SUS ESCRITOS

 Praxis fue para nosotras un cúmulo de fichas, notas, avisos, órdenes y orientaciones que iban llegando periódicamente. No estaba allí en la década de los 70, incapaz soy de comparar los distintos períodos por su mayor o menor abundancia. Dicen que en su última etapa la enfermedad le dejo menos tiempo para directivas, "papelitos" orientadores.

Conocí "volúmenes" a ciclostil por ejemplo, la praxis de oratorio, si no recuerdo mal. Se explicaba con detalle el planchado  y las "dobleces" de cada uno de los lienzos utilizados particularmente en misa. En ocasiones cargué con el volumen más perdida que un pulpo en un garaje porque la tarea de oratorio de una administración "ordinaria" que me asignaron me superaba, sobre todo en Semana Santa.

Pero tras su fallecimiento volvió el caudal de "notas". Al desaparecer el founder se acentuó el "culto a", es la base de todo grupo sect. El aparato burocráticos siguió rodando como si tal cosa. No hubo renovación ni terremoto, siguieron su marcha ahora bajo la mirada de Alvaro. La sucesión se había hecho poco a poco antes de su muerte.

La herencia abarcaba escritos espirituales y otros escritos que se multiplicaron exponencialmente una vez passed away. La producción póstuma fue un pozo sin fondo, todo lo escrito y realizado colectivamente se le atribuiría a él. Una herencia inagotable

Ya en 1973 se editó "Es Cristo que pasa", que algunos leían en plan desafiante o chulo difícil de transcribir pero más o menos como si dijéramos: Es Cristo ¿pasa algo?. Era un compendio de homilías escogidas, algunas predicaciones a los numes transformadas, podadas de las expresiones internas. En 1977 llegó "Amigos de Dios", también pláticas algunas inéditas. Todo prologado por el albacea y sucesor.

En 1981 sacaron un librito titulado Vía Crucis que atribuyeron al founder, y que leíamos en los retiros. Más tarde editaron otros 2, Surco y Forja. Ya en 1950 Escrivá anunciaba en la séptica ed. de Camino que dentro de pocos meses aparecería. Pero el texto tuvo que esperar más de 30 años. El prólogo de Alvaro es de 26 de junio de 1986. Se titula así porque alude a dejar un rastro fecundo. Y en vez de 999 hay 1000 máximas para que se queden tranquilos los que pensaron mal la vez anterior como si el número de puntos fuera cabalístico.

El otro libro Forja está prologado por el mismo de siempre el 26 de diciembre de 1986, reconoce que muchos de los puntos están sacados de puntos de meditación que E. anotó en los años 30. Pero el estilo no es el mismo, más bien un sucedáneo para consumo de seguidores. La autoría de las máximas es muy discutible y ya se discutió, ver el punto 4. El albacea parece que se atrevió a completar sin escrúpulos retazos de anotaciones que E. nunca se había atrevido a publicar.

Supuestamente fue la quema de conventos en Madrid en 1931 la que le llevó a decir: "Querría escribir unos libros de fuego, que corrieran por el mundo como llama viva, prendiendo su luz y su calor en los hombres, convirtiendo los pobres corazones en brasas, para ofercerlos a Jesús como rubíes de su corona de Rey".

En la presentación Alvaro afirma que "Forja es un libro de fuego cuya lectura y meditación puede meter a muchas almas en la fragua del amor divino y encenderlas en afanes de santidad yde apostolado".

Sin embargo Oráculo especifica que el autor fue Ignacio Carrasco, sacerdote nume, primer rector de su universidad romana. Aunque las vueltas y revueltas en la introducción presentación intentan convencernos de que es "original escrivariano". Nadie pide cuentas ni van a sacar a la palestra estas acciones, de hecho ya está en los altares. Todo esto es suficientemente grave como para que se pidan cuentas. Se puede ser santo mintiendo descaradamente.