50 AÑOS DE MONARQUÍA. DIFÍCIL SALIR

Me ha parecido un documental superinteresante, cuando Argelia dejó de ser francesa, después de más de 130 años, y el ejército francés en 1962 fue capaz de disparar contra los propios pobladores franceses, porque el gobierno de París había decidido que había que abandonar. Tipo Sáhara occidental, con mentiras del poder, con menos disimulo y más muertes. Mayor el trauma para quienes tuvieron que salir de allí con lo puesto.

 A pesar de que poco antes de Gaulle les había prometido que Argelia seguiría formando parte de Francia, los "pies negros", un millón, tuvieron que abandonar dejando campos, casas, muebles...lo poco o lo mucho que tuvieran para volver a una metrópoli de la que habían salido sus abuelos y bisabuelos. Entre esos pies negros había españoles, italianos, malteses...que en principio y sobre todo en las clases bajas eran capaces de relacionarse amistosamente con los argelinos originarios de religión musulmana, con los que sin embargo, no había matrimonios. Imposible. Trágica historia que terminó mal, entre otras cosas porque Francia nunca reconoció a los musulmanes como ciudadanos de primera, sino de segunda, con  menos derechos. Al final, expulsión y ruptura, no fue posible la Argelia francesa.
De ahí salieron extremas derechas, OAS, organización terrorista que mediante atentados se agarraba a la permanencia en Africa. 

En los 50 años del deceso se impone, es un historiador, no un aficionado. 





Estos otros por el contrario comentando un libro que todavía no ha salido en España pero sí en Francia son amateurs hablando como si supieran de lo que no saben, pero lo pongo por el opusino Apezarena, del Confidencial Digital, donde según el informador secreto, el poder dejaba sus mensajes que había que saber leer entre líneas. Lo veo venido a menos y mayor, el paso del tiempo no tiene piedad de nosotros. Son entretenidos aunque no digan nada de fuste, a mi parecer, lo tradicional que el rey trajó la democracia y demás zarandajas. Mi pensamiento cuando no tenía ni idea de los entresijos ni había leído a Patricia Sverlo que resultó ser Rebeca Quintans.








En el cincuenta aniversario del reinado, seguimos en dos versiones tan distintas sobre la historia de la monarquía borbónica restaurada por el dictador, los que defienden el mito, los que lo destruyen. Como con el escrivarianismo. Imposible conciliación. Real negocio de armas con el famoso Kasogui. Asociado con futuros presidiarios. Cobrando céntimos por cada barril de petróleo que entraba en España. Los Apezarena & cia casi lo santifican.

El que va más lejos hoy por hoy en la desmitologización, descubridor no ya de robos, sino de crímenes en su nombre, qué diferencia de retrato con los cantamañanas del ViOne


Se entiende como los que defienden a su santidad el ex rey son los más amigos del poder. No hablan para nada de cómo visualizaba a las chicas que le gustaban en la tele y enviaba a que se las pescaran para disfrutarlas, impresionante hoja de servicios para el proceso de santificación de Su Alteza. Los opus patrios a fondo con él, por apellidarse Borbón, aunque también le han lanzado amenazas veladas de vez en cuando.




ABANDONAR LA OBRA DE DIOS: EL ACOSO Y DERRIBO DE LOS FUGITIVOS O LA MUERTE CIVIL

La maldición bíblica, en boca del Padre, pesará para aquel de sus miembros que deje de pertenecer a la secta. Escrivá sentenciaba: "El que se sale de la Obra, abandona la barca y se va a la oscuridad".

Los disidentes del Opus son perseguidos, calumniados, y se trata de aislarles para que no puedan contar lo que han visto, y si lo cuentan a pesar de todo, para que nadie les haga caso. Los medios de comunicación, en gran parte manejados o dependientes de Bancos alcanzables por la Obra o con miedo hacia el Opus, no han prestado casi ninguna atención a estos testimonios.

La Obra, dice Alberto Moncada, echa mano de los mejores recursos para retener al rebelde. Es también el momento de abrir la caja de los truenos y sugerir que no perseverar puede llevar a la condenación eterna,  amenazando a los cómplices o a los neutrales con la idea de la comisión de un pecado grave.

La salida de la Obra es un fenómeno curioso porque, de pronto, sientes lo poco que importas a unas personas que han sido testigos de años de tus mejores afanes. Eres un expediente para archivo. Se acabó. Y cuantas menos señales de vida des, mejor. Porque constituyes un recordatorio candente de sus fracasos.

De todas formas, la ira divina tiene una genuina vía de expresión en la persecución a la que, en muchas sectas, someten a sus antiguos miembros. Son ya muchas las denuncias publicadas, avaladas por la credibilidad y/o pruebas de sus autores, que sitúan al Opus Dei, a sus hombres, en el eje de campañas de persecución en contra de sus ex-afiliados de cierto peso. De esta forma, desde los infinitos resortes que los obedientes hombres del Opus Dei controlan en la sociedad, se han llegado a arruinar vidas y carreras profesionales de algunos de los tránsftugas de la Obra que han mostrado excesiva locuacidad. Cualquiera que investigue los aledaños del Opus se encuentra siempre con una constante claramente verbalizada: miedo a hablar.

María Angustias Moreno tiene escrito que marcharse de la Obra no es fácil. ! "Y Si eres y dejas de serlo pasas a ser integrado en el grupo de los absolutamente marginados. Pasas a ser despreciable. De la noche a la mañana se acabó toda relación, todo interés hacia la persona que se va. Los mismos que decían quererle tanto, que proclamaban estar dispuestos a dar su vida por él, que se aprovecharon de sus mejores posibilidades, le ignoran, le olvidan por completo. Ya no les importa lo que puede necesitar, les tiene sin cuidado cómo vaya a rehacer su vida. Para todo ha dejado de contar, no quieren volver a saber nada, preferirían no cruzarse nunca más con él por la calle. ¡Es una demostración palpable de lo poco que importa la persona!

Los mismos que, tiempo atrás, se hubieran volcado - interesadamente - con uno porque era de la Obra, después le ignoran y evitan porque ya no lo es. "Los que se van es como si hubieran muerto". 

Para los del Opus, la salida de la Obra es una deserción sin paliativos, una traición. Un consentimiento y pacto con la tentación diabólica. De donde es lógico deducir que quien sale se va al abismo, se pierde irremisiblemente. Sus esfuerzos de nada sirven ya. Creo - sigue diciendo María Angustias - que de alguna manera sobreentienden que los que se marchan tienen la obligación de condenarse.

Basta dejar el Opus para perder la santidad.

A otra numeraria le presionaban, siendo los consejos que la daban para quitarle de la cabeza la idea de marcharse los siguientes: "El que se va de la Obra traiciona y vende a Jesús", "Nadie que se ha ido de la Obra ha sido feliz", "Te espera el infierno".





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