el sentido que le convenga" saltaron las alarmas católicas y nacionales. En el siguiente número hubo de rectificar:

"con razón ha dicho nuestro ministro de AA.EE que todos los movimientos de los llamados Estados autoritarios, son movimientos nacionales, y por lo tanto llevan el sello de su idiosincrasia nacional, y lo que caracteriza a España es el hecho de que la unidad española fue, antes que nada, católica, y el espíritu católico es hoy principio de unidad de nuestro Movimiento."
Luego ya los falangistas fueron católicamente domados y no se les ocurrió más poner al Estado por encima de la Iglesia ni de la familia en asuntos de educación. Acabaron aceptando que había que integrar sus ideales de solidez, firme, insensibilidad a la crítica...etc en el modelo ético del caballero tradicional español, mitad monje, mitad soldado.

En Aragón pega fuerte lo del "mitad monje mitad soldado". Se siguen escribiendo novelas con esa temática que tienen como escenario la propia tierra.




y cuentan las crónicas que Escrivá quería que para determinados rezos sus seguidores llevaran unas capas blancas, como en aquellos tiempos medievales. A las generaciones opus de los 80 nos habría recordado más la guerra de las galaxias que los templarios. Ignoro si en algún momento de los "principios" se llegó a poner en práctica tanto surrealismo.

Volviendo a la posguerra española es cierto que la derrota de Alemania en la guerra ayudó a "desfalangistizar" y por lo mismo a catolizar, porque no había más recurso ideológico que la tradición católica española. Laín Entralgo glosando a Ortega y Gasset hablaba del sentido militar, deportivo de la educación. De entusiasmar con mitos y con creencias. El maestro nacional-sindicalista debía potenciar en el niño sus resortes e ímpetus vitales. Los relatos e imágenes se basarían de preferencia en las creencias en la Patria y en Dios.
España era la reserva espiritual de Occidente, Franco había suprimido los partidos políticos no por capricho sino "para que todos fuéramos hermanos". Y después de salvar a España era la misión contribuir a la salvación de la Europa occidental y cristiana.
Más o menos las mismas cosas en las que yo fui adoctrinada y me suena esa música también en algunas proclamas de los actuales salvadores de la humanidad.
"España tiene que proclamar de nuevo, como antes lo hiciera en la gran mutación histórica operada en el siglo XVI, su fuerte imperialismo ideológico. Es decir, el imperialismo único y eterno de la Verdad". Qué colgadísimos estaban los autores de estos textos de "reconquista espiritual". Mientras en el vecino país, en principio sólo nos separan los Pirineos, Simone de Beauvoir editaba "El segundo sexo" o Levi Strauss "Tristes trópicos", desengaños de la ilustración se puede decir, nuestros faros patrios se volvían nada menos que al siglo XVI.

Y unas palabras del padre Angel Ayala comentando la constitución del Frente de Juventudes ¿inspirador de la "labor de la Obra con la juventud"? El dicho Frente se hizo en paralelismo con las organizaciones nazis de "encuadramiento" de la juventud en las que si no me equivoco participó ¡el papa actual! "no había más remedio...".
 El caso es que rápidamente los curas del régimen que se ocupaban de la juventud se dieron prisa de "desfascitizar" y "catolizar" dicho Frente, que no podía sustituir a la Iglesia ni a la Familia, decía un tal Iniesta, instituciones a las que correspondía de manera eminente educar. Y el padre Angel Ayala, al que Escrivá copió y recopió, comentando sobre el Frente de juventudes y las posibilidades del mismo para la acción con la juventud decía las siguientes familiares palabras:

"son organizaciones católicas AUNQUE POR SU TITULO NO LO SEAN. Lo esencial es que lo sean aunque no se lo llamen. Los hechos lo comprueban. ¿Cuando se ha ofrecido a los católicos una ocasión como esta de influir en la juventud española?..."

Un último apunte de Gregorio Cámara Villar sobre la educación en todo este período es que la "Formación del Espíritu Nacional", asignatura que debía de ser impartida por falangistas pero que lo fue por personas egresadas de colegios religiosos, no sirvió para que Falange aportara a la enseñanza. El programa de esta asignatura para los universitarios incluía un primer curso sobre "La esencia de lo español, su olvido y recuperación" , otro sobre "Realidad económica, social y política de España" y otro sobre "La empresa del Movimiento Nacional".
Geniales capítulos:
"Lo antiespañol en la historia" y "El Movimiento Nacional como esfuerzo para la recuperación de lo español".

Me pregunto si algunas fiebres que hoy padecemos no proceden de allí aunque con el virus más o menos mutado.