FASCISMO EN TODOS SUS ESTADOS
Ni en sueños se me pudo ocurrir que un egipcio, musulmán, aunque ha abandonado el islam, me iba a resultar de alguna ayuda para mejor comprender y explicar "Opus Dei" y la historia española. Lo más escalofriante es la coincidencia de las fechas que menciona como nacimiento del Fascismo islamista. Los paralelismos con nuestros dos amigos ya mencionados, el militar y el cura, son demasiado evidentes.
Por pura casualidad me he topado con un egipcio
que vive en Alemania llamado Hamed Abdel Samad. El último libro que ha
publicado lleva el título “Fascismo islamista” y está encontrando dificultades
para su traducción en Francia. Dadas las circunstancias en el vecino país
algunos ven ese título como una especie de provocación a la comunidad musulmana
que no necesita ponerse más nerviosa de lo que está. O al menos lo ven como provocación
a determinados musulmanes.
A propósito de HAMED ABDEL SAMAD, Fascismo islamista
En la propia Alemania tampoco se ha recibido serenamente la
unión de los dos términos “fascismo” e “Islam”, pero si hubo un “fascismo
alemán” y un “fascismo español” y un “fascismo italiano” y eso no significa un
insulto para todos los alemanes, para todos los españoles ni para todos los
italianos, ¿por qué habrá de significarlo para el Islam? La polémica da la
medida de la atmósfera en la que los ataques islamistas están sumiendo al
corazón de Occidente.
Hamed se crió en una familia muy religiosa en el Cairo, su
padre era imán en la mezquita y Hamed pasó su infancia aprendiendo el Corán de
memoria. Hoy se considera una persona irreligiosa que no quiere poner la
increencia ni tampoco la creencia por delante. Porque a la hora de convivir en
una sociedad donde existen diversidad de comunidades religiosas, donde hay
ateos e indiferentes, la cuestión es otra, no vamos a llegar a nada interesante
por medio del “etiquetado” de los individuos, Creyente o increyente, católico o
ex católico…etc. El etiquetado del prójimo transmite sensación de “descanso”
pero no ayuda a la convivencia pacífica, respetuosa y tolerante.
Convivencia tolerante y respetuosa sin más y sin menos. No es preciso como hacía
cierto cura aragonés de cuyo nombre no quiero acordarme hacer el histrión
diciendo a los musulmanes “me lleváis en el bolsillo de la chilaba” o a los
judíos “daría la vida por ti, y el amor de mi vida es un judío, Jesús”.
Son mistificaciones, pose, “postureo”, palabras que se lleva
el viento, y ese cura demostró que ni siquiera quería a las personas con las
convivió a no ser que lo trataran como si él fuera un segundo Mahoma, ya que
estamos con el Islam. Las exageraciones mejor para el teatro. No responden a la
realidad. Si hay diferentes “verdades religiosas”, la religión va de
“verdades reveladas”, en ese plano nunca habrá encuentro ni “punto medio”, ni
“amor” por los que tienen una creencia diferente.
De todo esto es bien consciente Hamed Abdel Samad y me he
sentido en sintonía con su modo de ver.
En la actualidad son muchos los intelectuales europeos, mi
admirado Onfray entre ellos, que ven el islamismo que padecemos como
consecuencia del colonialismo europeo de otros tiempos y de la miseria en los
países musulmanes. El islamismo habría nacido hace cien años. Hamed nos anima a
profundizar en la historia del Islam para mostrar que antes de las
intervenciones de Estados Unidos, antes del estado de Israel, antes de la
guerra de Irak y de Siria ya hubo violencia “religiosa” “divinamente
inspirada”.
Los primeros movimientos islamistas se formaron en Egipto y
en India en los años 20, son contemporáneos del nacimiento del fascismo. El
fascismo como todos sabemos es una reacción a la derrota de la Primera Guerra Mundial. El
conflicto del que estamos viviendo el centenario supuso el fin de los imperios.
El de los zares, el imperio alemán y el imperio otomano. Del colapso de éste
último surgió la moderna Turquía que tanto está dando que hablar últimamente. El
resto de la zona se lo repartieron Francia y Gran Bretaña. En ese ambiente de
derrota surge el islamismo y surge el fascismo, tres monarquías que caen, tres
nuevos regímenes a la búsqueda de una nueva identidad.
El islamismo fue la reacción de los que querían restablecer
el califato, como el fascismo alemán lo fue de los que restablecieron el tercer
Reich. Podríamos traer a colación las ansias de restablecimiento imperial de
Franco, haciéndose con los símbolos de los reyes católicos, el non plus ultra
de Carlos V y su águila imperial, así como el 12 de octubre Fiesta del imperio
español que celebramos como fiesta nacional-imperial desde 1913.
Maududi inició un movimiento islamista en India en 1924,
Hitler era un icono para Maududi. Hassan al Banna fundó los Hermanos musulmanes
en 1928 en Eigpto, su icono era Mussolini. El fascismo de estos grupos como de
otros no musulmanes se caracteriza por:
-culto al líder, el célebre Führerprinzip. El líder es la fuente del derecho, la ley y la
verdad.
-la idea de la obediencia incondicional.
-la idea de la dominación del mundo.
-la idea de las milicias del terror para amedrentar al
contrario y apoyar la ideología. (Escribo esto en un 14 de agosto, 80 años de
la desconocida y cruenta masacre de Badajoz que nadie recuerda en España,
fascismo puro como espectáculo, amedrentamiento nacional que todavía nos dura.)
-la idea de la lucha.
Por tanto hablar de fascismo islamista es reconocer una
realidad, no es “insultar a todos los musulmanes”. Fascismo e islamismo
comparten una ideología que divide el mundo en dos mitades, los malos y los
buenos, los creyentes y los no creyentes. El fascismo en todos sus estados se caracteriza por vivir del odio, del
resentimiento por la humillación de una derrota y de la teoría de la
conspiración
Son ideologías que no me resultan desconocidas en cuanto que
se bañan en un “espíritu de elección”. Consúltese mi autobiografía. Están
convencidos de su superioridad moral al resto de la humanidad, hay una misión
divina de salvación que cumplir, salvación de la propia alma y las ajenas. Los
fascismos envenenan a sus seguidores con odio y resentimiento, en mi vivido
fascismo particular me quedo con el complejo de superioridad al resto. Elección
divina manda.
La lucha es una finalidad en sí misma, no se lucha por
vivir, lo que suele ocurrir a los no “selectos”, sino que se vive para luchar.
Es el principio de la Yihad
de donde viene la exaltación de la muerte y la mistificación del martirio.
Las organizaciones de islamistas y fascistas son similares.
El principio del líder es fundamental y muy unido a él encontramos el principio
de jerarquía, una élite de personas que son los únicos que acceden a la verdad
absoluta. En los años 30 los hermanos musulmanes formaron milicias del terror a
imagen y semejanza de las SS y las SA. En España ocurrió que fue el propio
ejército español mandado por los generales “africanistas” el que actuó contra
los propios españoles como “milicias del terror”. En particular pienso en los
sucesos de Andalucía occidental, Queipo de Llano actuando en Sevilla y demás
generales. Por no hablar del general Emilio Mola en Pamplona que también sembró
el terror en nombre de una nueva España.
Volviendo a la organización fascista otra novedad: estas
organizaciones adoctrinan a niños pequeños como en las juventudes hitlerianas,
adiestrado en el espíritu de elección divina desde la infancia a ver quien es
el “guapo” que se sacude ese adiestramiento y educación sino es por el martirio
o la muerte en vida.
Fascismo e islamismo son antimodernos, antiilustrados,
contra el individualismo y las libertades de prensa, de pensamiento, de
opinión. El individualismo es una desviación. Miran la sociedad en bloque, sin
la diversidad ni la posibilidad de decisión personal. Todos tienen que
comportarse de la misma manera y seguir al líder.
Comparten la misma visión de la sociedad, los islamistas
desconfían de la vida urbana, de la cultura urbana, donde el individuo vive “a
sus anchas”, desconfían del arte moderno, es peligroso porque expresa
individualismo y no la glorificación de una ideología determinada como quieren
nazis e islamistas. Islamismo y Fascismo sueñan con la dominación del mundo.
Ambos se consideran elegidos y con misión.
Este Hamed no es sospechoso de haberse tropezado con Opus
Dei.
Para los nazis la raza elegida es la raza aria. En el
Islamismo la comunidad musulmana ha recibido el último mensaje divino y el
último divino libro, y por ello está legitimada por Dios para decidir lo que
pasa en el mundo. En el OD todos los que teníamos vocación éramos los elegidos. Y sobre la retórica de la España salvadora luz de Trento de los primeros años del regimen de Franco no me voy a extender.
Los islamistas no se conformaron con mirar de lejos el
régimen nazi. Durante la segunda guerra mundial los hermanos musulmanes
hicieron propaganda pro nazi en Egipto: “él” los liberaría del dominio
británico. Llegaron a decir que Hitler se había convertido al Islam, Haj
Mahommed Hitler y había peregrinado a la Meca.
El mufti de Jerusalén Haj Amin al Husseini escapó al Berlín
nazi, allí Hitler le ofreció una mansión y una estación de radio desde donde
hizo propaganda antisemita en el mundo musulmán en todos los idiomas
disponibles: árabe, persa, turco, urdu…etc. El mufti reclutó varios miles de
musulmanes en los Balcanes para formar dos divisiones de la Wehrmacht. Hitler
en pago por los servicios prestados les dio una parcela en Munich, en ese
terreno se construyó la primera mezquita en la capital bávara que dura hasta hoy
como cuartel central de los Hermanos musulmanes es Alemania.
La conexión es larga y profunda aunque estos grupos
islamistas no tengan las fábricas de la muerte no quiere decir que no sean
igual de peligrosos, tienen dinero, infiltran y financian comunidades
musulmanes variadas.
A partir de Maududi y los Hermanos musulmanes se han
desarrollado muchos otros movimientos islamistas: Jemah Islamiya, la Yihad, Tafki wal Hijra…. Los
dos movimientos se encontraron en los años 70 para fundar Al Quaeda en Afganistán
y luchar contra la URSS.
Los hermanos musulmanes predican la ideología de la Yihad en escuelas y
mezquitas, la vuelta del califato. La ideología no cae del cielo ni tampoco el
Estado islámico se debe al abandono de Irak por las tropas norteamericanas.
Está en la educación, por supuesto que la situación geopolítica refuerza al
grupo pero el origen del grupo es tan antiguo como la ideología que vehiculan.
La gran pregunta ¿esa ideología tiene sólo 85, 86 años? ¿o
tiene 1400 años? Es la gran discusión en la que la política correcta y
“confraternizadora” nos anima a distinguir entre Islam e Islamismo. Hamed Abdel
Samad lo hacía, diferenciaba, hasta que se dio cuenta de que la diferenciación
sólo beneficiaba a los islamistas.
Se le reprocha a Hamed que la derecha instrumentalizará sus
palabras, que las va a usar para el odio y la violencia contra los musulmanes y
el racismo en general. Los propios
musulmanes se defienden diciendo que ISIS abusa del Corán. Pero Hamed
tiene claras sus ideas: Ni siquiera Alá puede proteger su divina Palabra de la
instrumentalización ¿cómo le piden a un
humano mortal que lo haga?.
Hamed, como persona secular y no religiosa que es, compara
el Islam con el cristianismo. Jesús no dijo que había que matar infieles ni
quemar pecadoras. Más bien dejó aquella enseñanza: “El que esté libre de pecado
que tire la primera piedra”. Se puede decir que se ha abusado de las enseñanzas
de Jesús, se puede criticar a la iglesia y pedir reformas apoyándose en lo que
Jesús dijo e hizo. Pero en el Corán hay 206 párrafos que alaban la violencia y
la guerra, 25 que ordenan dar muerte al Infiel y 2 que ordenan cortar cabezas.
No se puede hablar de abuso del Corán. Interpretaciones del Corán hay muchas,
también el libro de Mahoma tiene una enseñanza social, de paz, de tolerancia y
de solidaridad dentro de la comunidad, pero la interpretación más fuerte al
menos hoy es la interpretación política del Corán.
¿Empezó esta ideología que divide al mundo en buenos y
malos, creyentes y no creyentes hace 100 años o está desde el principio? El
Islam nació con un defecto de nacimiento: el aspecto jurídico y político se
mezcla con la parte espiritual.
Jesús predicó durante unos cuantos meses, entre 18 y 30, no
tuvo posición política ni cargo público ninguno, no tuvo que resolver problemas
financieros. Mahoma fue Profeta, jefe militar, ministro de finanzas, juez,
legislador durante 23 años. Las afirmaciones y disposiciones que tomó en
relación con esas tareas las mezcló con sus enseñanzas religiosas y nadie se ha
molestado en separar una cosa de la otra. Todo lo que dijo el Profeta pertenece
automáticamente a la religión.
Se impone la comparación con los seguidores de Jesús de
Nazaret: el cristianismo vivió durante 300 años como minoría religiosa, al
margen del poder político. Para una religión perseguida es fácil favorecer el
secularismo. Pero cuando el cristianismo llegó al poder, 313 Edicto de Milán, empieza
la justificación de la violencia en aras de la expansión de la verdad. Así como
el cristianismo puede reclamarse de una época en que no fue religión imperial,
el Islam no puede, es difícil separar sus enseñanzas religiosas de sus
elementos políticos.
El florecimiento cultural en determinadas épocas y ciudades
islámicas es esgrimido por algunos musulmanes frente a la iglesia cristiana en
general: “Europa necesitó la secularización porque la Iglesia se oponía a la
ciencia. En cambio el Islam unificó a las tribus árabes y dio lugar a una gran
cultura en la que brillaron las ciencias, las artes y la filosofía. Véase
Bagdad en el s. IX, Andalucía hasta el siglo XI, Damasco o el Cairo.”
¿Por qué la alta cultura musulmana no se ha generado en la Meca o en Medina, ciudades
santas del Islam donde los infieles tienen prohibido entrar? ¿Cuándo han sido
tolerantes la Meca
y Medina? ¿dónde están los filósofos seculares en esas ciudades? Nunca los
hubo. Los filósofos y los científicos musulmanes o no musulmanes se prodigaron
en otras ciudades que no eran el centro mundial del Islam.
Por ejemplo Avicena filósofo persa de Bagdad, que ni
siquiera creía en el Islam, era un pensador, producto de la mezcla de culturas
en una ciudad donde convivían judíos, cristianos y musulmanes. El encuentro de
diferentes experiencias y culturas fue fructífero y fue posible en los momentos
en que la sharia no jugaba ningún
papel legislativo. En las ciudades esplendorosas del Islam se bebía alcohol, no
se castigaba esta práctica con el látigo como esta estipulado. Se podía
criticar al Profeta y ridiculizar el Corán, incluso entre las distintas
religiones se permitían bromas y críticas. Había libertad y confianza.
Cuando una cultura se siente inferior porque hace mil años
que no se ha contribuido con nada significativo a la humanidad, cuando se
siente débil y amenazada, empieza el complejo de inferioridad y la extrema
sensibilidad hacia cualquier tipo de crítica que se toma de la peor manera
posible y a la que se reacciona quemando embajadas.
La Sharia implementada
supone estancamiento en el mundo musulmán. Lamentablemente con el paso del tiempo
la ortodoxia ganó la partida frente al librepensamiento y los musulmanes
conservadores dominaron la sociedad islámica.
En siglo XV un invento que cambió la humanidad, excepto la
humanidad islámica: la imprenta de Gutenberg. En los países cristianos la
imprenta supuso la ruptura del monopolio eclesiástico sobre la verdad de los
libros y en particular sobre la verdad de la Biblia. Lutero reformó y
expandió su reforma gracias a la imprenta, y también gracias a la espada, hay
que reconocer que así se hacían las reformar religiosas en el siglo XVI. En el
imperio otomano sin embargo los religiosos rechazaron el invento de Gutenberg
por miedo a que el Corán fuera adulterado, y sobre todo a perder el control de
la interpretación. La imprenta llegó a Estambul en 1729 y en 1798 al Cairo.
Los maestros musulmanes de al Azhar rompieron el diabólico
invento desembarcado en el puerto de Alejandría. Y este modo de comportamiento
está en el corazón del Estado islámico, hay que mantenerse al margen de los
peligros del mundo para preservar la propia identidad religiosa.
Mientras en el siglo XVIII tenía lugar en Europa la
ilustración y se producían discusiones sobre religión y sobre el fundamento de
la sociedad al margen de ella, en Arabia Saudí nacía el wahabismo, tipo de
Islam todavía vigente. La asimetría viene de lejos.
Otra invención diabólica está poniendo el mundo musulmán
patas arriba, Internet. Los jóvenes discuten en la red y pueden informarse
sobre las enseñanzas que reciben en la universidad y criticarlas. Internet
sirve para recuperar a marchas forzadas el tiempo perdido en los 500 años que
separan a Gutenberg de Zuckerberg. Una generación de jóvenes musulmanes quiere
vivir de otra manera mientras muchos otros siguen atrapados en una vivencia
arcaica de la religión, es la lucha que hoy se plantea dentro de los países de
Islam.
Ahmed fue miembro de la Conferencia islámica
Alemana. En ella participaban algunas personalidades individuales de extracción
musulmana y unas cuantas asociaciones, En la actualidad los individuos han
desaparecido de dicha organización, sólo están las comunidades musulmanas y en
el orden del día no figuran los mismos problemas que antes. El problema de la
radicalización de los jóvenes ha sido sustituido por asuntos como la organización
de la caridad, el cuidado de las almas, el banco islámico, la exigencia de las
comidas halal en las escuelas y en
los trabajos….
Pero el Estado no está para proteger a las comunidades
religiosas ni para favorecer “verdades”. El Estado debe preocuparse de las
libertades civiles de los individuos, la libertad religiosa por supuesto, que
incluye la libertad para abandonar una religión sin represalias. O la libertad
de trabajo sin discriminación por llevar un apellido árabe. Son los propios
musulmanes los que deben de hacer la crítica de su religión y plantearse qué
tipo de vida quieren llevar. No se avanza repitiendo como un mantra que “la
violencia no tiene que ver con el Islam”, sí tiene que ver como con el Islam
desde sus inicios. Pero el Islam no es nada sin los creyentes y son ellos los
que tienen que adelantarse a los críticos.
Desde fuera de la comunidad musulmana sólo se puede defender
que todo lo que vaya contras los Derechos humanos y las libertades no es de
recibo en una sociedad abierta. Los políticos han de decirlo claramente y
actuar en consecuencia. Pero lo que no tiene sentido es que el Estado reenvíe a
los jóvenes a sus comunidades para favorecer la integración. La primera
generación de emigrantes turcos musulmanes compraba y comía lo que había en los
supermercados sin más exigencias. Dar entrada a “oficializar” el respeto a las
normas musulmanas (que las niñas no vayan a clase de natación, o como en
Finlandia que no vayan a clase de música “infiel”) es abrir la puerta de atrás
al islamismo. Porque la Sharia no tiene
límites, no existe una Sharia light,
se sabe donde empieza pero no donde acaban sus exigencias.
La finalidad del Estado no es la enseñanza de verdades
religiosas sino la enseñanza del pensamiento crítico en la escuela y los musulmanes
como todos los demás tienen que poder escoger lo que quieren hacer con su vida.
El problema del islamismo es que crea un muro entre los
creyentes y la sociedad, un muro de moralismo, un muro social, un muro
político. ¿Quién es un islamista? Quien divide el mundo en creyentes y no
creyentes.
Con los musulmanes se impone discutir no sobre el velo o la
clase de natación sino sobre la emancipación del Islam, que sean ciudadanos,
que piensan, leen, escriben y se plantean la vida. No se trata de quitar la fe
a nadie sino de que sean los propios musulmanes los que arrebaten a los
racistas los argumentos.
Interesante debate ¿Es el Islam una religión de paz?
Comentarios
y ha luchado y conoce bien la deformación de nuestra
perspectiva europea cuando juzgamos el derecho a ir
a la playa con abrigo de piel y bufanda como "libertad
de la mujer musulmana". No es la primera mujer procedente
de país arábigo que denuncia todos estos trajes regionales
que casi nadie se ponía ni siquiera en AfganisTÁN como
provocaciones políticas, y caemos con todo el equipo
http://ctxt.es/es/20160824/Politica/8002/velo-islamico-feminismo-religi%C3%B3n-islamismoburkini.htm
Marieme-Hélie Lucas: Si coincidimos en que este súbito auge a escala mundial de determinado tipo de velos que se hacen pasar por EL velo “islámico” no es de naturaleza cultural ni religiosa, sino una bandera política de que se sirven los fundamentalistas para aumentar su visibilidad política a expensas de las mujeres; si coincidimos en eso, entonces tenemos que admitir que llevar ese tipo de velo –ahora— en Europa y en Norteamérica tiene un objetivo político. Sépanlo o no, las mujeres que lo llevan son portadoras del estandarte de un partido político de extrema derecha.
Así pues, difícilmente podría yo aceptar la fórmula de “una mujer que elige cómo vestirse”. Ese velo no puede, definitivamente no puede, equipararse con la opción de llevar tacones o zapato plano, minifalda o falda larga. No es una moda; es un marcador político. Si uno decide que va a ponerse un broche con una esvástica, no puede ignorar su significado político; no puede pretender que se desentiende del hecho de que fue la “bandera” de la Alemania nazi. No puede alegar que sólo le gusta su forma. Es una afirmación política.
Las mujeres de ascendencia migratoria procedente de Asia y de África que se cubren el rostro o llevan un burka hoy, ya sea en Europa, en Norteamérica o en sus propios países de origen, llevan un tipo de velo que jamás habían visto antes, salvo si crecieron en una específica y limitadísima parte del Oriente Próximo. No pueden pretender que vuelven a sus raíces y visten la misma indumentaria que sus antepasadas de siglos atrás; ni pueden pretender que la llevan por razones religiosas. Las musulmanes fueron musulmanas durante siglos sin necesidad de semejante indumentaria: en el Sur de Asia vestían saris, en África occidental boubous... Hoy, las mujeres pertrechadas con burkas llevan una indumentaria que ni se había visto ni se había jamás hablado de ella hasta hace unas pocas décadas, cuando grupos políticos fundamentalistas inventaron el burka como su bandera política.
De manera que si el Estado se propusiera regular el burka o el nikab, no estaría regulando “el modo en que vestimos, ni estaría interfiriendo en un gusto personal o en una moda, sino en la exhibición pública de un signo político de un movimiento de extrema derecha".
Hacer eso podría perfectamente caber en el papel del Estado laico. Puede debatirse al respecto. Pero lo que no es debatirle es que las mujeres que llevan burka hoy están bajo las garras de un movimiento transnacional de extrema derecha. Y resulta irrelevante que las mujeres con burka sean conscientes del significado político actual de su velo o, al contrario, estén alienadas por el discurso político-religioso fundamentalista.
http://www.elconfidencial.com/espana/2016-08-28/jose-luis-mendoza-ucam-papa-murcia_1252019/