Lo que AMÉRICA le debe a ESPAÑA

¿Lo que América le debe a España? entre otras cosas, nosotros, como estamos teniendo oportunidad de comprobar en los coloquios trasatlánticos de ex auxiliares, ex agregados, ex numes.  No se debería obviar este aporte, con toda su negatividad, invento español que caló en especial en las naciones hermanas que tanto se nos parecen, no en vano hubo mestizaje y traslado de la sociedad de aquí allí. Es una prueba más, que los "antinegrolegendarios" deberían de tomar en consideración. Aunque se guardan mucho de mentar el tema.

SANTA COACCIÓN

Sus detractores encuentran hoy poco evangélico ese espíritu corporativo que lo llevaba a reclamar "sacerdotes que se sacrifiquen gustosos por sus hermanos" y "hombres jóvenes que van a servir a todas las almas, especialmente a las de sus hermanos".

En este caso las palabras ocultan la realidad y sirven para expresar lo contrario del ut iacent: hubo de inventar sus sacerdotes para mejor controlar a su grey, no le valía cualquiera, mucho menos los diocesanos de su edad: no le obedecían rendidamente. Para decir misa, confesar, impartir sacramentos valen todos los sacerdotes, él se arregló para que diversos obispos amigos le hicieran el favor de impartir el sacramento del Orden a numes, deformados a su imagen y semejanza y para su uso exclusivo. Rompiendo la comunión en la Iglesia y organizando su rebaño aparte. 
Como todo bicho viviente opusino, si los curas se interesan por alguien es para atraerlo al rebañico escrivariano. Nadie puede pastar a su aire por esos mundos en caso de que descubran en la persona algún atractivo o futuro beneficio. 
Dura verdad, pero verdad.

Cuando alguien de los hermanos se alejaba más de la cuenta de buen camino, el Padre lo recriminaba con energía. Sus críticos lo consideran "arrebatos de ira". Sus hijos, "santa intransigencia". Para devolver a un hijo al recto camino aceptaba utilizar, siempre por su bien, todo tipo de presiones: lo que él llamaba "santa coacción". Los ataques exteriores recomendaban a veces recurrir a la "santa desvergüenza". Hermanos separados aseguran que es común en el "opus dei", y lo fue en su fundador, el recurso a la santa mentira, siempre encaminada a un fin apostólico.

La correcta educación de los jóvenes recomendaba el control de sus lecturas, conversaciones privadas, correspondencia, llamadas, amistades y relaciones familiares...Incluso los supernumerarios, que no hacen votos, han de aceptar estrictas normas de conducta. Un joven del Opus no puede besar a su chica así como así...Además, si es como Dios manda, no se echará novia sin consultar primero con su director espiritual.

El neurocirujano G.P., que actualmente reside en Méjico, explicó así a esta revista por qué dejó la organización: "Fue cuando conocí a la que hoy es mi esposa. Me dijeron que no convenía, que la dejara. Que solo había estudiado primaria y yo me tenía que buscar una de mi nivel. Me pareció inadmisible."

Maria Jesús, de Madrid, se fue hace unas semanas del od, donde estuvo tres años. "Al salir no me dejaban en paz", dice. Cuando estaba dentro le controlaban "hasta la ropa". Descartados los pantalones, la falda corta y la ropa ceñida. Al final, todas acabábamos por tener un aire inconfundible. Se inmiscuían en todo, incluso en mi familia y en mis relaciones afectivas. No era libre, aunque proclamaran que lo era".

Cambio 16, marzo 1992

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