CORREVEIDILES

Es terrible el deporte nacional de chismorreo. Cuando puse los pies en esta ciudad por primera vez un cura de la tierra al que diríase que nadie escuchaba, me tenía una hora de rodillas en el confesonario contándome cómo eran los jiennenses opus. Narraba en plan gracioso anécdotas de la vigilancia entre los
opusinos, como si no hubiera maldad en controlar cuando sacas el coche, cuando entras.....todos se enteraban y estaban al cabo de la calle en un plis plas de vidas y  milagros ajenas. Luego he podido confirmar. Qué dominio tiene el vecindario de entradas y salidas, horarios....mucho cuidado con el control de la barrera. Entonces no veía la maldad, hoy veo la maldad y el aburrimiento de quien vigila. Porque vigilantes hay muchos, en especial si tienes mi fama: a ver qué hace esta, qué dice, con quien se entrevista, con quien no...impresionante el dominio.

Y sí claro, durante siglos, te podía ir de maravilla si te chivabas del judaizar del vecino, a lo mejor te caían sus olivares. Llegó la sociedad franquista y taza y media más de lo mismo. Ponerse medallas o ganar privilegios a costa de despojar al de al lado de lo que le pertenece.

Estoy terminando un libro del novelista navarro Sánchez Ostiz. Se titula "La flecha del miedo" y es un aburrimiento soberano porque no hay hilo, van y vienen las cavilaciones del ventrílocuo protagonista. He tenido que llegar a la página 300 para sacar algo. Hace muchas referencias a Pamplona, a la sociedad navarra y a su familia que lo tenian por loco, dice. Critica la religiosidad tradicionalista de sus padres y hermanos que por supuesto no llevan los apellidos expuestos. El libro es de 2000 y me da la impresión de que si yo lo conté tal cual pasó, los opus te toman por alienada y así te tratan en Pamplona cuanto lo dejas, él ha contado  cosas similares de una famila superreligiosa más que católica, pero en forma de novela contemporánea que ya me gustaría saber cuantos españoles han sido capaces de tragársela.

Publicada por Anagrama. Además "huele mal" de tanta bebida, vómito, kk etc.... en cada línea. Y es tristísima por la cantidad de suicidios que relata.

La comparo con el Escarmiento que es posterior, y es como si éste fuera el primer intento de sacar a la luz en forma de ficción cosas tapadas, calladas en Pamplona, mientras que en El Escarmiento va a saco llamando a las gentes por sus nombres y narrando los hechos.
La flecha del miedo. El miedo traspasando toda una sociedad, amordazándola.

En mis últimos tiempos con un pie fuera, haciendo circo, porque todavía me debía a ellas de algún modo y no quería que controlaran mis llamadas telefónicas, cosa que siempre habían hecho pero de la que no me dí cuenta hasta muy al final. Escuchaban todo,  conversas con mi madre, con amigas, con el insti..."para manipularme mejor" que diría el lobo de Caperucita. Entregada total al lobo.